El FMI espera una menor inflación mundial

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Como respuesta a la política monetaria restrictiva, el FMI predice que la inflación general mundial bajará al 6.8% este año; en 2022, se ubicó en 8.7% y para 2024, podría descender al 5.2 por ciento.

Sobre del horizonte de 2025 es que podrían verse ya más claros los efectos del alza de tasas en la reducción de la inflación, aunque también dependerá de la duración de la guerra de Rusia en Ucrania y de los trastornos que se han generado en muchos commodities fundamentalmente energéticos, cereales y otros granos.

También del impacto de fenómenos climáticos como El Niño y otros fenómenos extremos como la sequía y las altas temperaturas que están secando muchos cultivos.

En la zona del euro, la inflación está en retroceso, al 5.5% observada en junio pasado pero el BCE quiere reducirla drásticamente hasta el objetivo del 2% y para eso queda un largo trecho.

El riesgo es debilitar el crecimiento económico y provocar una crisis financiera colateral. De hecho, Klass Knot, gobernador del Banco Central de Países Bajos, viene pidiendo prudencia al BCE.

En Estados Unidos también está el objetivo de reducir la inflación al 2%, y el propio Jerome Powell, presidente de la FED, no ha descartado nuevas subidas de tipos de interés a pesar de que las tasas ya rebasaron la barrera del 5 por ciento.

En mayo pasado, la inflación en la economía norteamericana, se ubicó en el 4%; en abril se reportó del 4.9% y con ese dato se encadenan once meses de continuos descensos mensuales en la inflación.

No obstante, varios analistas contrarios a la política monetaria restrictiva, advierten que el aumento del costo del crédito ha tenido considerables efectos para los  consumidores y las empresas, encareciendo préstamos hipotecarios, de automóviles y otros, lo que a medio plazo ha reducido la cantidad de dinero disponible para el consumo.

En este frenazo a la inflación han tenido bastante que ver  los precios de la gasolina que han disminuido casi un 20 por ciento y el  precio de los huevos redujo 13.8% es la mayor caída desde 1951.

Sin embargo, otros precios siguen  subiendo: la vivienda, incluido el alquiler; el  precio de la ropa, de la cerveza, los seguros y el mantenimiento de automóviles así como las tasas escolares.

El objetivo de la Fed apunta hacia una inflación del 2% y no parece que se vaya a abandonar en el mediano plazo, ni siquiera en un año electoral, en 2024. Por lo pronto, la tasa de desempleo norteamericana está en el 3.5% y el número de parados suma casi seis millones de personas y marcará la pauta a seguir.

 

A COLACIÓN

Ante un escenario de crecientes tasas de interés siempre lo más aconsejable es ser prudentes sobre todo con el manejo de la tarjeta de crédito que es el dinero invisible. La gente tiende a endeudarse fácilmente cuando se paga con la tarjeta de crédito porque no está viendo en su momento el impacto real en el bolsillo de pagar y pagar.

También está el sector hipotecario que está sufriendo ya el alza en las tasas de interés porque van ajustándose  las tasas de referencia que regulan a los créditos hipotecarios.

En España, por ejemplo, que se ha pasado de una política de tasas casi cero y muy bajas para el sector hipotecario, una familia promedio que en enero pagaba mensualmente 450 euros por su hipoteca, en agosto está pagando casi 900 euros.

El impacto en este segmento es quizá el más preocupante por su capacidad para generar una crisis financiera y otra inmobiliaria; si los bancos ven otra ola de suspensiones de pago por los adeudos hipotecarios lo resentirán en su índice de morosidad y por ende, en sus balances. Si las constructoras inmobiliarias no pueden vender sus desarrollos con créditos hipotecarios lo que tienen es dinero convertido en ladrillo.

@claudialunapale