Morena, continuar, estancarse o irse en picada

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El Consejo Nacional de Morena del próximo domingo será determinante para el futuro de este partido rumbo al proceso electoral federal 2023-2024 concurrente con procesos locales en unas 30 entidades federativas donde se elegirán diversos cargos populares.

Del resultado de dicho Consejo depende que Morena continúe a la alza como opción política, se estanque o empiece su descenso. No es inmune al ‘debut y despedida’ en la Presidencia de la República, gubernaturas, escaños, curules, concejalías, etc.

Para continuar necesita como mínimo respecto a la sucesión presidencial:

Candidatura “en unidad”: Para lo cual es indispensable consensuar el método de selección interna y requisitos ex profeso; circunstancia que permitiría al partido garantizar su cohesión fortalecida con la suma de las ‘corcholatas’ de los partidos aliados, los cuales no tienen la mínima posibilidad de ganar por sí mismos, pero pueden lesionar la sucesión, sobre todo el petista Gerardo Fernández Noroña, representante de la izquierda radical, salvo que esto sea un mito.

Claro, el PT sacará su tajada de candidaturas a los otros cargos populares a disputarse el próximo año; el PVEM también. Por cierto, éste ha mantenido una relación más estrecha con Morena, de más solidaridad tal vez por la amistad entre la familia de Manuel Velasco y Andrés López Obrador.

Candidatura atractiva electoralmente: Además de la “candidatura en unidad” es necesario que al mismo tiempo sea una candidatura atractiva para el electorado en general, a menos de que la expectativa de Morena sea conformarse con el resultado de su “voto cautivo” más el “voto duro”.

Y esa suma anda más o menos en la cifra arrojada en la consulta de revocación de mandato de 2022: Alrededor de 16 millones de electores en el país, que son quienes votaron a favor de que siguiera AMLO en la Presidencia de la República hasta concluir su mandato.

Claro, dada la importancia de la renovación presidencial, en la jornada electoral suele haber más votantes que cuando se trata de otro ejercicio de participación ciudadana.

Sin embargo, si la candidatura de Morena no resulta atractiva para la militancia y para la ciudadanía en general corre el riesgo de que su votación baje considerablemente. De por sí no será tan alta como la obtenida por López Obrador en el 2018.

Y una votación baja de Morena en la elección presidencial impactaría en las elecciones a los otros cargos populares, sobre todo en diputaciones y senadurías al Congreso de la Unión cuando este partido busca ganar la mayoría legislativa en ambas cámaras.

Además, una votación baja colocaría a Morena al filo de las impugnaciones y en una de esas hasta de perder los comicios presidenciales en caso de que la pretendida alianza PAN-PRI-PRD saque una buena candidatura y arme una buena estrategia electoral, lo cual suena a imposible, pero siempre ocurren ‘milagros’ o sucesos inesperados.

En política nunca hay que confiarse.

Suma efectiva de aliados: Esta es una condición esencial. No se trata nada más de provocar un efecto mediático, ni de que el PT y el PVEM obtengan espacios a costa de la fuerza de Morena y de la presencia del presidente AMLO, quien si bien no estará en la boleta electoral sí influye en el ánimo de los electores sobre todo en zonas rurales.

Se trata de que aporten estructura, financiamiento y sobre todo votos mediante su militancia, simpatizantes y activismo propio.

Campaña inteligente: La campaña la viene realizando de manera permanente Andrés Manuel y también las gobernadoras y los gobernadores morenistas de las entidades federativas. Pero se necesita un plus más, algo innovador.

En fin, si Morena se equivoca desde el resultado del Consejo Nacional del próximo domingo correría el riesgo de estancarse. Podría ganar la elección presidencial, pero sin crecer en votación y en espacios en el Congreso de la Unión; o peor aún, ganar la presidencial, pero perder la mayoría legislativa.

Y si en el Consejo Nacional prevalece la ‘cargada’ se arriesga a irse en picada. Las ‘corcholatas’ inconformes tal vez no renuncien a Morena, pero tampoco moverían un dedo para ayudar al triunfo contundente, a menos de que les ofrezcan un premio de consolación a su altura.

El Consejo Nacional será el punto de partida.

¿QUÉ CORCHOLATA SUMA?

Claudia Sheinbaum suma internamente, que es la notoria ‘cargada’ a su favor. ¿Pero suma externamente? ¿El electorado ciudadano votaría por ella? Tal vez le haga falta sacudirse la imagen de delfinato para que la ciudadanía la vea con buenos ojos al brillar con luz propia.

Obviamente, la ‘cargada’ no está con Marcelo Ebrard, pero suma voto ciudadano; incluso, el ánimo de otros partidos políticos como el naranja. ¿Movimiento Ciudadano se sumaría a la coalición de Morena si va el canciller?

El resto de las ‘corcholatas’ tienen lo suyo. Pero es evidente que la competencia está entre Claudia y Marcelo. A falta de una “candidatura en unidad”, ¿el método arrojaría un tercero en discordia? ¿Adán Augusto López Hernández, por ejemplo?

En la construcción de la “candidatura en unidad”, ¿qué ‘corcholatas’ de la “4-T” se sumarían a Claudia y cuáles a Marcelo?

Y en todo esto, AMLO lleva la batuta en la conducción interna.