Erdogan: el tótem turco

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Recep Tayipp Erdogan comenzó siendo alcalde de Estambul (1994 a 1998) y fue encarcelado por intolerancia religiosa por leer un poema del poeta turco Ziya Gokalp razón por la que no terminó su período como alcalde y decidió fundar su partido político, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, que se convirtió en su plataforma para llegar al poder: durante once años fue primer ministro y en 2014 fue elegido presidente y desde entonces no ha soltado el poder.

Y tras más de veinte años gobernando ininterrumpidamente a la nación turca ha vuelto a ganar muy a pesar del dolor social generado por los terremotos aunado a la creciente inflación que en marzo pasado fue del 50.5 por ciento.

Lo ha hecho además con un discurso todavía más conservador que el habitual para este político islamista con una fobia racial contra el pueblo kurdo al que acusa de tener líderes terroristas.

El pasado domingo, mientras España atendía su vorágine electoral interna, en Turquía la ultraderecha liderada por Sinan Ogan (obtuvo el 5% de los votos en la primera vuelta) pedía que se votase a Erdogan y no a Kilicdaroglu, del Partido Republicano del Pueblo que aglutinó un frente de centroizquierda en el que incluso incluyó a una facción política kurda. Erdogan venció con más del 53.71% de los votos a su favor.

¿Qué significa la victoria de Erdogan? Para los turcos la continuidad de sus políticas conservadoras. A sus 69 años, Erdogan ha prometido que devolverá a los sirios a su país y que coadyuvará a la reconstrucción de sus viviendas en Siria.

El primero en felicitarlo por su nuevo triunfo fue Vladimir Putin. El dictador ruso destacó “el trabajo desinteresado” de Erdogan al frente de la República de Turquía y su buena labor por fortalecer “la soberanía estatal” y tener una “política exterior independiente”.

El mandatario turco es el único líder que ha logrado sentar en la mesa a los ucranios y rusos durante unas iniciales pláticas de paz el año pasado que terminaron fracturadas luego de que Putin reconociese en la Constitución a Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón como territorio ruso.

 

A COLACIÓN

Ha sido, además, el único que ha tenido la iniciativa de mediar entre rusos y ucranios (luego se sumó la ONU) para sacar adelante un acuerdo de exportación de granos y cereales de Ucrania en los puertos controlados por los rusos en el Mar Negro y el Mar de Azov.

A su vez, la UE ha hecho un llamado para profundizar la relación: Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, escribió un tuit felicitando a Erdogan por su reelección.

En el mismo sentido, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tuiteó sus felicitaciones y manifestó su esperanza por “continuar construyendo la relación UE-Turquía”.

Turquía es miembro de la OTAN desde 1952 y, en cambio, no ha podido ingresar en la UE: en octubre de 2005 se iniciaron las negociaciones bilaterales para la adhesión plena de Turquía en el bloque europeo y desde entonces a la fecha, sigue esperando. En 1999, se le concedió el estatus de candidato oficial para ingresar, pero por el momento no ha logrado entrar al selecto club europeo.

Gracias a Erdogan y a Orbán es que Finlandia logró ingresar a las filas de la OTAN porque, Turquía y Hungría, eran los dos países cuyos parlamentos se oponían mientras los otros 28 países miembros ya habían dado su visto bueno. No ha sido favorable para Suecia, país al que Erdogan acusa de proteger a terroristas kurdos.  Erdogan tratará de capitalizar para sí cualquier apoyo, tanto a Europa como a Rusia o bien a Estados Unidos…  el mundo ya lo conoce.

Hay quienes hablan de él señalando que es un líder exquisito de finas maneras, un gentleman, con pocas pulgas. En la pasada cumbre de la OTAN en Madrid, en junio del año pasado, Erdogan se robó el protagonismo de la cumbre al conceder su aval para que tanto, Finlandia como Suecia, llevasen a cabo su proceso de adhesión a la Alianza Trasatlántica.

Luego se salió con la suya porque al final impone sus tiempos y sus condiciones al respecto. Con Helsinki ha terminado cediendo y el parlamento turco votó este año por el ingreso definitivo de Finlandia, sin embargo, no de Suecia.

A Erdogan le quedan cinco años por delante como presidente. Su papel dentro del juego de la política internacional es relevante porque tiene que ver con muchos conflictos desde Siria hasta Yemen; mediador entre Ucrania y Rusia. Es el único político que se reúne lo mismo con los protagonistas y los antagonistas a nivel internacional. Hasta Putin habla bien de él, aunque sus drones turcos, los Bayraktar, sean utilizados por los soldados ucranios, para matar a los soldados rusos. Maniobras así solo las puede hacer el tótem turco.