Como una versión mexicana de Jurassic Park. El reino caído, algunos dinosaurios de la vieja política escaparon de la reclusión y salieron otra vez al mundo abierto: Porfirio Muñoz Ledo, Diego Fernández de Cevallos. Roberto Madrazo Pintado, Vicente Fox Quesada y Manuel Bartlett Díaz y a ellos se ha unido una versión junior de los dinos políticos del pasado: José Woldenberg. Todos ellos con la intención de regresar al mundo al viejo orden selvático de las reglas del viejo PRI.
El auto reciclamiento de Muñoz Ledo pudiera resumir el momento regresivo: treinta y cinco años después del arranque de la Corriente Democrática que ha dibujado el largo transitar elíptico de una transición singular, ahora resulta que con la presidencia de uno de los miembros de ese grupo priísta que está en el poder presidencial las cosas están igual que antes y lo tachan de hacer lo mismo que criticaban hace siete lustros. Sólo que Muñoz Ledo aparece como uno de los responsables directos de la construcción de la presidencia de la república de Morena.
Pero el escenario es más amplio. Como en los tiempos de la presidencia de Salinas de Gortari, el jefe Diego reaparece en la vida pública con el disfraz de demócrata y, de modo inopinado, se ha convertido en el héroe existencial de los antilopezobradoristas, sin que su pasado político turbio, salinista, de golpeador y negativo sea recordado. Y se trata del Diego que está repitiendo su papel salinista contra el tabasqueño.
Luego de incursionar en el negocio farmacéutico y de haber hundido al PRI en 2006 en su peor votación –luego José Antonio Meade la bajaría a ras de piso– y de haber salido afectado por la estrategia lopezobradorista de compra de medicinas, Madrazo regresa al ruedo político con un libro irrelevante, pero con espacio en medios. Por razones de espíritu anti lopezobradorismo, Madrazo es otro de los políticos usados en la disputa por el poder. Y hay que ver cómo algunos comentaristas parecen beber las opiniones del segundo candidato presidencial priísta derrotado.
Vicente Fox saltó por donde menos se le esperaba: por un doctorado ignoramus causa, aunque, como siempre, desperdiciando oportunidades porque ese extraño documento sólo le sirvió para burlarse de todos y, obvio, sobre todo, del presidente López Obrador. Eso sí, Fox sigue a la espera de salir beneficiado con la legalización de la marihuana,
Y desde antes del gobierno actual, Bartlett Díaz se paseaba sin controles por el jardín jurásico de los tiempos de PAN-PRI y su sola figura enseñoreaba la campiña salvaje de la política jurásica. Y aunque la CFE no es una empresa con espacios políticos, faltaba más para asumir los vacíos de la vieja política priísta-populista que permite el morenismo en boga.
Y la versión mexicana del Jurassic Park prefigura un político que hace treinta años era la esperanza de la transición, que ahora ha adquirido los derechos de autor de eso que llaman transición y que explica, por cierto, la dominación jurásica de la política: José Woldenberg, quien desde su cargo cada vez más en el olvido quiere reorientar la política electoral por los canales que tuvo el IFE inventado por el presidente Salinas de Gortari en 1990 para desviar el camino de la verdadera democracia institucional y republicana con un consejo electoral monárquico de Príncipes del poder excluyente. Hoy la política electoral es –bueno: dice que debiera ser– lo que Woldenberg dice.
En este sentido, el Parque Jurásico que se definía en islas incomunicadas hoy ya llegó de nueva cuenta a tierras continentales del poder en disputa y sus dinosaurios se han encontrado que nada ha cambiado y que por ello se sienten otra vez como en casa propia.
Lo que queda es la expresión presidencial al referirse al regreso del jefe salinista Diego:
–¡Ay nanita!
Sonora desafiante. La declinación de Ricardo Bours a la candidatura a gobernador por Movimiento Ciudadano dio indicios de que la alianza PRI-PAN-PRD-Coparmex en Sonora no estaba garantizando la victoria y necesitaba apoyos. Y Bours mostró el oportunismo político; abandonó a Movimiento Ciudadano justo cuando su candidato a alcalde por Cajeme, Abel Murrieta, había sido asesinado de manera artera y se sumó al PRI local que, cuando menos hasta hoy, es el responsable de la seguridad en el estado. Signos y señales políticas.
Política para dummies: La política tiene sus tiempos y sus destiempos.
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