Santiago Yogana, Oaxaca.- Cuando descubrieron la presencia del ex gobernador Alejandro Murat, las personas concentradas para la inauguración de la autopista Barranca Larga – Ventanilla corearon encabritadas: “¡Fuera Murat!” “¡Fuera Murat!” “ “¡Fuera!” “¡Fuera!”
La osadía del ex mandatario le costó la humillación ante el repudio en la entidad donde apenas un año y tres meses todavía era el gobernador. No sabía ni dónde meter la cara enrojecida quien sabe si de vergüenza, coraje o impotencia al escuchar el “fuera” y silbidos propios de un desbordado público adverso.
Obvia adversidad de una concurrencia mayoritariamente de Morena o a fín a la llamada Cuarta Transformación, donde tras renunciar al PRI (en noviembre pasado) Alejandro Murat ha buscado acomodarse respaldando a la candidata presidencial de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, Claudia Sheinbaum Pardo.
El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, aún no llegaba al escenario para la inauguración de la carretera tan esperada por la población oaxaqueña: La primera caseta de cobro, localizada en inmediaciones de la comunidad de Santiago Yogana, adelante de la desviación de Ejutla de Crespo.
Serían cerca de las 10:00 horas del domingo 4 de febrero del 2024. La gente seguía llegando: Presidentes municipales, algunos diputados y diputadas federales como Irma Juan Carlos, Azael Santiago Chepi y Daniel Gutiérrez; diputadas y diputados locales, entre quienes se contaban a Luis Alfonso Silva Romo, Liz Arroyo y Sergio López Sánchez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local, quien se abría paso por el pasillo central confeccionado con vallas metálicas que dividían la extensa área de los carriles de la autopista donde se instaló un gran módulo blanco.
El maestro de ceremonias anunció de pronto: “Damos la bienvenida al Presidente de la República…” Casi toda la concurrencia volteó hacia el acceso del escenario, muchas personas se levantaron de sus asientos, otras se aproximaron a las vallas para ver de cerca y tal vez intentar saludar a López Obrador. Pero el anunciador precisó: “Este es un ensayo…”
Reporteros entrevistaban al secretario de Infraestructuras, Comunicaciones y Transportes (SICT), Jorge Nuño Lara; él sobre el pasillo central; ellos, del otro lado de las vallas.
Personal de logística de la Presidencia de la República supervisaba una y otra vez micrófonos y asientos del presidium colocado de frente a la caseta de cobro, así como cada detalle del escenario. Pedía a la concurrencia ocupar sus asientos para cuando llegara el presidente no hubiera persona alguna de pie.
El público no se había dado cuenta de la presencia del ex gobernador Alejandro Murat cerca del presidium. Periodistas sí; enfocaban sus cámaras para fotografiarlo; había una distancia considerable entre el área de prensa y el estrado principal.
Cuando el público se dio cuenta se desbordó: “¡Fuera Murat!” “¡Fuera Murat!” “¡Fuera!” “¡Fuera!” “¡Fuera!” Mentadas en chiflidos, abucheos. El ex gobernador sonreía, platicaba con alguien, hacía como que no escuchaba.
Nadie pidió callar, guardar compostura.
El maestro de ceremonias procedió a otro ensayo.
Alrededor de las 11:10 horas se escuchó sobrevolar un helicóptero. Minutos después llegó el presidente Andrés Manuel López Obrador acompañado del gobernador Salomón Jara Cruz. No entraron por el acceso central del escenario, sino por uno adyacente.
Pronto se instalaron en su lugar en el presidium compuesto de asientos, donde también se sentaron el titular de la SICT, Jorge Nuño Lara; el director general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), Jorge Mendoza Sánchez; el director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) Adelfo Regino Montes, y el ex gobernador Alejandro Murat, quien ocupó el asiento del extremo a la derecha.
