Pese a que el Presidente no me mencione, soy como un hijo pródigo

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–      También al Presidente lo ignoraban en la lucha

–      Pero Monreal no descarta jugar por la oposición

Jalisco, o mejor dicho Guadalajara, su capital, se convirtió este fin de semana en lugar sagrado para los aspirantes presidenciales de Morena.

Fue visitado por el doctor Ricardo Monreal Ávila y por la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

Ambos lo que más desea es ser elegidos “por el pueblo” para sentarse en La Silla los seis años de 2024 a 2030, pero si Claudia no está segura de lograrlo, menos Ricardo. La primera es preferida de AMLO. El segundo enfrenta una relación conflictiva con el tabasqueño.

Monreal fue invitado a un evento “reducido”., modestamente, sin aparatos, llevó en su propio vehículo, con sus propios gastos.

Y los periodistas, los dedicados al reporteo, a levantar la noticia, a entrevistar a personajes, a políticos, obviamente que se fijaron en que Monreal estaba en la Perla Tapatía y le preguntaron.

El senador Monreal no es de las corcholatas oficiales; las que destapó el presidente AMLO. No. Es más, la dirigencia de Morena no lo quería como alternativa. La propia gobernadora de Campeche Layda Sansores se encargó de hacer propaganda sucia contra el zacatecano, el líder de la mayoría morenista en el Senado, el presidente de la Junta de Coordinación Política de esa instancia legislativa.

El presidente de la república, siendo amigo, siendo compañero de lucha, algo vio cuestionable en la conducta política de su amigo, su compañero y le retiró hasta el habla. No lo mencionó y cuando lo hizo fue porque se sintió obligado por las circunstancias. Pero es obvio que Monreal es una cuña molesta en los goznes de Morena.

Bien vistos Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto. Pero Monreal no. Y la dirigencia de Morena hará hasta lo imposible porque el senador no salga.

Y a propósito de esta situación, de las divisiones al interior del partido del presidente, la pregunta obligada de los periodistas de Guadalajara al senador Monreal Ávila; de una reportera en concreto era:

–      ¿Usted todavía aspira realmente a ser el candidato presidencial?

–       Sí, Para qué los entretendría si no fuera así. Usted y yo estaríamos viendo el béisbol…

–      Pero, a ver. Lo que le digo es que, finalmente, el Presidente (de la República ni lo ve, ni nada.

–      No le hace. Pero fíjese…

–       Ni siquiera lo menciona como “corcholata”.

–      No, yo no soy “corcholata”. Yo soy un hombre serio. Pero no; déjeme decirle: la lucha del Presidente yo la recuerdo porque con él estuve 26 años; a él no lo mencionaban. Al Presidente lo ignoraban; no lo vieron al Presidente. Y los gobiernos no sólo lo ignoraban.  Lo obstaculizaban y lo invisibilizaban.

Me siento como el Presidente en sus peores épocas: invisibilizado y minimizado. Pero así, les podemos ganar. Voy a resistir, voy a resistir porque ahí está fincada la victoria.

–       ¿Y tiene algún “Plan B”?

–      No. En este momento no.

–       ¿No hay posibilidades? Hoy, a este día, en Guadalajara, le digo no hay posibilidades; no hay.

–      ¿No se vería como Jefe de Gobierno?

–      No, en este momento.

–      ¿Ni de otro Partido?

–       Ni tengo ofrecimientos, ni he tocado puertas: ni ellos me han tocado la mía. Ellos tienen personalidades suficientes para encabezar este proceso electoral que viene en el 2024.

–      ¿Y se sumaría en dado caso?

–      Voy a mantenerme en Morena. Si yo acepto las reglas voy a honrar la palabra. Si no acepto las reglas, yo decidiré. Pero faltan meses.

–      Lo que sí puedo decir es que tengo mucha confianza en que la gente reaccione. Y que, a pesar de que el Presidente no me mencione, soy como una especie de hijo pródigo. Después, vamos a tener esa posibilidad de reconocerme los méritos, porque lo único que hago es luchar, luchar y luchar; resistir para vencer. Así es de que ahí nos vemos.

El senador habló también de su análisis de los partidos de oposición: El presidente de la República, dijo, diseñó desde hace 16 meses este mecanismo y ha logrado concentrar la opinión, la atención en sólo los aspirantes de Morena a sucederlo. Todo está concentrado en los aspirantes de Morena; y yo digo que esa habilidad ha dejado dispersos a los grupos antagónicos a Morena.

“Me gustaría que hubiese mayor movilización, estrategia, de parte de la oposición. A mí no me gusta, no me agrada una oposición débil; no me agrada una oposición dispersa; no me agrada una oposición prácticamente ausente, les advirtió a los reporteros que lo entrevistaban, que le pedían sus opiniones, su análisis de la realidad que está viviendo como un aspirante a la fuerza.

“Por eso es que lo que estamos haciendo nosotros es un esfuerzo de, yo constituir comités de reconciliación nacional. En una lucha dura, para mí; muy dura. Pero tengo mucha confianza en que las cosas puedan resultar positivamente.”

Las palabras del político que ha recorrido todas las posiciones políticas, desde el viejo PRI – la dictadura perfecta- pasando por la otrora izquierda revolucionaria, del Partido de la Revolución Democrática, hasta el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, denotan una confianza endeble en sí mismo y en el entorno, particularmente de cara a su actual partido, el Morena, y frente a su amigo, el presidente de la república.

Y en ese ánimo, a Monreal se le escucha decir, en público, a los periodistas jaliscienses que lo entrevistan, como confidentes, más que como interrogadores:

“Ojalá y también me invitaran a la Universidad de Guadalajara… quién sabe… ojalá y tuviera el cobijo del gobierno… quién sabe. Porque lo van a ver, lo van a ver mañana. Yo vengo como David frente a Goliat, pero David venció a Goliat.”

Entonces, proclamó. “Vengo en un son de paz; no quiero broncas, ni con el gobernador, ni con el rector de la Universidad, ni con los poderes fácticos, pero quiero tener el cobijo de los medios democráticos, que – eso espero- al menos cubran lo más elemental.”

–      ¿Pero usted cree que el gobernador (Enrique Alfaro) pudiera estar cobijando a algún aspirante?

–      El gobernador es muy inteligente; Ya lo verán ustedes.

–      ¿Está apoyando a Adán Augusto?

–      El gobernador es muy inteligente.

¿Está apoyando a Adán Augusto?

     –   No, eso no lo sé. Tendría que preguntárselo a él.

–  ¿Pero usted, ¿qué observa?

–      Yo observo que él está apoyando a alguien.

–      ¿A quién? ¿Por qué le cuesta trabajo pronunciar el nombre?

–       No, porque es amigo mío y vengo en son de paz, vengo en son de paz.

–       Por eso, ¿el secretario de Gobernación o el gobernador?

–      ¿Pero quién es su amigo, el secretario de Gobernación o el gobernador? ¿O los dos? ¿O ninguno?

–       Van a verlo ustedes.