Tres notas recientes invitan al repaso del lenguaje y el mensaje girando en torno a Sheinbaum: el manejo del 8M, el relevo en Hacienda y convocando a ir el Zócalo.
En los tres casos, el lenguaje opositor se tropezó con la realidad. Acostumbrado a golpetear con poca –cuando no, con nula– inteligencia, sin distinguir blanco y negro, a obviar consecuencias y a negarse a reconocer absolutamente nada, es un lenguaje opositor extraviado al enfrentarse a determinadas notas. Importa, porque extravía a gente seguidora de líderes de opinión extraviados y la consecuencia es que replican tonterías.
Sheinbaum es persona informada y reacciona. Sea que no estaba informado o era ladino, López Obrador actuó tantas veces como ajeno a la realidad. Con el 8M fue indiferente. En el primer día sin mujeres, simplemente pasó de largo y así se siguió todo su sexenio. Fue un punto muy negativo sobre su proceder siendo figura pública y como mandatario. Sheinbaum recoge la estafeta y mejora la oferta. Al encabezar actos alusivos al Día Internacional de la mujer –conmemoración que tiene muchos tonos, muchos rostros y muchos mensajes, no solo uno que algunos sectores secuestran y enarbolan como el único valedero sin ser el único valedero– y ella visibiliza el tema desde el Estado. Un Estado que no es perfecto. Un Estado y una sociedad a la que hay tanto qué reclamar, sí.
Los presidentes anteriores han sido omisos en el 8M desde que la fecha dejó de ser para felicitar a las mujeres y fue creciendo su señalamiento en marchas concurridas y el reclamo de sus protagonistas, radicalizándose de paso en algunos casos. No solo fue López. Peña, Calderón se desdibujaron. Sheinbaum destacó a la mujer indígena en el año en que es destacada y con vestimenta violácea efectuó actos en Palacio Nacional.
¿Y qué otro camino tenía? Desbibujarse o unirse a la marcha. Ambas cosas se le hubieran cuestionado como se le cuestionó esta acción. Porque para dónde se hiciera y aun siendo mujer. Este año la libró. El próximo no será de la mujer indígena ni abrirá sala en Palacio Nacional dedicada a las mujeres y tendrá que informar el efecto de entregar la famosa cartilla de derechos. No podrá evadir la exigencia de cuentas a entregar en materia de mejora o empeoramiento de la mujer en México por acciones de gobierno. Este año lo ha brincado y la oposición no fue acertiva en denunciar faltas del gobierno al completo.
Si es criticar por criticar resulta ocioso hacerlo. Estamos hechos. Y eso parece ser: ocioso.
Sheinbaum no se apoya en el movimiento feminista y no se cuelga de tal, del que nadie es dueño también remárquese, y marcó la fecha, pero sí se blindó. No es criticable que ponga vallas a Palacio Nacional. Está en sus responsabilidades también, ‘también’ es un ‘además’, resguardar el patrimonio público. Y hay contingentes dispuestos a agredirlo. No se le puede cuestionar que lo proteja si enfrente no hay ánimo de resguardarlo. Implica separar cada cosa y distinguir cada cual, porque merecería distinguirse piedras de personas o una mujer gobernando a no tenerla –que es un paso gigante en pro de obtener el espacio público y con acceso al poder– de la realidad que supone para México el mal manejo de todos como sociedad y gobierno de los asuntos que atañen a la mujer, asunto entendido como la obligada seguridad y el respeto debido a las mujeres.
Pero no, hay a quien no le interesa separar temas. Le escriben a Sheinbaum que no llegaron todas. Qué obviedad. Mas, por las que sí llegaron cabrían acciones contundentes en pos de seguir llegando las más y un día, todas. Desde la sociedad y desde el gobierno y con resultados positivos. El 8M en México al pasar de 10 a 11 asesinadas diarias, nos recuerda que no se está yendo en la dirección correcta tampoco como sociedad. Si el agresor, además, tiene 20 años ¿qué onda? Se supone que ha crecido en tiempos de mayor visibilidad y exigencia del respeto a la mujer. ¿Entonces? Y ¿qué siguen matándolas? ergo, no se está trabajando en puntos clave. No es cosa generacional, únicamente. No es cosa solo de ellas. Y toda la sociedad es responsable, no solo Sheinbaum.
