Diversos analistas convergen con la opinión de que México será el país más impactado
con el nuevo gobierno de Donald Trump que se inaugura en enero de 2025. Esa
aseveración se da por diversos motivos, de los que destacan tres principales:
1. La cercanía de Estados Unidos con México.
2. Los impactos que existen con esa cercanía, que difieren con lo existentes en
Canadá que también tiene la cercanía. Esos impactos son debidos a:
a) El diferencial económico gigantesco entre la economía mexicana y la
estadounidense, que hace que el valor de la mano de obra mexicana y de
ciertos insumos de México sea más económico, y por consecuencia,
atraigan inversión para la manufactura en México.
b) Paradójicamente, por el valor bajo de la mano de obra mexicana y la
carencia de mano de obra en Estados Unidos, que hace atractiva la fuga
de mexicanos hacia Estados Unidos, debida a los problemas que
recientemente existen en México de carencia de inversión, que genera
pérdida de empleos, y la inseguridad reinante en México.
3. El fenómeno global migratorio que impulsa, principalmente a la población de
países latinoamericanos y del caribe a migrar a Estados Unidos, vía el recorrido
por nuestro territorio, debido a diversos factores, que van desde la inseguridad, y
la pérdida de oportunidades de empleo y la miseria o falta de libertades y
persecuciones que existen en diversos países, que genera presiones hacia
México a que controle dicha migración.
Aunado a lo anterior, parece que nuestro gobierno ha hecho todo lo posible para
generar el peor entorno posible para que nuestra relación con los Estados Unidos se
deteriore, por lo siguiente:
1. La Reforma Judicial, que hace que el Poder Judicial, en la práctica, pierda su
independencia, estando bajo el mando y control del Poder Ejecutivo, en el mejor
de los casos, y en el peor, bajo las garras del crimen organizado e intereses
obscuros de poderes oligárquicos, generando incertidumbre jurídica para los
inversionistas.
2. Las necedades que vienen dese la administración del expresidente López, como
la prohibición de la importación del maíz transgénico, la destrucción de reforma
energética de 2014, y la destrucción de los organismos autónomos, que, de una
manera u otra, violan múltiples disposiciones del T-Mec. En el mejor de los
casos, esto nos puede acarrear aranceles retaliativos de los Estados Unidos,
daños derivados de condenas de páneles de solución de controversias y en el
peor de los casos, hasta la cancelación misma del T-MEC que no le convendría
a nadie.
Lo prometido por Trump en su campaña en contra de México o con impactos en
México, es lo siguiente:
1. Cierre de la frontera con México. Ello implica el no permitir en lo absoluto la
entrada a México de personas que desean emigrar hacia los Estados Unidos
con visas de asilo y otras características humanitarias. Esto generará una
presión social en las fronteras mexicanas, tanto del norte como del sur, que el
gobierno tendrá que lidiar, ya sea impidiendo la entrada por el sur, absorbiendo
esa mano de obra en México, que se ve difícil porque está en nuestro país
decayendo el empleo y en la zona norte están cerrando empresas de
manufactura. O expulsar a los extranjeros migrantes de México, situación que
lleva múltiples recursos que no tenemos.
2. Expulsión de millones de extranjeros del territorio de los Estados Unidos. Eso
traerá consecuencias severas para los Estados Unidos, en primer lugar, porque
al desalojar a personas que ya se han colocado en empleos en ese país,
causará graves problemas por su ausencia. Los trabajos agrícolas se verán
impactados gravemente, las áreas de la construcción, de mantenimiento,
servicios de restaurantes y otros servicios que los extranjeros ocupan a falta de
interés de los estadounidenses de llenarlos, causarán un grave problema que el
gobierno de Trump no ha medido. Además, la logística y movilización policial
necesaria para instrumentar esta masiva expulsión, causará graves disrupciones
sociales y protestas en Estados Unidos, proveniente de una gran base de
ciudadanos que no estarán de acuerdo en la medida. Finalmente, el gran costo
que esto causará para los contribuyentes gringos, al tener que pagar centros de
detención, mantenimiento de los detenidos mientras se procesa su expulsión, la
reacción jurídica en su defensa que eso costará; todo ello será lo tendrán que
sufrir en Estados Unidos.
3. Nosotros en México tenemos la amenaza, por lo pronto, de que nos regresen a
nuestros paisanos, y aquí, no va a haber espacio económico para su absorción,
independientemente de que quiera Trump también aventarnos personas de otras
nacionalidades.
Conclusión:
Debe de existir una negociación razonable entre los socios del T-MEC y una bilateral
entre Estados Unidos y México. No podemos ninguno de los tres países ser rehenes de
las ocurrencias de Trump y de AMLO/Sheinbaum. Deben regir nuestros intereses
nacionales mutuos, y no darnos balazos en los pies o en la cien, por necedades de
campaña o motivos ideológicos o de tener el poder absoluto.