Ayer se aprobó el plan de gasto público (American Rescue Plan, ARP) más ambicioso de la historia de EU, 1.9 billones de dólares (trillion en EU) que el Congreso sancionó en un voto estrictamente partidista, ahora que los Demócratas controlan ambas cámaras y la Casa Blanca.
El ARP pretende ayudar a personas y empresas que han sufrido los embates de la recesión económica generada por la pandemia y estimular la abollada economía. Sus detractores señalan que sus objetivos son indefinidos, lo que se convertirá en enorme desperdicio y aumento de la deuda sin mejorar las perspectivas de largo plazo de la economía.
Este plan tiene críticos de ambos lados: los Republicanos que señalan que la economía ya empezó a recuperarse, piensan que no se necesita un plan de gasto tan enorme, mientras que el segmento mas progresista lamenta que se haya dejado fuera elevar el salario mínimo federal a 15 dólares por hora.
¿Qué medidas específicas incluye el ARP?
- Primero que nada, contener la pandemia con una campaña de vacunación masiva, en lo que se ha tenido avances notables desde que llegó Biden al poder: se han aplicado ya 100 millones de vacunas.
- 1,400 dólares de “alivio” para los habitantes que ganen menos de $75,000 al año, además de $600 que en teoría se enviaron hace poco, y $1,200 del año pasado, que llegaron con una cartita de Trump como si hubieran salido de su chequera.
- Se extiende la cobertura para 20 millones de desempleados, que se iba a acabar a fines de marzo y que ahora seguirá hasta agosto, además de subir de $300 a $400 semanales.
- $350,000 millones para atender las hoyos atribuibles a la pandemia en los presupuestos estatales y municipales, sobre todo los que dependen del turismo y la extracción de petróleo, que han despedido a 1.3 millones de empleados.
- La propuesta de elevar el salario mínimo a $15 por hora, el doble de su actual nivel, fue rechazado por el “parlamentario” del Senado, experto en historia y procedimientos de lo que puede aprobar el Congreso. Esta oferta de los legisladores más progresistas la empujarán fuera del paquete aprobado.
El debate sobre este gigantesco gasto “de emergencia” cuando la economía ya se recupera a ritmo apreciable, recuerda el que hubo entre keynesianos básicos que creían que cualquier aumento del gasto público era deseable pues incitaría más crecimiento, y los economistas clásicos que sustentaban que tal cosa sólo crearía más deuda que se pagaría con mayores impuestos, inflación y estancamiento.
El ala más progresista en el Congreso, cuyos anhelos manirrotos no tienen límite, teme que este paquete pueda obstaculizar uno mucho mayor que ellos quieren para renovar la decrépita infraestructura de EU, esfuerzo en el que fracasaron por igual Trump y Obama.
Mientras tanto el déficit fiscal/PIB llegó a 18% el año pasado y la deuda neta del gobierno federal superó el 100% del PIB, lo que expone la gran fragilidad de la economía de EU cuando empiecen a subir las tasas de interés.
¡A ver cuando hace crisis esta situación!
Consultor en economía y estrategia en Washington DC y catedrático en universidades de México y EE.UU. Correo: <[email protected]>