Será esta la décima vez que abrimos la vitrina donde nuestro maestro Alberto Cisneros Toscano acuna esos 100 libros necesarios, necesarios, a decir de él, para ser un “espía”.
Recordemos, Cisne Toscani, maestro en las artes de “administración de la información para fines de seguridad y defensa nacional” antes abrió la conversación desde el tema “¿quieres realmente ser espía?..entonces lee”. Y, ya lo dije antes, en este patrullamiento hoy llegamos al final de la glosa de la centena de libros obligadamente leídos para los aprendices y compañeros buscadores en ese Arte del “espionaje”. Los libros son estos y Cisne nos regala sus glosas.
91. “La Puta de Babilonia” de Fernando Vallejo. Antes de ofendernos y pegar el grito en el cielo, “recordemos” que la “terrible” palabra “puta” en sus inicios fue un eufemismo para designar a las féminas que se dedicaban, y se dedican aún, a Dios gracias, al noble oficio de contribuir a la catarsis social (de gigolos por accidente hablaremos luego).
Mauricio Feres Yazbek, mejor conocido como Mauricio Garcés, lo entendió bien y, para no meterse en honduras, les llamó simplemente zorra, perdón, “arroz”. Pero yo no, ya que estoy convencido de que “Nadie que haya subido por esa jerarquía de ignominia que va de cura a obispo (ojo que no escribió “padre”), de obispo a arzobispo, de arzobispo a cardenal y de cardenal a papa (aquí ni cómo ayudarlo, ni modo de decirle “representante de Dios en la Tierra”) puede ser bueno”. Qué denso, maestro. Además de que, según me dijo la vecina chismosa, ese adjetivo calificativo les fue endilgado por el pueblo que más ha sufrido el ascenso de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
¿Más? Permítame: ” ‘Hasta donde puedas, agrega la razón a la fe’, escribió Boecio. En esa frase aparentemente inocua está la semilla del máximo engendro de la Edad Media, la escolástica, una filosofía pantanosa de sutilezas estériles, escrita en mal latín y puesta al servicio del oscurantismo teísta de los papas”. Y te preguntarás: ¿es que acaso Dios existe? Vallejo te contesta: “Claro que Dios existe! Es un viejo malo y feo, vengativo y rabioso, muy proclive a la maldad y con las tripas podridas de rencores”, pues claro, ¿o usted como padre-dios-todopoderoso-
92. “República Pacheca. Crónica de la mariguana en México: 1492-2015” de Enrique Feliciano H. Perdón don Quique, me acordé del chiste aquel que cuenta: -Hay amor, este hotel me trae grandes recuerdos, aquí cogí con mi primo Enrique. – ¿Aquí qué? – Ándale, a ese. ¡Plop! Pero pongámonos serios, el autor aclara en su presentación: “República Pacheca no es una invitación a fumarse un toque de mariguana. Es un llamado a debatir abiertamente, sin prejuicios y sin encargos oficiales, la legalización de la mota para uso medicinal, manufacturero y recreativo”. De pachuco a Pacheco, una letra media, ¿verdad TinTan? Feliciano nos habla de celebridades que celebran en compañía de doña Mari, como Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino (Agustín Lara pa’ los cuates): “cursi y pacheco conoció el pecado en la adolescencia y sucumbió a lo inevitable: le gustó, a los 13 años ya había aspirado el aroma acre de los burdeles y, tiempo después, supo del diluvio de estrellas que provoca la yerba, la herida en la mejilla izquierda (que enamoró a La Doña) se la produjo una suripanta enamorada de él en un arranque de celos”. Ramón del Valle-Inclán, contertulio de Unamuno, Pío Baroja, Machado y otros, decía de la mariguana: “me ahorra el trabajo de regresar a mi casa cuando salgo del café a las tres de la madrugada, porque simplemente ordenó: ‘que se eche a andar la calle y que mi casa venga a mí’, y mi casa se me va acercando como un barco”. TinTan “fumaba mota, se echaba sus alipuses, era un eterno bohemio. Germán nunca ocultó su apego a la mariguana y a la vida disipada rodeado de mujeres”. Francisco José Hernández Mandujano, mejor conocido como el Chico Che, además de “Quen pompo” y “Perdóname mi amor por ser tan guapo”, escribió “La mata de mota”. El Púas Olivares, “a los 12 años le tosté las patas al Chamuco, si estábamos reunidos no falta el maldoso que saque su materia de seducción”. Frida Kahlo (quién iba a apellidarse Kuhlo, pero un aduanero mexicano no se lo permitió a su padre), no sólo fue dolor, pasión y sufrimiento… También fue divertida, ingeniosa, mal hablada, creativa y una dama que solía burlarse de los intelectuales (entendía sobre arrogancia epistémica), de la muerte y de la vida. Pero también una mujer que fumaba mariguana, era bisexual y comunista…”. Rigo Tovar, solo pidió perdón una vez, y no fue por ser mariguano, sino por ser guapo. Diego Rivera declara sin tapujos: “aprobamos fumar mariguana para llegar así a la excelsitud de los plásticos de la antigüedad pregachupina de México” y así se inició la sana costumbre de que “los pintores dejan olor a mariguana, alcohol y cola”. Octavio Paz (¿cómo, él también?), celebró a sus musas con pasteles de hachís, invitando (embarrando) a Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias, Guillermo Cabrera Infante, José Emilio Pacheco, Antonio Cisneros, José Carlos Becerra, Carlos Monsiváis, Sergio Pitol, José Donoso, Fernando del Paso”, a la mucama y hasta el chamaco que les boleaba los zapatos. García Márquez “dormía en burdeles y fumaba mariguana”. Y mejor ahí le paró, no vaya a ser que el primo de un amigo también le quemaba las patas el Chamuco.
93. “El legionario de Cristo. Abuso de poder y escándalos sexuales bajo el papado de Juan Pablo II” de Jason Berry y Gerald Renner. Los autores nos aclaran: “Marcial Maciel Degollado es el símbolo más representativo de una cultura eclesiástica corrompida por la hipocresía sexual. Cómo hizo para eludir el castigo durante décadas es un modelo de relativismo moral en una iglesia colmada de vergüenza”.
Maciel, fundador de “la Legión de Cristo”, representa “el aspecto delictivo de la cultura eclesiástica”. La incógnita es: un Dios Todopoderoso o su “representante” en la Tierra para qué necesitaría acólitos como este ser impresentable, pedófilo (trastorno psiquiátrico en el que el afectado tiene excitación o placer sexual a través de actividades o fantasías sexuales con niños o jóvenes) y luego pederasta (persona que consciente del daño y el delito que comete pasa del deseo y la fantasía a la acción cometiendo así el abuso sexual infantil), ladrón contumaz, mitómano, farmacodependiente, manipulador, una hez de persona, para lograr sus fines? Designios incognoscibles del Señor, amén.
94. “Homo videns. La sociedad teledirigida” de Giovanni Sartori. Don Juanito no se anda con sutilezas y nos advierte: “El primado del ver, el primado de la imagen, empobrece el conocer y del mismo modo debilita nuestra capacidad de gestionar la vida en sociedad, estamos perdiendo el lenguaje abstracto y la capacidad de abstracción sobre la cual se fundan nuestro conocimiento y nuestro entendimiento”, al menos como lo conocemos, diría yo. Y parafrasea: “Déjame oír cómo sabes hablar y te diré quién eres”. Alejemos a los niños de las pantallas y acerquémoslos a los libros, porque si no les va a pasar lo que a mí ya me pasó: un escuincle imberbe me tiró a la cara, noqueándome con su verdad: “¿Qué de divertido tienen los libros?”
95. “Sodoma. Poder y escándalo en el Vaticano” de Frédéric Martel.
En su magistral libro, don Quico enumera, al menos 14 reglas de la Sodoma moderna: “1/a. regla. Durante mucho tiempo el sacerdocio ha sido la escapatoria ideal para los jóvenes homosexuales. La homosexualidad es una de las claves de su vocación. 2/a. regla.
La homosexualidad se extiende a medida que se acerca al sanctasanctórum; conforme se asciende en la jerarquía católica, la proporción de homosexuales aumenta. En el Colegio Cardenalicio y en el Vaticano culmina el proceso de selección: la homosexualidad es la regla y la heterosexual la excepción”. 5/a. regla.
