Zorruno, digo yo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya se metió de lleno a la contienda presidencial del 2024.
Al lanzar sus 20 iniciativas de reforma de tuti-fruti cumple con varios objetivos:
– El primero: acotar, contener, pasar a tercer término las críticas y señalamientos opositores sobre su larga lista de inconsistencias, fracasos y errores -en seguridad, militarización, transparencia, salud, educación, corrupción, cercanía con narcos, lo de tráfico de influencias y el cínico, escandaloso enriquecimiento ilícito de sus hijos, moches a hermanos, etc, etc- por la vía de lanzar una abigarrada lista de iniciativas constitucionales y legislativas que obligarán a senadores y diputados, opositores y críticos, líderes políticos, sociales y empresariales, e intelectuales y académicos a involucrarse en decenas de análisis y debates con los cuales se dejarán de lado las discusiones sobre los problemas reales del país.
-El otro gran objetivo obvio, es colar a última hora cambios en diferentes áreas , programas, normas con los cuales pretende evidentemente imponer línea, políticas y programas transexenales a quien resulte su sucesora de entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.
– El tercer y no menos importante objetivo, es participar directa y personalmente en la campaña electoral.
Así lo advirtió él mismo al explicar por qué envía estas iniciativas al Congreso en este momento:
“Hasta ahora se dieron las condiciones (para presentarlas)… porque vienen las elecciones y el pueblo va a decidir. Y una elección no es nada más para ver qué candidato gana, ni es sólo para ver qué partido o qué alianza, qué coalición gana; una elección es también para definir un proyecto de Nación, y eso, considero, es lo más importante”.
O sea, él ve que en su sucesión está en juego “el proyecto de Nación”. Es decir, evidencia estar consciente, advertido, de que su candidata Claudia Sheinbaum puede perder ante Xóchitl Gálvez y el Frente Opositor que son quienes representan el otro proyecto de Nación.
De ahí que afirme que sus 20 iniciativas son el eje vertebral “de la campaña electoral de nuestra coalición”.
Y además queda absolutamente claro que “su proyecto de nación” es el de un régimen sin contrapesos ni en la Corte, ni en la red del Poder Judicial, ni en el Senado y ni en la Cámara de Diputados, y menos en el sistema electoral (INE y Trife), áreas donde sus iniciativas plantean recortar, disminuir presupuestos y desaparecer la figura de Senadores y Diputados pluris, que fue creada para darle voz y voto a las minorías y oposiciones.
En síntesis: el sometimiento absoluto al Presidente.
En una muestra de su rendición, capitulación, resignación a la construcción de un poder transexenal, a un Maximato pejista en el cual ella sólo actuaría como una gerente de despacho, Claudia Sheinbaum anunció de inmediato que asumía esas 20 iniciativas como su propuesta central de campaña presidencial.
En los hechos hoy AMLO es el candidato abierto del oficialismo. Y Claudia Sheinbaum -como todos lo advirtieron-, es su prestanombres en la boleta presidencial y en lo que sería una “presidencia fantasma”. Cómo esas empresas localizadas en estanquillos y talleres mecánicos que se registran para recibir contratos por asignación directa en beneficio de hijos y compadres.
EL PEQUEÑO Y ESENCIAL DETALLE DE LA MAYORÍA CALIFICADA
Todo lo anterior describe la obviedad de las intenciones de AMLO. Sólo que para hacer realidad su muy sucio sueño e inocultable ambición de convertirse en el dictador perfecto, necesitaría tener mayorías calificadas de dos terceras partes en Senado y Cámara de Diputados.
Y no, no las tiene.
Y el PRI, PAN, PRD y MC más independientes, sin cuyos votos no se logra la mayoría para hacer reformas constitucionales, ya dijeron que sólo aprobarán aquello de las 20 iniciativas de AMLO que no atente contra la división de poderes, contra la democracia ni contra las libertades y autonomías de órganos e instituciones independientes.
RIESGOS REMOTOS, PERO POSIBLES
En este contexto hay expertos y líderes políticos que advierten que, si bien AMLO y su Morena no tienen votos calificados para estas reformas, existe la remota pero posible posibilidad de que el 2 de junio logren obtener esas mayorías en Senado y Diputados.
Y como la nueva legislatura entra el 1 de septiembre, entonces AMLO -quien termina su gestión el 30 de ese mes- tendría 30 días para sacar adelante sus reformas y lograr finalmente la destrucción del sistema político como lo conocemos actualmente, para entrar en un régimen abiertamente autocrático.
Por ello la contienda electoral de aquí a junio no sólo se centrará en ganar la Presidencia, sino las mayorías simples y constitucionales en Diputados y Senadores.
XÓCHITL GÁLVEZ REGRESO AYER
Este jueves y mañana viernes serán días de intenso trabajo para Xóchitl Gálvez y su experimentadísimo equipo cercano integrado por Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid, Santiago Creel, Beatriz Paredes, José Ángel Gurría, Julio Frenk y otros muchos de ese calibre junto a los líderes del PRI, PAM y PRD a saber Alejandro “Alito” Moreno, Marko Delgado y Jesús Zambrano para un análisis y reflexión de logros del viaje a NY y Washington
Un viaje que ayer cerró con encuentros con Brian A. Nichols, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y con Janet Murguía, presidenta de UnidosUS, con sede en Washington, DC además de un largo encuentro con Luis Almagro, secretario general de la OEA para concluir en una conferencia de prensa en el emblemático National Press Club.
Un punto importante y persistente en este viaje -además de que se abrieron puertas de personajes e instituciones, organizaciones multilaterales y del Gobierno en su más alto nivel- fue el llamado de la candidata presidencial de la oposición a no dejar de ver lo que ocurre en México.
A enviar observadores y asumir una posición de exigencia democrática, se indicó.
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