¿De qué humanismo se habla?

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Para Augusto Cabrera, un amigo solidario con los pensionados.

“el individualismo tiene razón en cuanto ninguna libertad prospera sino a pesar de las demás; el socialismo tiene razón en cuanto ninguna libertad se cumple si los demás no son libres también”. Gabriel Zaid, La poesía en la práctica, Fondo de Cultura Económica, México, 1985.

I Las insistentes alusiones para caracterizar la convocatoria humanista acabaron siendo el método de legitimación del discurso gubernamental, dado que la gestión e intervención de las políticas públicas de bienestar están dirigidas a contener el profundo deterioro de las relaciones sociales que dan sustento al modelo económico capitalista. Así, los planteamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre un giro humanista de la política son el recurso ideológico de los valores que pretender guiar a la 4T, los cuales aparecen desdeñados por una cultura burguesa de fines inequívocamente pragmáticos establecidos por el individualismo.

El epígrafe sirve expresamente para señalar el sentido de la argumentación que se ha de dar a la pregunta del título. ¿Qué es el humanismo? ¿Se puede dar contenido humanista a la política para conciliar los intereses antagónicos de clase? Del plano ideológico a las razones políticas de gobierno, ¿puede haber cabida a nociones humanistas catalogadas como guía ética en la reconciliación de clases? ¿El humanismo sólo ha de entenderse en la práctica como una cuestión de libertades colectivas y no individuales? ¿En dónde buscar respuestas históricas ajenas a los intereses políticos de clase, principalmente de las clases dominantes? En la filosofía, la economía política, el derecho o la sociología, en la literatura, o acaso, nuevamente entre profetas y evangelistas hallar el ofrecimiento humanista a la luz de la terrible realidad de principio de este siglo, tiempo en el cual el pensamiento utópico postula la revisión del concepto humanista tan inalcanzable como inviable.

Aunque no es un asunto estrictamente cronológico sino del predominio de las condiciones sociales impuesto por la sociedad dividida en clases antagónicas las que replantean incorporar un discurso humanista a la política sólo como recurso ideológico, mas el hecho simple de que esté presente, éste al ser inquisitivo del orden establecido se constituye en un referente crítico respecto a lo que se esperaba de sus postulados renacentistas.

Si ser dispone de la herencia humanista para legitimar la política, más precisamente, la lucha política de los partidos por hacerse del poder público o mantenerse en éste, entonces esta disposición de las referencias humanistas cae en el terreno de las ideologías muy a pesar del legado histórico del pensamiento liberador del humanismo. Cuando no se da ningún enfoque de clase al uso de las nociones humanistas, los procesos de alienación que trae consigo el desarrollo capitalista de los países imperiales y en aquellos bajo su integración global de dependencia –como la prosperidad material de reducidos segmentos de las clases trabajadoras y de la clase media (la encarnación del espíritu del capital), o presentar los patrones de consumo en función del estatus social alcanzado visto como privilegio del éxito- determinan las condiciones en la superestructura por las cuales los preceptos humanistas sirven para legitimar las relaciones sociales de explotación, y que la lucha política intencionalmente las esgrime en el discurso doctrinario del Estado democrático de derecho para colocar las disputas políticas por el poder público en el plano exacerbado de visiones ideológicas en un número indeterminado y maniqueo de corrientes humanistas.

Y será en la formalidad institucional democrática –entendida como el orden jurídico establecido y aceptado- donde han de darse las transformaciones tendientes a desaparecer la desigualdad social, no de clase, como resultado de instrumentar políticas de bienestar una vez que se llegue al poder. Incluso, como orientación ideológica de los programas sociales de gobierno, el humanismo hace aparecer el bienestar social como la medida ideal de distensión de la agudización de la lucha de clases, sin ser nombrada, en momentos de crisis política y económica.

II Hasta el momento se ha dado por entendido qué es humanismo, y arriba se ubicó en el periodo renacentista. Humanistae hacía referencia, en las universidades de Florencia, Pisa, Nápoles, Roma, Venecia y otras del siglo XV, al estudio de los textos clásicos griegos y latinos de historia, retórica, dialéctica, filosofía natural, aritmética, gramática, entre otros. Así, studia humanitatis ejerció una influencia determinante en la literatura, pintura, escultura y arquitectura, en la filosofía y política, y por supuesto, en la religión y sobre todo en la institución vaticana, particularmente en la estructura del poder papal vinculado con las monarquías hegemónicas, el cual comenzó a concebirse desde la perspectiva secular, terrenal.

