La ruta de la insaculación para elegir consejerías

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Ciertamente como lo han manifestado personas en redes sociales, nunca se ha recurrido a la insaculación como método para la selección de las consejería del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Pero es una ruta plenamente válida porque ya la establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Veamos.

La Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados debe impulsar la construcción de acuerdos para la elección de consejerías de entre la relación que le remita el Comité Técnico de Evaluación en una proporción de cinco personas por cada vacante que éste seleccionará de entre el total de aspirantes.

O sea, la Jucopo por acuerdo (votado) debe seleccionar a una persona de cada quinteta para luego remitir al Pleno las propuestas para la aprobación correspondiente, en su caso.

Es aquí donde se prevén las siguientes hipótesis de la ruta de la insaculación:

“Vencido el plazo que para el efecto se establezca en el acuerdo () sin que el órgano de dirección política de la Cámara haya realizado la votación o remisión (al Pleno), o habiéndolo hecho, no se alcance la votación requerida en el Pleno, se deberá convocar a éste a una sesión en la que se realizará la elección mediante insaculación de la lista conformada por el comité de evaluación.” 

Y en caso de no concretarse la elección de consejerías en la Cámara de Diputados, ni siquiera por insaculación, entonces “el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación realizará, en sesión pública, la designación mediante insaculación de la lista conformada por el comité de evaluación.” 

Sería lo ideal, porque así ningún partido político, vía su respectivo grupo parlamentario, llevaría mano en la selección de consejerías, ni las personas seleccionadas por insaculación les deberían el favor, que luego los partidos quieren cobrarse con decisiones del INE.

La insaculación quizá mermaría la partidización de las consejerías, solo mermaría, porque la partidización puede darse desde la integración de las quintetas por parte del Comité Técnico de Evaluación, considerando que éste se conforma por siete personas de reconocido prestigio, de las cuales tres son nombradas por la Jucopo, dos por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH y dos por el órgano autónomo de transparencia.

Entonces, desde la integración del Comité puede deducirse qué partido político predomina y, en consecuencia, así conformarán las quintetas de aspirantes a la Presidencia del Consejo General del INE y a las consejerías que en breve quedarán vacantes.

Y miren, suele haber aspirantes sin afinidad política. Pero se les etiqueta, se les pone un sello, porque desafortunadamente el procedimiento permite la injerencia de los partidos políticos vía los grupos parlamentarios. Incluso, en la praxis las personas aspirantes se ven hasta en la necesidad de cabildear la posibilidad de verse favorecidas con la designación.

Como parecen irreconciliables las posturas de Morena y aliados frente a la oposición (PAN, PRI y PRD, además de Movimiento Ciudadano), es probable la ruta de la insaculación, a la cual pretende llegar el partido guinda corriendo el riesgo de resultar seleccionadas por este método personas sin afinidad a la “Cuarta Transformación”.

Al parecer Morena lo preferiría así, a ceder a que la alianza PRI-PAN-PRD proponga y ponga a la persona titular de la presidencia del Consejo General del INE o las consejerías. Con seguridad, esta oposición tampoco estará dispuesta a dejarle la decisión a Morena.

No es para menos, pues está en juego la suerte del árbitro electoral y, en consecuencia, de los procesos electorales, empezando por los locales para la elección de las gubernaturas de Coahuila y Estado de México, y siguiendo con los concurrentes de 2023-2024, donde la joya de la corona será la renovación de la Presidencia de la República.

En fin, a ver qué pasa con relación a la designación de consejerías.

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