Casos patéticos, hay. La opositora que en sus cuentas personales escribe que la Sheinbaum la enferma, además de faceta y lamentable carencia de sororidad, muestra nula asertividad en su dicho, recordándonos que “enfermarse” por políticos adversos no ayuda a causa alguna y francamente, enfermarse por esa causa es un desperdicio y suena a mamarrachada. Eleven el nivel del debate.
El segundo tema: el relevo en Hacienda. A periodistas rabiosamente opositores y pese a que Ramírez de la O advirtió siempre que se quedaría brevemente en este sexenio, ni eso les apaciguó. Uno dijo: “López afirmó que se quedaría un año”. Sí, amigo, nada más que López no es el exsecre, como no lo eres tú ni la Sheinbaum. La decisión debía tomarla Ramírez de la O. Al saberse su salida, si bien, planeada al cierre de los mercados y en viernes para apaciguar cualquier efecto negativo, personajes como López San Martín a fuerzas querían una crisis ministerial. Parecía que clamaba por la caída al completo del gobierno mexicano. Ese que no le cuadra. Y por más que se le decía que el exsecre siempre dijo que estaría un ratito, no, quería ver conspiraciones en su salida, acciones oscuras. Maricarmen Cortés por las mismas. Desde Fórmula descalificó a Ramírez de la O por no ser empático con los medios, por no tomar decisiones acertadas. No se la recuerda siendo así de puntual con alguien tan nefasto y ese sí, como fue Luis Videgaray. Claro, es lo normal el sesgo informativo acorde con ciertos intereses. Siempre fue mejor la discreción de Ramírez de la O a todos los índices mal manejados por Videgaray, a quien enmendó la plana Meade. Ya sabemos que Videgaray era ajeno al mundo financiero. Meade y Ramírez de la O, no. Pero eso no parece haberles importado para preguntarlo.
Falta saber algo para quienes han adelantado descalificar a Ramírez de la O. Si el nuevo secre, Amador Zamora, le enmienda rubros que dejó, entonces será criticable la gestión de aquel con bases. Si no, por ser adecuados, sus oponentes habrán adelantado juicios sin sustento. Meade enmendó a Videgaray y no formularon críticas tan acres al dedo chiquito de Peña.
Lo que sí no hubo crisis ministerial. Eso molestó a los que también quieren una invasión a México. No hace mucho, un ciudadano opositor y beneficiario del priismo, escribió en redes que quería ver el trato similar de Trump a Zeleski a su odiada Sheinbaum. Es que los mexicanos tenemos un temple vergonzoso para la desunión al no separar temas y tal.
Por último, sí, el Zócalo atestiguó otra vez el repetitivo mensaje de que somos soberanos y hubo diálogo. Y remarcó el marco del libre comercio. La tregua no mató aranceles contra aluminio y acero en marcha y la pingüe tregua poco ayuda en realidad, concedida a petición de las armadoras, no de México. Los dislates de Trump nos traen locos y de seguir así, cabe padecerlos cada mes con Zócalo lleno. Suena pavoroso el panorama y el lenguaje usado por todos en México no detalla los efectos de los aranceles impuestos. Ni gobierno ni opositores. Estos se ufanan de que los morenistas no los entienden, pero no dan muestras de ser conocedores. Y se quedan tan orondos. Eso sí, el priista Alito a balbucear. Mejor dice que se persiga también a los narcopolíticos de Morena, porque a ellos no los persiguen. Es como el niño tonto que cuando al hermano le van a dar medicina, replica con un “yo también quiero” por ignorancia, como pasa al de Insurgentes Norte.