Cuando el maestro de ceremonias presentó a los integrantes de presidium, el público otra vez se desbordó intensamente: “¡Fuera Murat!” “¡Fuera Murat!” “¡Fuera Murat!” “¡Fuera!” “¡Fuera!” “¡Fuera!” Y sin escatimar chiflidos de repudio.
Nadie pidió silencio, orden, respeto.
El semblante del ex gobernador enrojeció, sonreía nerviosamente, tomaba agua, saludaba con una mano (pero sin subirla) a personas que se encontraban cerca del presidium.
El presidente López Obrador fue hacia él, le dio un abrazo mandando un segundo mensaje.
¿Por qué asistió sabiendo que se encontraría una concurrencia adversa? La militancia de Morena lo rechaza, no lo reconoce como uno de los suyos; y vio en la presencia de Alejandro Murat una falta de respeto al gobernador Salomón Jara, cuya administración al principio enfrentó el desbarajuste que aquél le dejó.
Nunca un antecesor inmediato se había parado en un evento donde el que tiene que lucir es el gobernante en turno; ni siquiera siendo del mismo partido político. En la historia reciente, ni de Heladio Ramírez López se presentó en los actos públicos del gobierno de Diódoro Carrasco Altamirano, ni éste en los de José Murat Casab.
Don José tampoco llegó a eventos del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz a pesar de la amistad entre ambos, la cual después se partió en mil pedazos. Ni éste se presentó en las reuniones públicas de Gabino Cué, primer gobernador de Oaxaca de oposición al PRI. Ni éste se coló a los actos de Alejandro Murat.
Antes de Murat Hinojosa, ningún ex gobernador se coló a la inauguración de obras que terminó o continúo su sucesor; no obstante filias y fobias, respetaron el gobierno de cada cual. Incluso, algunos desaparecieron de la vida pública local para no molestar al sucesor; siguieron haciendo política, pero en la Ciudad de México.
Evidentemente, Alejandro Murat era invitado del presidente López Obrador a un evento del gobierno federal: La inauguración de la autopista Barranca Larga–Ventanilla; caso contrario no tendría un lugar en el presidium, desde donde el director de Banobras habló del financiamiento para la terminación de tal obra inconclusa desde hace 15 años.
“La encontramos colapsada en el 2020 cuando la retomamos”, refirió en su momento Nuño Lara, titular de la SICT. Bosquejó la dificultad en concluirla por la compleja orografía, por problemas sociales, que poco a poco fueron superados. “Misión cumplida, presidente”, puntualizó con dejo de satisfacción y orgullo.
Ninguno mencionó la integración del presidium, solamente se refirieron al presidente AMLO y al gobernador Salomón Jara, cuya base político social componía mayoritariamente el público, que se desbordó a su favor en aplausos.
De pie en el atril, de guayabera blanca con bordado regional, el gobernador Salomón Jara dijo: “Señor presidente, muchas gracias por su guía y su legado humanista, por mirar al sur y ver en Oaxaca la nueva fuente de desarrollo para el futuro. Gracias por impulsar y culminar proyectos estratégicos que van a mejorar el nivel de vida de las personas, y sobre todo, gracias por cumplir su palabra con el pueblo y por devolverle la esperanza a nuestras comunidades.”
El agradecimiento incluía acciones sociales como la construcción de 200 caminos artesanales a cabeceras municipales, sumamente apreciados en las comunidades.
Jara Cruz agradeció y reconoció a todas las comunidades y autoridades correspondientes que aceptaron el diálogo y la negociación para hacer posible la terminación de la autopista Barranca Larga –Ventanilla; concluida a un año dos meses de su administración.
Cuando el maestro de ceremonias anunció el mensaje del presidente, el público se volcó en aplausos, vítores y porras; coreaba: “¡Es un honor estar con Obrador!”
El presidente Andrés Manuel López Obrador vestía guayabera blanca, sin bordados. Empezó elogiando la cultura oaxaqueña. “Le tengo mucho aprecio al pueblo de Oaxaca. No es por presumir, no es para tirar aceite, pero no creo que haya otra persona que conozca los 570 municipios como yo”, dijo.
