Desde la tarde del martes 5 de septiembre en que de plano desconoció y repudió, denunció públicamente todas las chapuzas en el proceso interno de selección de candidato/a presidencial de Morena, que culminó sin sorpresas el miércoles 6 de este septiembre con el encumbramiento de Claudia Sheinbaum, el excanciller Marcelo Ebrard ha jugado hasta la saciedad con que se va y no se va de Morena.
La clave de la fuerte expectativa levantada por su rebeldía no estuvo nunca en si rompía o no, en si se postulaba o no como presidenciable por otra fuerza, sino en si en su fuga se llevaba con él a su corriente morenista, la que Ricardo Monreal -que conoce las entrañas de Morena-, sitúa en un 10 por ciento de las bases de ese partido.
Casi al parejo de su explosiva denuncia pública cerca del World Trade Center, diputados representantes suyos indicaron en San Lázaro que, si Marcelo decidía irse, ellos lo seguirían y que sólo de Morena podrían ser unos 80 de los 200 que forman la bancada. Sumados los del PT y Verde afines al excanciller podrían llegar a los 120, afirmaron.
Días después el coordinador de los diputados federales de Morena, el poblano Ignacio Mier pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador y al dirigente de Morena, Mario Delgado, atender las exigencias de revisión y de reposición del proceso interno como lo exige Ebrard.
Mier no se anduvo por las ramas, y advirtió que en responder a las demandas del excanciller iba en juego la aprobación del proyecto de Presupuesto de Ingresos y Egresos para 2024 y de otras iniciativas en proceso dentro de San Lázaro.
Lo demás es cosa de números y porcentajes.
Mire, Morena cuenta en San Lázaro con 201 diputados que sumados a los 33 del PT y los 43 del Verde dan un total de 277 diputados, es decir, 26 más que la mayoría simple de 251 que se requieren para aprobar cualquier iniciativa no constitucional.
El paquete presupuestal entra en ese supuesto. S e aprueba por mayoría simple.
Pero si los simpatizantes de Ebrard deciden ir en contra, pues entonces se podría estar en el caso de que los 222 diputados de la oposición (114 del PAN; 70 del PRI, 15 del PRD y 23 de MC), podrían ser quienes decidan que impuestos se modifican, en cuanto y cómo se reparte el gasto público en 2024.
Ni que decir que el Frente Va por México estaría quitándole los cuantiosos recursos destinados a las obras más queridas del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya sabe Usted: el Tren Maya, la refinería 2 Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles, antes base militar de Santa Lucía para reorientarlos a Salud, medicinas, educación, y otros programas e instituciones que hoy sufren de recortes inmisericordes.
La Suprema Corte y el sector Judicial no tendrían que estarse tronando los dedos y el INE vería cumplidas todas sus demandas presupuestales.
Y, ¡uy!, la proyección de AMLO de pedir un endeudamiento de 1 billón 720 mil millones de pesos, el más alto de los últimos 30 años, se quedaría como un intento.
De ese tamaño sería la maldad de Ebrard si decide pedirles a sus legisladores que se salgan del Pleno a la hora de votar el paquete presupuestal.
Sólo requiere que 55 de ellos le hagan caso. No votar en contra, sino ausentarse del Pleno.
Si es así la bancada de Morena, PT y Verde quedaría en 221 diputados frente a 222 de la oposición.
¡UPS!
Todo porque el anuncio de Ebrard de formar una asociación civil con sus simpatizantes y quedarse dentro de Morena fue asumido por Mario Delgado como una claudicación frente al sucio y muy desaseado encumbramiento de Sheinbaum.
Para Delgado esa declaración de Ebrard significó que sus diputados iba a quedarse dentro de Morena y votar a favor del paquete Presupuestal que debe aprobarse en las siguientes semanas.
Ebrad salió de inmediato a aclararle a Delgado que Morena aún no resuelve su impugnación, “lo que parece demostrar que (Delgado y AMLO) no ha entendido lo que sucede”.
O sea, el mensaje es claro: Ebrard tiene en sus manos la decisión de hacer la maldad en San Lázaro que ya explicamos.
Pero. ¿se atreverá? Hasta ahora ha sido muy blandengue en sus exigencias y posicionamiento frente a la arrastrada que ya le dieron AMLO, Delgado y Sheinbaum. Pocos creen que Marcelo lo haga.
Ebrard, afirman todos, sabe que AMLO no va a anular ni reponer el proceso interno que ya tiene a Sheinbaum como candidata presidencial firme de Morena y asociados.
Frente a hechos cumplidos, el excanciller no tiene otra que hincarse y besar zapatos… o ir hacerle la maldad a AMLO en San Lázaro.
PLAN EMERGENTE FRENTE A SISMOS
Organizaciones sociales de movimiento urbano popular, propusieron ayer un plan emergente de atención a unos mil 100 edificios considerados de alto riesgo en la Ciudad de México, dañados por los sismos.
Para ello líderes de estos organismos se dieron cita en inmediaciones de Plaza de la Solidaridad, y en el marco de la conmemoración de los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y 2017 insistir en que se les escuche y atienda frente a una de las problemáticas que coloca en un riesgo inminente a miles de familias capitalinas. La perspectiva, indicaron, es enorme si se observan las consecuencias de los sismos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017 que afectaron a las poblaciones de Oaxaca, Puebla, Guerrero, Morelos y la Ciudad de México con daños materiales.
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