Un poco en el tono de la maldición Gorbachov de una crisis porque el viejo sistema/régimen no ha muerto de manera definitiva y el nuevo tampoco alcanza a nacer, las elecciones del domingo tendrán un escenario táctico de fondos y trasfondos a veces no comprendidos.
1.- No asistimos a un clivaje ideológico o ruptura kunhiana revolucionaria, sino a la lucha entre dos grupos de poder de un mismo sistema/régimen/Estado/Constitución. Disputan un proyecto y un liderazgo de un equidistante proyecto de nación.
2.- La lucha es entre dos proyectos económicos con extrañas interconexiones: ni es un populismo concreto ni es un neoliberalismo integral. Los dos grupos en pugna han existido siempre al interior del régimen y se han movido de manera pendular: populismo neoliberal / neoliberalismo populista, o el populismo de antier o el neoliberalismo de ayer.
3.- Asistimos, eso sí, a la crisis del régimen político-electoral 1988, de una fase incompleta de la transición se sistema/régimen y que quedó sólo en reforma electoral con el mismo proyecto sistémico de nación.
4.- El trasfondo del debate es el modo de la modernización: con dirección del Estado o con hegemonía empresarial. Pero la modernización es la misma: un capitalismo con distribución social o apropiación privada de la riqueza. El historiador Edmundo O’Gorman aportó un modelo histórico: en la modernización del siglo XIX los liberales fueron conservadores y los conservadores fueron liberales.
5.- La polarización entre dos corrientes es simbólica, no ideológica, de proyecto o de clase. Su tono duro fue producto de resentimientos personales, no de definiciones estratégicas.
6.- La polarización ha construido un escenario suma cero: lo que gana un grupo lo pierde el otro. La democracia es un escenario de todos ganan. Al final, el que gane no podrá desaparecer, anular o liquidar al otro.
7.- El modelo de disputa aplicable al 2021 es el de Miguel Basáñez: una lucha por la hegemonía, es decir, construir una alianza entre corrientes e ideas para dominar el escenario. El modelo es de hegemocracia de Estado o Estado hegemónico. El dominio de un partido terminó en 1988.
8.- La disputa real es por la mayoría absoluta/calificada en Cámara de Diputados para impulsar reformas y contrarreformas. Las elecciones de gobernador, en los hechos fríos del poder presidencial de ayer y hoy, no importan.
9.- El posicionamiento del crimen organizado en las elecciones tampoco es novedoso; solo se ha visibilizado. Y a pesar de los temores, se trata de una participación en estructuras del Estado para garantizar de manera directa su negocio, no para configurar un narcoEstado.
10.- El impacto sistémico del COVID-19 se convirtió en escenario, instrumento electoral y bandera de campaña. Lo significativo fue la nula protesta social y la incapacidad de la oposición para meterla en el debate de las campañas. Parece que los muertos por el virus no generaran tendencia de votos.
11.- La crisis económica parece que tampoco votará, a pesar de que el escenario de analistas consultados por Banxico revela una tasa promedio de PIB anual de 2022 a 2031 será de 2.2%, la misma de los años del maldecido neoliberalismo 1983-2018.
12.- El escenario real es el de las crisis de 1973 a 2018 que oscilaron la inclinación electoral. Los partidos pasaron de organizaciones de masas, de ideas y de clases a grupos gelatinosos de oportunismos de coyuntura.
13.- El 2021, como ha ocurrido en toda la vida institucional del sistema priísta desde 1929, prepara el terreno para la sucesión presidencial de tres años después: grupos, élites, candidatos y… lo mismo de siempre.
14.- El factor EEUU tampoco será nuevo y tampoco será determinante. La institucionalización del proyecto económico –con sus límites populista y neoliberal– seguirá igual. Y los temase de seguridad y geopolítica serán gestionados sobre la marcha. El populismo internacional no será marco referencial de México. Y en EEUU tiene un cuadro de crisis grave con la edad de Biden, las limitaciones de Kamala Harris, el cacicazgo de Obama y la presencia ominosa de Trump, problemas mayores que México podrá administrar a su favor.
Política para dummies: La política es, al final, la misma.
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