El de Alito ¿también fue un lapsus brutus? 

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El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), considera que Xóchitl Gálvez Ruiz “es más priista” que los priistas, que “ha demostrado ser de madera priista”.

Al menos así lo dijo en su mensaje emitido en la sesión de la Comisión Política Permanente donde se aprobó la participación de la ‘panista’ en su calidad de simpatizante en el proceso interno de selección y postulación de la candidatura del PRI a la Presidencia de la República.

El de Alito ¿también habrá sido un lapsus brutus como los de Xóchitl cuando en sendas conferencias de prensa se refirió al priista como alguien a quien no invitaría nunca a su gabinete, como parte de los malos priistas con quienes nunca trabajaría? Moreno Cárdenas consideró tales expresiones como lapsus mentales de la virtual candidata presidencial del PAN-PRI-PRD.

Y si el de Alito no fue lapsus ¿qué mensaje quiso enviar al ponderar a Xóchitl como priista? Tal vez que la relación entre ambos marcha como miel sobre hojuelas, que lejos está de ser ríspida y de ‘dientes para afuera’ como se comenta en círculos políticos y mediáticamente.

Además, que el PRI trabaja decididamente para llevarla a la Presidencia de México en las elecciones del próximo año; prueba de ello es la aprobación para participar en el proceso interno priista para formalizar la candidatura presidencial.

O tal vez la refirió como ejemplo para arremeter en contra de ex gobernadores premiados con cargos en el servicio exterior mexicano en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, así como en contra quienes renunciaron al PRI para sumarse a la virtual candidata presidencial de Morena-PT-PVEM. Porque dijo:

No tengo ni la menor duda que Xóchitl es más priista que muchos otros que así se llamaron, y sólo utilizaron su posición en el partido para sacar ventajas personales, y brincaron del barco cuando la salida fácil y el cargo seguro se presentaron frente a ellos”.

También puede ser al revés, que Alito haya aprovechado tal circunstancia para alabar a Xóchitl Gálvez con el propósito de devolverle su bofetada política con guante blanco, y así proyectar la imagen de cordialidad entre ambos.

No obstante, la bofetada política nadie la quita. Ni la misma Xóchitl. Es más, en vez de remediar habérsele salido a medias el nombre de Alito cuando en conferencia de prensa en Sonora indicaba a quiénes nunca invitaría a su gobierno, en Chiapas lo mencionó completo al referirse a “muy malos priistas” con los cuáles nunca trabajaría, donde también incluyó a Manuel Bartlett y a Omar Fayad, que ya no son priistas.

Mencionarlo en dos ocasiones distintas, en menos de quince días, parece, no lapsus, sino una manifestación de sinceridad. Y tiene razón.

Sin embargo, la ahora senadora con licencia se hace un flaco favor con los señalamientos hacia Alito al tratarse del presidente nacional de uno de los partidos políticos (el Revolucionario Institucional) que la van a postular como candidata a la presidencial.

Imagínese si después de las declaraciones de Xóchitl, Alito arde en deseos de respaldarla para ganar las elecciones del 2024, teniendo claro que una vez asuma la Presidencia de México lo mandará a la banca. ¿Y el gobierno de coalición propuesto por ella? ¿Sería para incorporar a buenos priistas, buenos panistas y buenos perredistas?

Al fin que Alito probablemente reserva para él la primera posición de la lista de candidaturas a las senadurías plurinominales, o mínimo la reelección como diputado federal.

Ah qué con Xóchitl, pronto olvidó que el “muy mal priista” de Alito la benefició en el proceso político para el cargo de responsable nacional de la construcción del Frente Amplio por México bajando a Beatriz Paredes Rangel, cuadro del PRI, con el argumento de que ésta iba a la zaga en las encuestas.

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