Algo no anda bien

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Hay dos México distintos, muy diferentes. El de las personas que por una u otra razón acuden al zócalo a “festejar” la administración de AMLO, una evidente fallida transformación, y la de un país violento, dividió y con preocupantes retrasos.

La fingida unidad de los aspirantes morenistas, López, Sheinbaum, Ebrard, Monreal y Fernández Noroña, no es la que se aspiraría en la sociedad. En menos de 24 horas y a un día del llamado Informe Presidencial un grupo armado ingresó a la cabecera de Pantelhó, en Chiapas.

Generando fuertes enfrentamientos entre autodefensas del pueblo contra grupo armados; asesinaron al director de la policía de Linares, Nuevo León; un coche bomba estalló en Celaya; el líder del PVEM aparece desollado en Guerrero; mataron y calcinaron a Hipólito Mora en Michoacán; 16 trabajadores secuestrados en Chiapas; y se registró una balacera en el barrio de Tepito en la CDMX. Nada de esto tuvo la menor importancia para el presidente que habló, habló, y habló diciendo “es que tengo mucho que contarles”.

Un México en donde la clase trabajadora corre el riesgo de que la asesinen en un fuego cruzado y otra que recibe dádivas al hacerla creer que con eso obtendrán calidad de vida a cambio de votar por Morena. Algo definitivamente no anda bien.

Los proyectos insignes del gobierno son un barril sin fondo de recursos y ninguno de los tres (AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya) están dejando, y dejarán beneficios al país. Este sin duda ya es el gobierno con más muertes y violencia en la historia y después de cinco años el presidente continúa culpando al pasado y a Felipe Calderón.

En campaña permanente a la presidencia el ataque era la “innombrable” Carlos Salinas de Gortari. Ahora Calderón en periodos Peña Nieto, son los villanos favoritos, Zedillo y Fox para AMLO no existen.

Entonces pues entramos a la fase final del sexenio y se muestra preocupación en Palacio Nacional porque AMLO ya no lleva la agenda, se la arrebato temporalmente la oposición y tendrá obligadamente que dejar los titulares al aspirante a sucederlo.

Sabe AMLO que será perseguido por la galopante corrupción, exagerado corrupción qué hay, aunque él lo niegue. Entiende que es muy probable que su familia sea perseguida y algunos de sus funcionarios encarcelados. Quizá él tenga que exiliarse (en Cuba) para evitar que los conservadores le detengan. AMLO como sea y no quedó en la historia según sus predicciones.

Término solo como redentor, como mero charlistas con monotemas aburridos y repetitivos. La reconstrucción será difícil y tomará tiempo. Quien llegue a la presidencia debe, obligadamente, frenar la altísima violencia y al crimen organizado. Michoacán ya es una cueva de asesinos que manejan el gobierno y la economía.

AMLO lo sabe y ese fenómeno se repite en varias Entidades donde sólo se preocupan por la impunidad de los gobernadores como Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García, Alfredo Ramírez Bedolla, Evelyn Salgado, Alfonso Durazo o Layda Sansores.

Mandatarios estatales que han dejado muchos pendientes, pero una caída impresionante de cadáveres.

La visita de Amlo a la mamá del Chapo y señalar que acusará a lo secuestradores con “sus papas y abuelos” serán el sello de un gobierno aliado con los derechos de los criminales y de la simplista idea de que “gobernar no tiene chiste” así como pretender extraer petróleo “rascando un hoyo y poniendo un popote”.

No hubo Informe de Gobierno, fue un evento de autoelogios, de vanidad, de soberbia. Lo realmente importante para la nación no cupo en el monólogo.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2, izzi 135 y mexiquense radio.

@cramospadilla