El priismo no está muerto. La prueba son los resultados en las recientes elecciones a las gubernaturas de Coahuila y del Estado de México.
En Edomex el Programa de Resultados Preliminares (Prep) arroja 1,750,795 votos para el PRI, partido que aportó el mayor número de votos en la alianza con el PAN y el PRD, los cuales obtuvieron 701,573 y 183,227 votos, respectivamente. La equivalencia en porcentajes es del 28.1740%, 11.2898%, y 2.9485%.
En Coahuila igual: 616,466 para el PRI; 89,473 para el PAN; y 35,792 para el PRD. Y que equivalen al 47.3201%, 6.8679% y 2.7474%, respectivamente.
En totales (que al parecer no se moverán sustancialmente con los cómputos distritales), la votación de la alianza PRI-PAN-PRD anda en los 2,755,532, que representan el 44.3423%; mientras en Coahuila fue de 741,731 que equivalen al 56.9355%.
Quizá la siguiente razón influyó en la alta votación priista en aquellas entidades federativas: Que son gobernadas por mandatarios emanados del PRI y tal vez echaron una manita en esa operación conocida como elecciones de Estado, sobre todo en Coahuila donde esta alianza le ganó a Morena mucho gracias a la profunda división interna del partido guinda en esta entidad.
¿O será que es como dicen en círculos políticos? Qué los líderes de la alianza pactaron con Morena: Edomex para éste, Coahuila para la alianza. Vaya usted a saber, lo que sí es que pareciera que en Coahuila los morenistas no movieron ni las pestañas el día de la jornada electoral.
En fin, los resultados en ambas entidades federativas reflejan que hay un priismo vivo, quizá entre militancia, simpatizantes y ‘voto cautivo’ por los programas y acciones del PRI como gobierno. Incluso, pudo haber ‘voto coptado’.
Pero ese priismo ¿hasta cuándo vivirá? Sobre todo en el Estado de México donde la gubernatura quedará en manos de Morena. De hecho, el priismo no creció en Edomex con Alfredo del Mazo Maza como jefe político del PRI y quien en 2017 ganó la gubernatura por 2,040,000 votos, de los cuales alrededor de 1,729,049 votos fueron priistas y el resto lo aportaron los partidos aliados.
En las elecciones de 2018, en Edomex, que es la entidad con la más alta lista nominal de electores en el país, el PRI apenas alcanzó 1,355,535. Y en los comicios de diputados federales de 2021, subió a 1,743,117; en ambos casos votos del partido sin contar votación de aliados.
Ya en orfandad, ¿el priismo mexiquense sobrevivirá?
Tal vez le ocurra lo mismo que al priismo de otras entidades federativas: Se fue a otros partidos políticos, se encuentra abandonado, o está a merced de las cúpulas locales que en su mayoría obedecen las órdenes del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito”) y camarilla.
Y así, difícilmente el Revolucionario Institucional podrá repuntar para las elecciones 2024; su suerte está en “veremos”, máxime porque como “Alito” se siente fortalecido con la votación del domingo pasado en Coahuila y Edomex (aunque en esta entidad haya perdido), seguramente impondrá candidaturas y ahí vendrá una pala más de tierra al PRI.
Incluso, en Coahuila. El comportamiento electoral es diferente en elecciones locales que en elecciones federales madre, como las del próximo año.
Lo ideal para el PRI sería contar con una estructura nueva: Desde el Comité Ejecutivo Nacional hasta los seccionales, pasando por los Comités Estatales. Pero ya no hay tiempo y además acaban de ratificar la permanencia de “Alito” aun cuando ha sido el principal ‘enterrador’ del partido junto con su camarilla.
Una estructura nueva y candidaturas basadas en liderazgos regionales para senadurías, diputaciones federales y locales, presidencias municipales, alcaldías, las ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Pero Moreno Cárdenas y élite procederán diferente en la selección de candidaturas.
No se diga para elegir la candidatura presidencial de la pretendida alianza “Va por México”.
Por eso insistieron en su permanencia al frente del Comité Ejecutivo Nacional.
Así, ¿sobrevivirá el priismo nacional al 2024?
Y si la esperanza es la alianza con el PAN y el PRD, pues imagínense. El partido del Sol Azteca está a punto de desaparecer en el país, y Acción Nacional nada más no repunta; ahí están los resultados del Estado de México y Coahuila como botón de muestra.
Marko Cortés y Jesús Zambrano también son un fracaso al frente del PAN y del PRD, respectivamente.