Maquiavelo fue desterrado cuando reveló la crudeza de los intereses financistas y Moro fue decapitado por haber enfrentado la voluntad del rey y la obediencia hacia el papa. En aquella época el ejercicio del poder absoluto al quedar sujeto cada vez más a las relaciones políticas de las nuevas clases sociales fue disminuido y delegado, y el sitio donde se reflejaron estos intereses y cambios fueron las cancillerías, las cuales tuvieron que articular un andamiaje de gobierno contra la estructura cortesana más inclinada en conservar el estatus de privilegios que atender la complejidad política sobre el destino de las monarquías ante la formación de Estados-nación europeos.

Las cancillerías expresaron la lucha política de que fue objeto la formación humanista de miembros de familias emergentes social y políticamente fuera del relevante y jerárquico linaje cortesano; al ser requeridos por los conocimientos aprendidos en las universidades, dieron un tratamiento a los asuntos y conflictos políticos no restringido a los preceptos de la moral católica de Roma. Paul Oskar Kristeller, filósofo alemán y uno de los especialistas destacado del pensamiento humanista del Renacimiento, elaboró durante veintinueve años la descripción de manuscritos resguardados en diversos archivos de Italia, trabajo contenido en Ocho filósofos del Renacimiento italiano (1982) y El pensamiento renacentista y sus fuentes (1993). En el ensayo “El mito del ateísmo renacentista y la tradición francesa del librepensamiento” de Notas y estudios filosóficos (1953), ofrece una línea de continuidad no exenta de matices y contradicciones entre el humanismo italiano y el librepensamiento francés –no necesariamente reducido a la masonería- en tanto expresiones de esta “cultura ubicua” que representa el pensamiento humanista en su desarrollo histórico. En las primeras obras citadas de Kristeller se anota la importancia que tenía el cargo de Secretario responsable de la Primera Cancillería de dar respuesta a la correspondencia real (en latín), o el de la Segunda Cancillería encargado de los asuntos derivados de las guerras y de las relaciones con funcionarios y autoridades de ciudades y territorios bajo el dominio del reino (documentos redactados en toscano, en el caso de Florencia), funciones que requerían la capacidad de elaborar informes descripticos o valorativos sobre sucesos consumados o documentos que sirvieran en negociaciones en curso.

III “Las historias antiguas son maestras de nuestras acciones” –citó a Maquiavelo Juan Manuel Forte Monge en el Estudio preliminar escrito para El príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio de la Editorial Grados, España, 2011- frase ilustrativa del sentido primordial del humanismo no utilitario y difuso de fines porque éste es resultado de la lucha política de una sociedad y tiempo determinados.

Desde el inicio se asoció las libertades perseguidas con el humanismo. Es por ello que Maquiavelo repara de manera crítica en la libertad de dominio, “independiente de la forma de gobierno…, que, mediante la ley, protege al pueblo o a los ciudadanos de la opresión y la arbitrariedad internas, en especial, de la ambición de las clases dirigentes… Para explicar la pérdida del amor a la libertad… Maquiavelo alude al carácter destructivo de la expansión romana y al papel pernicioso desempeñado por el cristianismo… pues a través de valores como la humildad, la caridad o el desprecio a lo mundano, el cristianismo habría propiciado la debilidad y la servidumbre política de los lugares en los que se había implantado” (Estudio preliminar, pp CXIX y CXXIII).

A mediados del siglo pasado se dio “el renacimiento del humanismo dentro de diversos sistemas ideológicos”, presunción con la que Erich Fromm justificó la publicación del libro donde compiló los textos expresamente solicitados por él a filósofos y destacados pensadores contemporáneos suyos con el título Humanismo socialista (Editorial Paidos, Argentina, 1966). Con plena del alcance de este renacimiento, “después de la Reforma, percibieron (los humanistas) las limitaciones comunes al catolicismo y al protestantismo, porque no juzgaban desde el estrecho enfoque de una organización o un grupo de poder particular, sino desde el atalaya de la humanidad”. A cinco siglos de distancia de la Reforma, Fromm destaca la postura de los humanistas convocados de no renunciar a las convicciones filosóficas y religiosas en razón de una nítida comprensión de la realidad humana, y en particular, desde la perspectiva del humanismo socialista “con la esperanza de instituir una sociedad que sirviera de base para el desarrollo de un nuevo humanismo”.

El mundo bipolar de ese entonces dominado por la Guerra Fría y la amenaza nuclear condicionó el punto de partida del pensamiento humanista: la deshumanización y alienación producto de “la nueva abundancia y la ética de consumo que empezaron a predominar entre las dos guerras, y en el inmediatamente posterior a la segunda, y el cuadro alternativo de destrucción y sufrimiento que provocó las dos guerras”. Sin embargo, en los ensayos se anota una denuncia crítica contra los procesos brutales llevados a cabo por los regímenes burocráticos soviético, polaco, checoslovaco, entre otros, contrarios a la construcción de una sociedad libre de la alienación y explotación capitalista. Se desprende de la reflexión crítica el descubrimiento de los mecanismos utilizados para manipular las libertades por parte de los regímenes autoritarios, incluyendo a los del bloque socialista de aquel periodo no tan lejano de la historia contemporánea.

