En su obra La Política, Aristóteles describe las diversas clases de gobierno que
existieron en Grecia, atribuyendo virtudes y perversiones de cada uno de ellos. En
México, en este siglo, entramos a tener un gobierno formalmente democrático, que con
el triunfo de morena y sus aliados, lo más seguro es que vaya a pervertirse en una
especie de monarquía civil, no de índole hereditario por sangre sino transferido por
designación del gobernante anterior, y que, después de que este gobierno (me refiero
al del presidente López), destruya a las instituciones que ponen freno al Ejecutivo
Federal, derivado de violaciones a la ley y a la Constitución.
La virtual presidente electa, Claudia Sheinbaum (no digo “presidenta” porque es el
término inadecuado, ya que “presidente” significa el “ente que preside” y la palabra
“ente” no tiene género) va a tener tantas potestades como las de un monarca, si las
ejerce hacia el bien común, o como tirana, si las ejerce en beneficio personal o de su
grupo político.
Claudia puede escoger el ser la mejor gobernante que tenga México o la peor. Ella se
encuentra ante dicha disyuntiva. Debemos de mencionar que el actual presidente tuvo
esa disyuntiva también, con la gran salvedad, de que nuestro presidente gobernó al
país con los frenos que le impuso el Estado de Derecho, instrumentados por el Poder
Judicial de la Federación. Pero, por desgracia, ejerció el gran poder político que tuvo
durante su mandato, de la forma más irresponsable, irracional, descuidada y despótica
para beneficio personal, el de su camarilla de corruptos y el de su grupo político.
Entonces, describamos lo que puede ser la Claudia Buena:
1. Respetar el statu quo del Estado de Derecho imperante, movilizándose
políticamente para evitar que el Congreso entrante cambie la Constitución, y si
no lo lograre, iniciar ya dentro de su mandato, a partir del 1º de octubre, un
proceso de reversión de los cambios aprobados. Una situación así, lo primero
que provocaría sería una reacción muy positiva en los mercados financieros
internacionales y de nuestros socios comerciales de Norteamérica.
2. Abrir un diálogo franco y transparente con la oposición para reestablecer el
gobierno destruido por López, para convertir al gobierno a que opere con
excelencia, a bajo costo, con procesos simplificados que den competitividad al
país.
3. Iniciar un proceso de reestructuración de las finanzas públicas, también a través
de consensos con la oposición, para aumentar los ingresos tributarios, sin
afectar la competitividad de las empresas, tendiente a hacer crecer la economía
y, paulatinamente, incorporar a la economía informal a la formalidad tributaria.
4. Establecer una política de seguridad pública con base civil, a partir de lo local,
otorgando a estados y municipios los recursos técnicos y presupuestales
adecuados, y establecer una estrategia eficiente para combatir al crimen
organizado en coordinación con el gobierno de Estados Unidos.
5. Reconformar los programas sociales para que no haya fugas y exista eficiencia
en su instrumentación.
6. Hacer un gran proceso de reconciliación nacional para revertir la polarización
causada por el presidente López.
La Claudia Mala
1. Se somete a la voluntad del presidente López y permite la destrucción del Poder
Judicial de la Federación y de los órganos constitucionalmente autónomos. Ya
sabemos que ello causaría una gran pérdida de confianza al país por parte de
los mercados financieros internacionales y de nuestros socios en el T-Mec.
2. Libre de estorbos jurídicos, eliminaría las reformas estructurales en energía,
telecomunicaciones, competencia económica y otras que impiden al Estado
tomar control de la economía.
3. Consolidar a los militares en el control de la seguridad pública y continuar con
pactos con el crimen organizado para realizar control político de disidentes a su
gobierno.
4. Expropiar a empresas en ramas de la economía que le interesen al gobierno.
5. Establecer brigadas de defensa del régimen para hacer vigilancia y denuncia de
disidentes al gobierno.
6. Continuar con los pactos estratégicos con los oligarcas del país, para provecho
de sus intereses personales y de su movimiento.
Como seguramente lo habrán percibido, esta es solo una pequeña muestra de lo bueno
o malo que nuestra virtual presidente electa puede hace para bien o para mal de los
mexicanos. Esperemos que Dios la ilumine y realice un gobierno, a lo menos moderado
y no destruya nuestros fundamentos democráticos, aunque endebles, que tenemos.