Recordó cuando hace tiempo junto con Jara Cruz recorrían el territorio oaxaqueño haciendo planes de cómo revertir desigualdades si AMLO llegaba a gobernar el país.
“¡Les vamos a cumplir!”, dijo luego refiriéndose a compromisos contraídos con las autoridades agrarias de comunidades por cuyas tierras pasa la autopista, ahí presentes.
Habló de los desafíos de toda índole para concluirla y con recursos públicos, precisó. “Porque los recursos del pueblo alcanzan cuando no hay corrupción”, dijo aludiendo al “pasado”.
Constantemente la gente le aplaudía. Y nada la distraía poniéndo toda la atención al mensaje del presidente López Obrador. Pero cada vez que AMLO mencionaba la palabra “corrupción”, coreaba: “Murat”, “Murat”; aunque no tan estruendosamente como el “fuera”.
Tampoco nada distraía al presidente, ni siquiera el frecuente coro.
“Le estamos cumpliendo al pueblo de Oaxaca que merece esto y mucho más”, dijo. Y en esa idea anunció que el 31 de agosto inaugurará la carretera al Istmo de Tehuantepec. “¡Es un honor estar con Obrador!”, respondió el público; igual cada vez que el presidente AMLO hablaba de proyectos para la entidad: Un ramal de la autopista hacia Santa Catarina Juquila (la ruta de la fe), un tren Oaxaca-Ciudad de México, la autopista a Tuxtepec.
Como dejando escapar un suspiro, soltó: “A mí ya no me va a dar tiempo. Pero no se preocupen porque va a seguir la transformación.”
Muy conciso en el mensaje, pero electoralmente preciso.
AMLO se veía contento, de buen humor; hasta bromeó: “Si no estoy tan viejo, ando en los 70.”
Iba del tema local al nacional. Habló de los índices del INEGI sobre la reducción de la pobreza y en la desigualdad en México a pesar de la pandemia, sintiéndose satisfecho: “Ya con eso tengo, ya puedo decir: ‘Gracias a la vida que me ha dado tanto’”.
“¡Bravooo!”, “¡Es un honor estar con Obrador!”, respondía el público.
Y entre tantas cosas, anuncios, palabras, AMLO dijo que será gratuito el paso por la autopista Barranca Larga – Ventanilla de aquí a agosto para que la gente la transite, la conozca. Y luego, operada por Caminos y Puentes Federales (Capufe), se cobrará una cuota, pero no a las y los oaxaqueños.
La gente lo ovacionó.
El presidente López Obrador concluyó su mensaje, en el cual no tuvo una sola palabra para Alejandro Murat. Sin embargo, en silencio, lo hizo partícipe en cortar el listón inaugural, igual que a todos los integrantes del presidium. Pero la generosidad del mandatario nacional hacía con el ex gobernador no gustó a la concurrencia, la cual entre vítores y porras a AMLO tampoco se olvidaba del “fuera”, “fuera” para el ex priista.
Antes de bajar del templete, el presidente Andrés Manuel se despidió de algunas personas, entre éstas Murat Hinojosa a quien le dio un abrazo en medio del abucheo del público hacia el ex gobernador. Quien sabe sí así lo consoló ante el repudio de la concurrencia o si así anunció por adelantado la inclusión del ex priista en la lista plurinominal de Morena al Senado, en cuyo caso solamente el número de la candidatura sería la sorpresa.
Salomón Jara por cortesía política saludó a su antecesor, hasta dándole una palmadita en la espalda mientras cruzaban algunas palabras.
Alejandro Murat no le cumplió a la ciudadanía oaxaqueña, pero sí al presidente AMLO no precisamente con la colaboración de su administración en las tareas de construcción de la autopista, sino entregando Oaxaca, incluso antes de la sucesión 2022.
Palabra cumplida.
Es una de las lecturas, de otro modo no se entiende tanta deferencia de López Obrador hacia un protagonista del “pasado”.
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