Ni marchas ni marchos

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Verificada la marcha del 26 de febrero, no hay que adelantar resultados ni mucho menos las lecturas extrañas. ¿Fue exitosa? acaso si la Corte detuviera el Plan B. No antes. Y que nadie lo olvide: en México la Corte dirime controversias, no se asoma a la ventana a ver cuántos van a una marcha. Ya luego…éxito ¿de los ciudadanos? ¿asistentes y no asistentes, por igual? no. La marcha la nutrieron, pero no la convocaron ciudadanos de a pie o apartidistas. No era convocatoria ciudadana. Los convocantes sí importan, pues están perfectamente enquistados en intereses puntuales antigobierno actual, notorios y sabidos y no son intereses ciudadanos; y han articulado la marcha usando a los asistentes de a pie como carne de cañón. Así que no es lo mismo. Cada quien sabe a quién le presta su tiempo libre para nutrir el qué.

Una cosa es el despliegue de ánimo de participar en una marcha y otra, obtener resultados buscados. ¿Llenar el Zócalo? eso sería muy pobre de ser la meta a alcanzar. La marcha del 26 de febrero no ha de negarse, pero tampoco es la gran marcha. Punto.

Desafortunadamente, mucha gente ni ha leído el Plan B ni le interesa. Va de oídas, con un absurdo miedo a un comunismo que no existe ni se le ve ni espera, pero así se apunta a una marcha y es lo que hay. En cuanto a los convocantes, importa porque la Marcha ha sido ante todo, su interés de reflectores contra el gobierno de López –aunque no falta opinólogo que lo negara, aduciendo que esas marchas no giran en torno a López [aunque sí] y sea quien no gustándoles ni tantito, impulsó lo que denuncian– y  fue una marcha no convocada por ciudadanos, sino convocada por politiquillos tales como Calderón o Fox y no son la mejor carta de presentación. ¿El INE no se toca? ¿en serio? ¿piden, entonces, intocables en democracia? ¿aluden al que regentea Lorenzo Córdova? desde luego esta columna no está de acuerdo en no tocarlo. En democracia no hay intocables. Cuando vemos en tal marcha a impresentables como Alito, a  Zambrano, a Ruiz-Massieu, a Rubén Moreira (por favor), a Creel, a Cosío (otro…)  encabezándola, francamente agradece uno no haber acudido. Compartir espacio, “intenciones” o esfuerzos con tales no es precisamente algo que edifique ni mucho menos, a nadie y nada revela en ellos un espíritu democrático, del que siempre han carecido. ¿En verdad comparten tales convocantes impresentables, los mismos intereses de los ciudadanos que, acaso y de buena fe, se sumaron? Por favor. Sabemos que no. Vista la trayectoria de tales, es absolutamente dudoso coincidir.

Por último, desde el panismo y muy particularmente del más retro, lanzaron consignas extrañas como que los verdaderos ciudadanos irían a esa marcha. Qué forma tan lerda de plantear un tema público. Se colocan en la misma errática postura –que tanto criticaron y critican– de López Obrador en el sexenio de Calderón, que daba cada 15 de septiembre “El Grito de los Libres”. Ni quien se abstuvo de ir a la marcha es menos ciudadano –a menos que el PAN esté aceptando que clasifica personas y ciudadanías, cosa ilegal, por cierto, por entrañar discriminación– ni menos ciudadanos fueron los que no secundaban a López en aquellos lejanos días, que no eran menos libres. Como perorata política esa clase de disparates engañaincautos, muy propios del PAN, son eso: peroratas y disparates. Como verdad a sostener desde sus posturas recalcitrantes, se cae sola y es deplorable y condenable su dicho.

Desde luego, que la marcha no pretendía ser ciudadana en sus fines ni el INE era la causa real, motivándola. Vistos los convocantes y las cabecillas que se dejaron ver, nada apartidistas, nada desinteresados y los intereses muy particulares y no ciudadanos que los mueven y la han motivado, deja mucho qué desear. Asimismo, no se niegue que el ciudadano asistente fue, sobre todo, simple carne de cañón.

Y hay que puntualizar: se equivoca quien ha sostenido que López Obrador debe su puesto al INE o usó al INE para llegar al poder y entonces, que no lo toque. O peor, que por esas causas no debiera tocarlo. Qué extravío intelectual de quien afirme esas tres cosas.  Es una mentalidad muy priista, dígase. Así, informemos: López se apegó a las reglas electorales que conducen a candidatos e INE a conseguir resultados puntuales legales. ¿Ve? no es lo mismo. Y para formar gobierno. Para ¿acceder al poder, dicen? decirlo así es una visión muy priista, muy patrimonialista, una visión muy vetusta, muy caduca y sumanete equivocada. ¿Poder? Ni que fuera qué…. Gobierno, no poder. También es importante aclarar: el INE no hizo presidente a López. Ni a ningún predecesor. Ellos siguieron las reglas electorales imperantes, ganaron una elección y nada más. El INE ni da ni quita. No está facultado para ello.

Cabe apuntar que en efecto, no es adecuado que el presidente descalifique la marcha como ejercicio democrático. Ciertamente, como ha hecho esta columna, es pertinente separar convocantes de ciudadanos sí comprometidos, que no son ni fueron lo mismo.

¿La marcha del 26 advierte al lopezobradorismo que la oposición estará presente en 2024? más que advertírselo debería de estar trabajando candidaturas y propuestas y no se le va hacerlo.  Que ¿con esta marcha se advierte que Morena puede perder? Decirlo, sería un craso error. Esperemos a las elecciones. Ya no es la época priista en que sin ellas o con ellas podías hablar de ganadores y perdedores a priori. Es que Morena puede perder el 24 desde el 1 de diciembre de 2018. No será con frases elocuentes como se gane o se pierda. Desde ya que quede claro a todos. Morena perderá si no levanta la economía, justo como perdió el PRI en 2018. La oposición no ganará solo a base de insultos, que es lo que único que ha escupido estos 4 años y poco más. Quien logre entenderlo, dese por bien servido y estar del otro lado.

Como colofón de la peculiar marcha del 26 de febrero, tenemos la insufrible declaración de Córdova. Retobón, Lorenzo Córdova dijo que el Plan B es demencial. ¿En serio llama dementes a los autores de tal? ¿él? una vergüenza insigne de la democracia mexicana. Pues qué bien que quede claro quién es quién y enseñen sus credenciales. Al racismo y la jactancia bien sabidas de Córdova, a la ilegalidad que lo viste, sumemos que llama demencial a lo que no le cuadra. Estamos hechos con este vergonzante árbitro electoral…

Post scriptum:

Es una jugada magistral de López Obrador decirle a Calderón que acuda al Palacio Nacional a explicarnos, a la nación, sus nexos reales con García Luna. Calderón o la bebe o la derrama. Y ello referido a que la toma o la deja, no a otra cosa rumoreada. Mejor ofrecimiento institucional no puede esperarse ni recibirse. Calderón debería de saber que un presidente tiene siempre poder de convocatoria. Debería de saber que quien nada debe, nada teme y que, finalmente, ya no es presidente. Así que los secretos de Estado deben resguardarse, sí, pero no por ellos ser hundido por tales. Lo dicho, ante tan insigne ofrecimiento, Calderón o la bebe o la derrama.