Acapulco: unos apuntamientos 

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No es comprensible, porque no es racional su conducta, que tantos días después del huracán categoría 5 que golpeó a Acapulco, destruyéndolo de punta a punta, a latigazos de arriba a abajo y de abajo a arriba a todos los estratos sociales, desde la oposición se mantengan tres acciones: a) el insulto al presidente, a Morena, al gobierno de los tres niveles b) a seguir negando que hay ayuda con creces y, c) a difundir mentiras. Qué lastima que suceda todo el tiempo.

Llamar a informarse a los opositores resulta estéril, porque no es su deseo, tal y como se han comportado todo el sexenio.

En una entrega anterior apuntamos que al panista Marko Cortés ya lo perdimos difundiendo tonterías a diestra y siniestra. Es increíble su incapacidad para entender lo más sencillo de la realidad y fundamentalmente, no se lo puede secundar con esas actitudes rijosas y absurdas. La oposición como siempre, sin soluciones reales a los problemas reales de México

Centrándonos en el puerto, ya entendimos que no hay cifra que alcance para su reconstrucción y será transexenal, y que, si bien nos va, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción ya dijo que le tomará 5 años reconstruirlo y en ello, año y medio para que los hoteles reciban huéspedes. Ya el resto, consecuencia de su desbarajuste sobre un puerto que creció sin orden ni concierto, con corrupción sobre todo priista y que ya era un caos antes del huracán, quizás aguarde más tiempo. Sería conveniente someterse todos a un plan de crecimiento urgente, planificado. Las mafias tienen tomadas las playas, con mesas a donde revientan las olas por carecer de freno y habérselas entregado sin ser tampoco los dueños, con un transporte público de quinta, inmerecido, una metrópoli con mala movilidad, sin planes de crecimiento serio y solapando espacios como Punta Diamante, donde nunca debió desarrollarse tanto edificio que no ha servido ni de muro a un huracán categoría 5.

La ruina está cantada. La mejor época del año era  entre el puente de Día de Muertos al Fin de Año. Y no podrá ser como un motor que impulsara la recuperación. Un desastre total.

Cabe apuntar que sigamos convocando a seguir donando, que hay más control con la ayuda y la seguridad para que llegue, pues, ahora sí, intervinieron las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional. Como debió de ser lo más pronto posible. Acaso hubiera sido adecuado llegar por mar. Como finalmente sucedió igual ya después, como pronto fue lo acertado y rápido de establecer un puente aéreo. A todo esto, cabe apuntar: desconocemos el estado que guarda la base naval de Icacos y de todas las instalaciones militares. Esa opacidad que distingue a nuestras Fuerzas Armadas, reaparece una vez más. Y cuando el buque escuela Cuauhtémoc regrese a su sitio, qué disgusto y asombro para su tripulación ver un puerto destruido, cuando que lo dejaron a todo lujo y lo reciben en ruinas. ¿Fondeará ahí?

Sí, la Iniciativa Privada dice que los apoyos gubernamentales anunciados son insuficientes, acierta, es verdad, porque todos deben tener claro que son ayudas, que como particulares les tocará poner mucho dinero. Que no esperen todo de “papá gobierno” y si gente como Salinas Pliego, en vez de tanto desparpajo y patanería, pagaran sus impuestos, la ayuda gubernamental sería mayor y lo sabemos todos. Qué fácil es ser tan desvergonzado y quedarse tan orondo. En cuanto al gobierno, tiene claro que se debe crear un plan de acción ante la imposibilidad de reactivar pronto el puerto, para evitar un estallido social.

La reacción de las autoridades no puede negarse que ha sido a paso lo más veloz posible. ¿Por qué no cuestionar a los hoteles, carentes de planes propios de reacción frente a huracanes? Para quienes siguen cuestionando los avances, recordarles la realidad encontrada, los desastres en toda la infraestructura, en instalaciones eléctricas destruidas, en drenaje o vialidades. Antes, se ha procedido al mayor número de acciones de limpieza, alimentación, participando los más, así como hay gente que denuncia a sus vecinos por no querer participar en la limpieza de calles que favorecería el acceso de personal de la CFE, por ejemplo. También hubo indolencia de la población, antes y después del huracán.

Del puerto, decíamos en el primer párrafo, que le pegó a todos por igual. Dejemos posturas lacrimógenas simplonas como cantar la cursi Cielito Lindo, o de una pseudosolidaridad con los pobres, por creer que son los únicos verdaderamente afectados. Le pegó a todos los niveles sociales y de forma rotunda. Importa entenderlo. ¿Qué los ricos saldrán más rápido? Eso está por verse, dada la magnitud del golpe.

