Con más de 165 mil muertes por Covid, según las cifras oficiales del gobierno federal, y apenas 710 mil 198 personas vacunadas (han llegado 766 mil vacunas) es claro que los estragos de la pandemia habrán de continuar desafortunadamente porque el proceso de vacunación está en la misma lógica del manejo de la pandemia: sin estrategia, con un uso político electoral, sin coordinación con los gobiernos subnacionales, sin presupuesto (hay que recordar que el presupuesto para este año fue aprobado por los diputados sin recursos etiquetados para el combate de la pandemia y para compra de vacunas) y con una gran ineptitud.
La pandemia por este nuevo coronavirus ha dejado también como saldo una profunda caída de la economía (-8.5% del PIB), según el INEGI, y ahora con más de 126 millones de mexicanos, según el censo último, es claro que en la medida que se sigan conociendo más datos, la pobreza y la desigualdad habrán aumentado. En el mundo, la economía se ha contraído, no tanto como México, pero la contracción económica ha sido paliada con apoyos de sus gobiernos de manera directa a las familias para apoyar a las que se han quedado sin empleo o lo han dejado temporalmente y a las pequeñas y medianas empresas. El gobierno norteamericano de Trump, como ahora Biden y los de los países de la Unión Europea, han apoyado tanto en préstamos, subsidios y rebajas fiscales, mientras que el gobierno de López Obrador no ha otorgado nada ni a los trabajadores, ni a las familias, ni a las empresas.
Por ello, los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea han visto a la vacuna y la vacunación como un elemento fundamental para su recuperación económica, frente a China y Rusia, países productores también de vacunas, pero también se está observando una lucha contra reloj para ubicarse en una mejor posición en el tablero internacional, así la vacuna adquiere un factor geopolítico que ha hecho que sean los países desarrollados los principales compradores de la vacuna, (el caso de Canadá que ha adquirido dosis suficientes para vacunar hasta cinco veces a su población) y limitar la exportación de dichas vacunas a los países menos desarrollados. El proyecto COVAX de la OMS es una buena medida pero totalmente insuficiente para que el mundo salga de la pandemia en un corto tiempo. Vacuna y vacunación son ahora elementos políticos de una estrategia global por el poder en el mundo post pandemia.
El gobierno federal muestra una vez más su ineptitud y su faccionismo político al no haber logrado siquiera la aplicación de las vacunas que han llegado desde el 24 de diciembre; vacunar a sus activistas políticos de los programas sociales o priorizar a los maestros de Chiapas sobre el personal médico nacional; la famosa página para el registro de adultos fue inservible por varios días y qué decir de las ya varias veces que han cambiado el “plan de vacunación”, y el incumplimiento de la segunda dosis al personal sanitario. ¿Si no han sido capaces de aplicar las vacunas que han llegado y no hay vacunas en el país, como pensar que las actividades económicas se “normalizarán”?, la ausencia de una estrategia se hace evidente una vez más como desde el principio, así es que los contagios continuarán a la alza y penosamente las muertes. México tiene el peor gobierno en el peor momento que nos ha tocado vivir con esta pandemia.
Hay que agregar además que la urgencia de tener una vacuna ha “acelerado” la aprobación, de parte de COFEPRIS, de algunas de las vacunas en el caso de México, pero al mismo tiempo en el mundo, y al parecer también en nuestro país, se van desarrollando nuevas cepas del virus, lo que sin duda puede afectar en su efectividad de las actuales vacunas; así es que en la medida que las vacunas no lleguen a nuestro país y el proceso de vacunación continúe con la ineptitud y sesgos políticos, como hasta ahora, es claro que el drama de la pandemia continuará con nosotros cobrando vidas, deteriorando la salud y poniendo en jaque el sistema hospitalario y reduciendo la calidad de vida de los mexicanos.
@aguilarsoliss