Reformar, pero no para que duela

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La sociedad es conservadora por naturaleza, se resiste al cambio porque altera la zona de confort y modifica las cuestiones a las que está acostumbrada, es por eso que la gente busca preservar las condiciones en las que vive, aunque esté a disgusto y hasta proteste contra ellas.

Encontramos así algo que parece ser una incongruencia; la gente en su molestia y hasta desesperación por la injusticia o la incomodidad, clama por el cambio y en el extremo hasta llegan a votar por un reformista, pero en el fondo, en realidad, espera que las reformas no alteren mucho las cosas. Eso es posiblemente lo que está detrás del gatopardo: A reformar todo para que no cambie nada. Así llegamos a que los pueblos tienen a los gobiernos que se merecen y los gobiernos tienen a los pueblos que se merecen.

La tecnología es un riesgo para el conservadurismo, porque llega y poco a poco va alterando las condiciones de vida. Tomemos por ejemplo el manejo del tiempo.

Cuando un ranchero invita a otro a que lo visite, el invitado dice: cuando termine voy, eso puede tomar días o semanas, porque es el tiempo que toma terminar, de esa forma, el tiempo social lo determina la tarea que se esta realizando.

Cuando la sociedad se urbaniza, los tiempos se alteran porque los criterios son otros. Hay un horario para ir a la escuela, hay un horario para trabajar, que son muy precisos y no pueden alterarse caprichosamente, imagínese usted que los alumnos fueran entrando a clase cuando les viniera en gana, o que los obreros entraran espaciadamente a la cadena de montaje.

El mañana en el campo es cuándo termine de hacer lo que estoy haciendo hoy, mientras que el tiempo industrial no lo permite, porque reclama que los tiempos se cumplan claramente y no con la indefinición del tiempo campesino. El justo a tiempo industrial implica que los componentes de un producto sigan un ritmo de producción y entrega muy preciso, por eso por ejemplo, muchos analistas poco serios entraron en pánico con el bloqueo al Canal de Suez, el accidente alteraba el justo a tiempo que reclama el comercio internacional.

La sociedad se adaptó al tiempo industrial y urbano porque el cambio de ambiente la preparó, aunque el paso no fue sencillo. Carlos Marx en El Capital justifica la implantación de la jornada de trabajo de ocho horas, indicando sobre lo negativo que eran las condiciones de trabajo para la salud, había obreros que prácticamente vivían en la fábrica, y las condiciones de salud más las largas jornadas de trabajo afectaban la estatura y expectativa de vida de los obreros.

La pandemia ha llevado a que mucha gente trabaje desde casa, y ya hay trabajadores bancarios que protestan por lo largo de sus jornadas de trabajo, es de notar que los salarios no se ajustan igual que las demandas de desempeño laboral y hay empresarios que forzan a los trabajadores (y hasta el gobierno) a cargar con los costos de haber transferido el espacio de trabajo (energía eléctrica, ajuste de la vivienda, etc.).

Hay circunstancias que forzan el cambio y la sociedad se adapta, pero también hay límites. Y limitar es justamente lo que buscan los partidos políticos conservadores.

Un grupo de inversionistas visitó El Paso, Texas con la idea de convertir el pueblo en una ciudad de retiro, construirían campos de golf y viviendas para que jubilados con recursos se acomodaran en la ciudad desértica, con un clima propició para ciertos achaques. La élite local, dueña de la tierra, se opuso, entendió que ese proyecto alteraría el orden económico y social y daría fin a su dominio político y económico. Los inversionistas se fueron a Phoenix, Arizona donde pusieron en marcha su proyecto. Hoy Phoenix crece mientras El Paso con gran pobreza económica y cultural sobrevive gracias a las maquiladoras en Ciudad Juárez y las bases militares. El espíritu conservador en la ciudad, de nuevo previno, la construcción de un gran centro médico que le hubiera dado servicio al oeste texano, Nuevo México y posiblemente partes de Arizona y el norte de México, ellos requerían evitar que se alterara su dominio.

El conservadurismo mexicano está preocupado con el cambio que pudieran generar las propuestas de López Obrador, aún las de menor calado. Lograr el desarrollo del sur del país puede tener un efecto de reacomodo político inadecuado para los conservadores, y que decir de terminar con el manejo corrupto, faccioso e impune del poder y sus privilegios, beneficios económicos e impunidad.

Así parece dominar el dicho parafraseado, hágase el cambio en las mulas o bueyes de mi compadre.

@shmil50