Así, si un yate se hundió, perdieron el dueño, el piloto, el que surte las cervezas para los recorridos y todo aquel ligado a su avituallamiento. Si por ser un yate, mal nos creemos que solo es cosa de ricos y que se jodan o tienen dinero inacabable para reponerlo, ya perdimos y no entendimos lo más elemental: Acapulco fue destruido para todos, para propios y extraños, depende del turismo y costará mucho a todos que ese rubro se restablezca y el golpe fue a todos los niveles. Porque igual va a ser que un hotelero deba restablecer su hotel si es que tiene dinero, cobertura de seguros o el edificio tenga remedio, que igual alguien perdió su casa. Y su trabajo. ¿Quién tiene el dinero para reponer, para restablecer lo perdido y hacerlo con la mano en la cintura? No nos engañemos y dejémonos de solidaridades cursis. Proporcionalmente, el golpe es parejo y eso debemos de reconocerlo para identificar la dimensión del problema. Hay una idea sosa de enfocar el tema diciendo ricos y pobres con más torpeza que inteligencia al formular análisis que se caen solos y poniendo el acento solo en los pobres, minimizando la realidad cruda que se presenta para todos. Cuando analicemos, atendamos a todos.

A través de la Secretaría de Turismo y otros organismos, las cifras del golpe son desgarradoras y descomunales y más, las cifras que se van a necesitar para levantar Acapulco, afectado completamente de Pie de la Cuesta a Punta Diamante. El director de comunicación social de Sectur, Enrique Avilés, ha informado la afectación: 248 hoteles, 321 restaurantes, 12 centros nocturnos, 43 bares y similares, 45 agencias de viajes, 2 parques acuáticos, 3 centros de convenciones, 9 empresas de transportes de turismo por tierra, 261 empresas de guías de turistas, 20 tiendas de artesanías registradas, 17 servicios recreativos. Y lo no registrado o considerado de toda índole ante cámaras de comercio. Tampoco importa si es inversión privada o aportación pública. Perdieron todos. Son perdida y eso hay que entenderlo. Sume usted el aeropuerto, el estadio del Abierto de tenis, avenidas, escuelas, casas habitación y hasta el parque Papagayo, barrido por los vientos y recién lo habían arreglado con millonadas o el Bungee, trozado cual un palillo que quedó tirado ante la playa que presidía. Mucha infraestructura y equipamiento urbano, arruinado y los incontables vehículos particulares, golpeados, literal, por toda clase de objetos. Las cifras de reparación serán estraosféricas.

No, el madrazo es brutal y hay quien no quiere entenderlo, politizando para sacar raja o llamando a no donar, que es una desgraciadez mayúscula. Sí, siempre hubo millonarios que salían de los desastres, eso hay que combatirlo, no cabe duda, pero de eso a no donar o machacar que no se done….Por todo eso, es muy miserable que haya medios que solo destaquen el atraso de ayuda y no los avances, que ¿pocos? no son. No cabe duda, están y eso cuenta y mucho.

El presidente lanza 20 puntos, que conviene que revisen, comunicados luego de reunirse con grupos importantes, más pronto que lo hicieron sus antecesores, dicho para los que comparan presidentes ante los desastres. Cabe anotar a Peña subido en un camión recorriendo la Ave. de las Naciones, muy peinadito y bañado, luego de no avisar el huracán Manuel en las dimensiones que se presentó. Menuda solidaridad mostró a quienes llevaban frente a sí y a su paso, el agua al cuello. Vergonzoso el priista.

Desde luego, no se le puede dejar el espacio al crimen organizado, no se puede soltar a la inacción gubernamental y no solo corresponde al gobierno la reconstrucción. No solo corresponde al gobierno. Es cosa del Estado en lo tocante a aportar lo más posible, pero no se lo puede dejar solo. Que el Estado sea más rápido y contundente. Y el Estado reordene el puerto.

Así, entonces, reconozcamos que el golpe fue democrático, porque el golpe fue a todo el mundo y es importante decirlo: como democrática deberá de ser la reconstrucción o no habrá paz para nadie. En eso tienen razón los acapulqueños, pero al final, todos merecen un mejor estadio y el puerto un renacer, pero con democracia, no con su población ajena a los grandes beneficios y millonadas que el sitio genera cada año. Que sirva de algo este huracán.