Marx descubrió –afirma Veljko Korac, profesor de filosofía de la Universidad de Belgrado (1966)- “por qué el trabajo produce maravillas para los ricos y en cambio era fuente de miseri y desgracia para el obrero… En El capital expresa claramente que la libertad en las relaciones sociales corresponde a hombres libremente asociados, productores asociados, que regulan racionalmente su intercambio de materias con la naturaleza, que someten a ésta al control social para efectuar el intercambio con el menor desgaste posible de energía y en condiciones dignas de su naturaleza humana. Sólo así puede extinguirse el trabajo alienado, que empobrece, deforma y despoja de su humanidad al obrero”. Estos planteamientos, recuperados en parte por el desarrollo sustentable de la Agenda 2030, fueron formulados hace más de un siglo; sólo que inviables económica y socialmente porque sin cambios en las relaciones sociales de producción capitalista, los objetivos de la Agenda resultan utópicos, quedando en una expresión ideológica indicativa a modo del modelo neoliberal.

IV La respuesta retrógrada a este humanismo para orientar ideológicamente los objetivos prioritarios de la política de bienestar del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador proviene de la alianza electoral PRI-PAN-PRD –al servicio de la oligarquía nacional con nexos extranjeros- que durante cerca de cuarenta años constituyeron gobiernos plutocrático-tecnócratas subordinados a los intereses monopolistas de las empresas trasnacionales energéticas, mineras y financieras, y sometidos por los gobiernos de las potencias industriales para garantizar los intereses vitales del reparto mundial, eliminando los riesgos y amenazas de políticas restrictivas de inversión, fiscal, laboral o protección ambiental.

Estos partidos más que afectados por el desplazamiento del poder público, ahora enfrentan procesos judiciales desprendidos de las prácticas legislativas corrompidas; pugnas, renuncias y expulsiones de dirigentes de cuadros operativos y militantes; crisis de credibilidad política y caída del voto. Sin embargo, siguen siendo instrumentos, en las manos de la oligarquía, para recuperar el control de la Cámara de Diputados, punto estratégico de la alianza en la elección más grande de la historia (INE). La extrema derecha articula más que una alianza de oposición de contra peso legislativo; alista una escalada contra ese humanismo ético de la política, en la lucha política por restituir fueros y privilegios.

Esta vocación humanista presidencial resultó inaceptable para los sectores más conservadores de la derecha mexicana. Tanto así que un diputado panista, totalmente alarmado, declaró que el presidente de la República sólo había ganado una elección (la de 2018) y no una revolución. Desproporcionado el juicio pero indicativo de la postura reaccionaria contra un capitalismo progresista revestido de humanista. Partidos aliancistas y oligarquía cierran filas para regresar al pasado de los negocios palaciegos fraguados con el beneplácito de la burocracia dorada, y dedicados a construir una visión de un futuro innovador de oportunidades: reservar indefinidamente contratos leoninos, compras consolidadas con sobreprecio, concesiones de explotación de recursos naturales casi a perpetuidad, evasión en paraísos fiscales, subcontratación laboral. De ahí la prioridad de silenciar, desprestigiar y tergiversar toda noción humanista del discurso presidencial, porque de permear en las expectativas de la esperanza de los setenta millones de pobres, se traduciría en preferencia de voto durante la jornada electoral del 6 de junio.

La lucha política –parafraseando a Lucien Goldmann, otro filósofo incluido en la antología preparada por Fromm- entre capitalismo progresista y capitalismo salvaje “se convierte en estas sociedades en una puja por el dominio de la conciencia de clase de los trabajadores y de la población en general”. Las referencias humanistas formuladas constantemente por el titular del Ejecutivo Federal sólo son el soporte ideológico de la política de bienestar de la 4T; política de bienestar postulada en las teorías económicas del premio Nobel norteamericano Joseph Stiglitz, quien se ha ocupado de criticar el modelo neoliberal aún predominante para “salvarlo de sí mismo”. El pensamiento económico progresista legitimado por una carga pragmática de humanismo resulta intolerable para destacados dueños y socios de grandes empresas e intelectuales del régimen. Los primeros, al participar abiertamente en la política, financiarán las candidaturas clase de la alianza Va por México, mientras los segundos –entre quienes se han declarado públicamente liberales algunos- aportarán al discurso político un contenido apologético a este capitalismo dependiente y rapaz.

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