Andrés Manuel López Obrador es hoy un presidente sumido en su adversidad. No ha ganado una. Todo lo que ha hecho enfrenta amparos, juicios de nulidad o inconstitucionalidad, y sus obras sexenales viven la descalificación y el conflicto.
Ya no provoca el aplauso. Hace mucho que ya no escucha aquel grito ciudadano que lo llenaba de orgullo. Ese de “es un honor estar con obrador… es un honor estar con obrador”.
Tampoco llega ya a las salas de espera de los aeropuertos ni hace cola por su boleto. Y no lo hace porque esos momentos se volvieron tensos, de reclamo social e injurias.
Y ahora los ciudadanos que lo critican, esos de las clases medias que tanto detesta, no sólo han decidido expresarse en cientos de miles sino que han decidido arrebatarle las calles y las plazas que él sentía suyas.
Al grado de que el domingo pasado, con multitudes de rosa en calles y plazas de -afirman- 120 ciudades de México, y una docena más en el extranjero, y el Zócalo y calles aledañas a reventar, de repente se dio cuenta que se le acabó el tiempo, que le falta año y medio para irse, y que ya no puede hacer nada.
Hoy sabe plenamente que ya va en el tobogán del fin irremediable, ineludible de su mandato.
Sus mañaneras ya no calientan. Habla y habla y habla en el vacío. Se burla del pueblo y reta a sus críticos que cada vez lo desdeñan más. Ya casi nadie lo pela.
No sólo sabe que su Plan B electoral está más que muerto, sino asuntos como el de Tesla muestran que ya no le tienen miedo. Quiso jugar a las vencidas con el rico más rico del mundo y lo dejaron de lado. Lo quería obligar a poner su planta en Tabasco que porque ahí hay mucha agua y, como dice él, lo batearon.
Desde un principio estaba decidido que Tesla iría a Nuevo León, porque ese estado tiene lo que no tiene el sureste: colindancia con Estados Unidos, infraestructura industrial, vías rápidas y modernas de transporte de productos, centros universitarios y de educación superior que generan mano de obra especializada como la que requiere Tesla, cultura y tradición empresarial e industrial, etc-etc.
Lo que debió hacer AMLO desde que llegó, se lo dijo claramente Ifigenia Martínez, era dotar al sureste de todo eso que tiene Nuevo León -claro la cercanía con EU es imposible- para generar polos de desarrollo, empleo, bienestar, equidad social y económica y etc-etc.
A no, primero era 2 Bocas. Y el tren maya. Y cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Tómala.
Hoy ya se le acabó el tiempo, y el impulso, y el poder. Fracasó. Ni modito.
Hoy sólo tiene enfrente la marea rosa que le reclama que el INE y su voto no se toca, lo que es esencial para conjurar, vacunar a México de sus locuras,
Feo caso el suyo.
MONREAL SE PREVIENE
Ricardo Monreal es sin duda uno de los políticos dentro de la 4T- de los más cercanos a
Y desde la presidencia de la Junta de Coordinación Política y la coordinación del grupo parlamentario mayoritario en el Senado, tiene asiento más que de primera fila del momento de México.
Es uno de los que sabe que esto ya terminó. Que no hay más tiempo para AMLO y su gobierno. Y además ha tenido en sus manos un Plan B electoral al que él mismo ha considerado inviable constitucionalmente ya no digamos políticamente.
Sus advertencias son producto de ello. A convocado a sus compañeros de viaje dentro de Morena, a no minimizar a la oposición y ha reconocido que la contienda del 2024 se puede perder para la 4T.
Otra más la expresa cuando les pide ser responsables con el pueblo y con la República, y reencontrarse con las clases medias, los empresarios, universitarios y todos los sectores sociales que acompañaron a AMLO y a Morena para llegar a la Presidencia.
Y que antes que satanizar o descalificar a quienes se manifestaron el domingo pasado hay que ir a las fallas cometidas para “recomponer nuestra relación con ellos”.
No se puede recomponer lo que no se ha dañado. Ese es el caso advertido por el zacatecano. Sabe que AMLO ha hecho más daño que bien.
INSEGURIDAD
El clima de inseguridad que se vive en México es uno de los más graves de nuestra historia reciente. De ahí que los servicios de seguridad privada tienen una tarea especial e importancia creciente en los programas de inversión del sector productivo indica la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada, la AMESP.
Ello es sin duda un renglón importante en el gasto de las familias, las cuales recurren cada día más a la contratación de guardias de seguridad, alarmas, cámaras de videovigilancia y otros servicios.
La seguridad privada es hoy en el país un componente estratégico en la economía y en el desarrollo nacional.
Durante los años recientes este sector ha registrado un importante crecimiento y auge no sólo por la inseguridad que se vive sino porque se trata de una industria vinculada al desarrollo. Principalmente acompaña el crecimiento del país, camina y apoya el nacimiento y progresión de las ciudades y sociedades mexicanas con profesionalismo y con desarrollo tecnológico, la creación y continuidad de los negocios y las infraestructuras.
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