Un otoño complicado

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En unos días más, en Marrakech, se llevará a cabo la reunión anual entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, del 9 a al 15 de octubre, y ya se anticipa que no estará cargada de buenas noticias.

No solo será un balance de las dificultades geoeconómicas a la largo del año, sino que pondrá sobre de la mesa los principales factores que a nivel internacional estarán afectando el curso de la economía rumbo al cierre del año y que seguirán impactando, por lo menos, en los primeros meses de 2024.

En esto momentos los petroprecios han cobrado un enorme protagonismo. El recorte en la producción acordado entre Rusia y Arabia Saudita impulsan una nueva carrera alcista.

Arabia Saudita acordó recortar de sus exportaciones un millón de barriles de petróleo diarios y Rusia, hace lo mismo dejando de suministrar al mercado internacional medio millón de barriles por día. Y ambos países, además, anunciaron que prolongarán dicha medida por lo menos hasta que termine el año.

En consecuencia, el crudo Brent sigue subiendo hasta llegar a los 93.70 dólares por barril y el West Texas, ya superó los 90 dólares y no parece que se detendrá; los futuros del dólar, a diez meses, están todos por encima de los noventa dólares por barril.

El mundo que intenta despetrolizarse, al menos Europa, sigue siendo dependiente de los energéticos fósiles y muchos de éstos son, además, importados lo que complica la economía de los países dependientes del petróleo.

En Europa, que de por sí la situación se ha tergiversado muchísimo desde la invasión de las tropas rusas a Ucrania (desde el pasado 24 de febrero de 2022) la lucha contra la inflación es incesante y no da tregua.

El Banco Central Europeo (BCE) ha subido las tasas de interés hasta en diez ocasiones, pasándolas del 0% al 0.50% el 27 de julio de 2022 hasta la más reciente, el pasado 20 de septiembre.

Y sigue subiendo el petróleo así es que habrá más inflación porque las empresas terminan ajustando sus costos de producción afectadas por cuanto valen las gasolinas, por ejemplo.

Al final, en esa cadena, es el consumidor el que absorbe el reajuste energético y lo hace sobre todo en la cesta de la compra; también al llenar el tanque de la gasolina.

 

A COLACIÓN

Lo que está en juego es el crecimiento económico porque queda atrapado en un círculo vicioso del que se tarda en salir: sube el petróleo, suben los precios y por, ende, suben las tasas de interés para tratar de frenar al caballo de la inflación. Con tasas más elevadas, sufren las personas y las familias deudoras, porque amortizar sus respectivas deudas es más complicado.

El frenazo se echa en el consumo, en la compra de viviendas sobre todo con créditos hipotecarios y en la medida que la economía sigue enfriándose, muchos sectores y subsectores van ajustando sus presupuestos a la baja y eso casi siempre significa desempleo.

La recta final del año está complicándose. Hay muchos factores orbitando de manera negativa y conjugados siguen siendo una bomba de relojería bastante complicada de desactivar.

Rusia sigue castigando a través de los petroprecios a los países que apoyan a Ucrania con armas y con dinero. En unos meses más, se cumplirán dos años de la invasión y esta guerra no puede continuar prolongándose porque está arrastrándonos hacia el precipicio.

@claudialunapale