En la “Santa” Sede los rumores, las difamaciones, los arreglos de cuentas, la venganza y el acoso sexual son frecuentes. 10/a. regla. Los sacerdotes y teólogos homosexuales son mucho más propensos a imponer el celibato que sus correligionarios heterosexuales.
Se obstinan en cumplir esta consigna de castidad, pese a que es intrínsecamente antinatural. 11/a. regla. La mayoría de los nuncios son homosexuales, pero su diplomacia es esencialmente homófoba. Denuncian lo que son. En cuanto a los cardenales, obispos y sacerdotes cuanto más viajeros, más sospechosos acaban siendo (¿será cierto ‘papa viajero’?). ¿Quiere saber más?, léase a don Martel y a sus 635 páginas que no tienen desperdicio para conocer el color de los calzones de los “príncipes” y demás porquería que pulula en la doble vida de quienes se reputan estar llenos de “santidad”.
96. “Hitler” de Werner Maser. Me leí al Hitler de Maser (de 455 páginas) y no me supo explicar, o no lo ví, el ¿por qué un soldado que combatió como estafeta en prácticamente toda la Primera Guerra Mundial (4 luengos años), actuó hasta como Cabo únicamente y nadie se atrevió a ascenderlo mínimo a Sargento, estaría muy pendejo don Adolfo? Después encontré que los editores de la serie de libros “Rostros del mal”, al hablar de Adolfo Hitler, señalan: “Es muy extraño que alguien que consigne la máxima condecoración del ejército alemán no sea ascendido más que a cabo, como él, y al parecer fue porque sus superiores consideraban que carecía de cualidades de mando”. ¿Será? Imagínese si el cabo bohemio conquistó media Europa, qué hubiera podido conquistar si hubiera llegado a ser, no sé, capitán. Son las rarezas que confirman la regla, como bien lo demostró Rommel, quien conquistó lo que conquistó como Mariscal, sin haber pisado una escuela de Estado Mayor, cosa que no le perdonaron los espantados de siempre.
97. “Palabradicción” de Virgilio Ortega. Don Virgilio nos hace ver que “el logos o ‘razonamiento’ es la manera platónica de filosofar mediante el diálogo. Yo tengo mi logos y tú el tuyo y, al dialogar, enfrentamos mi logos con tu logos: dialogamos”. El autor explica la pertinencia de usar a la etimología como fuente del conocimiento de las palabras que empleamos, en contraste con la propuesta de don Emeterio Elu Acha, quien en su libro “Eskribamos komo ablamos”, preconiza el uso de la “eskritura fonetika” para “exponer algunas razones de sentido común que apoyan la conveniencia de establecer en nuestra escritura la fonética por sobre la etimología de las palabras”.
Gustos o conveniencias aparte, creo que la fonética ocupa un espacio y la etimología otro, usar el origen de las palabras (la etimología) para comunicarnos es más importante y rico que escuchar el “chisme” (la fonética) que se dice sobre ellas. Saber de dónde viene una palabra y porqué la usamos como la usamos, es más importante que lo que simplemente se dice sobre ella. Saber sobre la realidad de las raíces de una planta es más importante, para el analista, que observar sus flores, ¿qué no? Dicho de otro modo y según Guido Gómez de Silva en su “Breve diccionario etimológico de la lengua española”: “La etimología es la historia de las palabras, es con frecuencia la historia de las cosas y por tanto de la civilización. La etimología puede servir de ‘puente’ o recurso mnemotécnico para recordar palabras recién aprendidas”, la fonética se escucha “chido”, pero hasta ahí.
98. “Sobre la libertad” de John Stuart Mill. La tesis central de este libro es que sobre sí mismo, sobre su cuerpo y sobre su mente, el individuo es soberano. Defiende al individuo contra la tiranía de la mayoría, en la que, a través del control de la moral, la sociedad se convierte en un poder no electo, despótico además. Stuart Mill nos hace ver que: “El rehusarnos a escuchar una opinión porque estamos seguros de que es falsa, es lo mismo que suponer que nuestra certidumbre es igual a la certidumbre absoluta.
