Yasmín, en el ojo del huracán

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Cuando alguna persona intenta llegar a un cargo público, sobre todo cuando debe pasar por la aprobación de un órgano colegiado, salen a la luz pública infinidad de acusaciones, selañamientos, sospechas, dudas.

Las acusaciones a veces son fundadas; otras resultan falsas.

Y no es culpa del periodismo de investigación, el cual se abre cuando ‘alguien’ aporta datos; fuentes de carne y hueso o anónimas. O la pesquisa se extiende cuando se encuentran datos interesantes en una investigación que puede iniciar por mero interés periodístico.

La reflexión anterior viene a colación por el caso de la ministra Yasmín Esquivel, a quien se le ha acusado de plagiar la tesis que presentó para titularse como Licenciada en Derecho por la Universidad Autónomo de México (UNAM), justo cuando se perfila para presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Jurénlo que si ella no quisiera convertirse en Presidenta de la Corte, nadie se hubiese dado a la tarea de desempolvar su tesis. Tal vez la investigaban desde cuando fue nombrada ministra, pues desde entonces pintó como probable sucesora del ministro Arturo Zaldívar.

El periodista y académico de la UNAM, Guillermo Sheridan, hizo la acusación en un artículo escrito por él mismo y difundido en Latinus, donde publica extractos escaneados de la tesis de Yasmín Esquivel y de la tesis de Edgar Ulises Baez Gutiérrez; y, ciertamente, parecen idénticas, solo cambia el tipo de letra.

Ambas tesis tienen una diferencia de un año en su presentación, primero fue la de Baez.

Obviamente, la hoy ministra negó rotundamente haber plagiado la tesis. En su defensa han salido personas que en su momento la asesoraron en la realización de la tesis. Y el área competente de la UNAM hace la investigación correspondiente.

Ojalá resulte una mera casualidad. Porque se trata de una falta muy delicada, que pone en entredicho la probidad de Yasmín Esquivel, cuyo pecado mayor en este momento quizá sea la afinidad que le dispensa el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

¿Por qué se asustan? La praxis no es nueva. Buena parte de los miembros del Poder Judicial de la Federación y del Poder Judicial en las entidades federativas, son personas afines al titular del Ejecutivo correspondiente.

Hay quienes han llegado a ser jueces, magistrados, ministros, sin los conocimientos ni el merecimiento debido, pero obtienen el cargo por la amistad, compadrazgo u otro vínculo, con el mandatario de que se trate; a veces son pago de favores de campaña.

Claro, hay casos de personas con los conocimientos y merecimientos, pero se agarran de la relación que los une con quien propone (o palomea) los nombramientos porque es la única manera de acceder a tan altos cargos jurisdiccionales. Quizá solo uno entre mil llegue por todos los méritos propios.

Retomando el tema: El cargo al que aspira Yasmín Esquivel (la presidencia de la SCJN) y la afinidad con AMLO, pone a la ministra en el ojo del huracán.

Y no se trata de ver quién ha hecho más daño, si ella o quienes denuncian, sino lo que puede representar que una ministra, que un ministro, haya plagiado su tesis para obtener el título en la Licenciatura en Derecho. Los cargos jurisdiccionales necesariamente tienen que ejercerlos profesionales en esta ciencia jurídica.

Corresponderá al área competente de la UNAM emitir un dictamen sobre la tesis de Yasmín Esquivel, que por el bien de ella, de la Corte y de la máxima casa de estudios, ojalá sea un fallo de original. Y no obstante, quedará la duda sobre la similitud de tesis.

La propia Yasmín Esquivel debería investigar el por qué. Para limpiar su imagen, más que para conseguir la presidencia de la SCJN.

 

FILTROS 

Las universidades, la Secretaría de Educación Pública, deberían contar con un sistema de filtros para verificar la autenticidad de las tesis presentadas por los alumnos.

Las tesis no deberían ser aprobadas hasta pasar rigurosas pruebas de autenticidad.

Así, se evitarían conflictos posteriores.

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