Toda supresión de una discusión, es una suposición de infalibilidad. Su condena puede basarse en ese argumento común, que no es peor porque sea común” (falacia ad populum).
“Las personas que se encuentran en situación más afortunada, porque sus opiniones se discuten a veces, y están acostumbradas a que se les corrija si están equivocadas, sólo sienten la misma confianza ilimitada acerca de las opiniones que comparten todos los que las rodean o aquellos a quien habitualmente respetan” y remata: “La única libertad que merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, mientras no intentamos probar a otros de ese mismo bien o estorbar sus esfuerzos por alcanzarlo”.
99. “De animales a dioses. Breve historia de la humanidad” de Yuval Noah Harari. El autor nos aterriza desde ya: “Presumiblemente, todo el que lea este libro es un Homo sapiens” y nos advierte: “la verdad es una prueba inadecuada para el conocimiento. La prueba real es la utilidad” (¿utilitarismo del siglo XXI?), entendiendo que “el utilitarismo es una teoría ética que trata de diferenciar el bien del mal al enfocarse exclusivamente en los resultados de las acciones. Es una versión del consecuencialismo.
El utilitarismo determina que la opción más ética es la que produce el mayor beneficio para el mayor número de personas”. Habrá que masticarlo para entenderlo. Harari nos hace ver que somos el resultado del fracaso del otro, somos el triunfo colectivo por sobre al menos seis especies de humanos que caminaron sobre la Tierra, ya que: “El fuego nos dio poder, la conversación hizo posible que cooperáramos, la agricultura alimentó nuestra ambición, la mitología sostuvo la ley y el orden, el dinero ofreció algo en lo que confiar, las contradicciones crearon la cultura y la ciencia nos hizo imparables”.
100. “La Biblia del lenguaje corporal” de Judi James. Y como no sólo de palabras vive el hombre, ahora invito a “interpretar los gestos y las expresiones de las personas” de la mano de Judi para saber que “El lenguaje corporal afecta de un modo extraordinario al bienestar emocional y mental” ya que “Como mecanismo de comunicación el lenguaje corporal supone más del 50% del impacto recibido de todos los mensajes recibidos cara a cara”. Y que no le preocupe su aparentemente dificultad, ya que “todos somos expertos en el lenguaje corporal, lo leemos sin cesar a partir de los quince minutos de haber nacido”, lo que pasa es que nadie nos da un diploma por eso, y ni lo necesitamos, por cierto. Dejemos de preocuparnos por no poder invertir en la bolsa de valores, los libros son una mejor inversión.
El “ser” de estos apuntes…corrijo; el “espíritu del ser” de estos (anteriores) cien apuntes bien leídos por usted está en el provocar que los 11 lectores (ji) de la columna (Patrulla de papel) entren sobre rieles en “modo Flux” y así, en su andar dentro del camino de la Seguridad Humana con su sola presencia (cuál Hierofante bajando por la falda de la loma) cambien las maneras de pensar de quien los mire. ¿Me expliqué?.
Es definitivo que, no existen “academias de espías”, si las hay para “investigación” insurgencia y contra insurgencia” más, repito, no existen Escuelas de Espías, por ello, siguiendo las premisas del ex Ganso Salvaje bien conocido aquí como Albert Cisne, el hacedor de espionaje además de polivalente y multifuncional habrá de ser superlativamente CULTO.
Así pues enfrentemos las cosas blindado con tu antifaz de “espía”.
Último patrullaje.- darle la “total unidad” del mando del Sistema Policial a Omar García Harfuch, desde la óptica de especialistas en Seguridad y Defensa es algo digno de revisar.
La República, el Federalismo e incluso el Municipio Libre estarían por ser trastocadas, ahora, son tan graves las fracturas causadas por la INSEGURIDAD que el Estado Mexicano solo puede echar mano de aquello que dice -¿quieres resultados diferentes?..!has cosas diferentes¡.
Balazo al aire.- !lee¡- no sé leer- ¡lee!. “El Coran”.
Greguería.- siempre hubo alguien más vanidoso que Narciso..¿?
Oximoron.- lo más lejos de mi es mi nuca.
Haiku.- el vivir en ti, río
es pura vida.
Mujer, niña, consentida.