La justicia es uno de los valores más importantes que acompaña al político. En esencia, el político es un justiciero para los demás y para sí mismo. A sabiendas de que se está en una sociedad desigual, su labor será buscar los medios lícitos y legítimos para disminuir la desigualdad.
Lo primero que debe considerar el político es que las personas no son culpables de la llamada lotería social, nacer pobre, de un color que es motivo de discriminación, o de nacer en una determinada clase o grupo social.
Deberá saber equilibrar los principios de cada quien sus necesidades y de cada quien según sus méritos. Premiar la situación de salida o la situación de llegada.
Tener la idea de la justa proporcionalidad de la riqueza social a partir de los principios de la igualdad ante la ley y en la distribución de la riqueza social. Tratar igual a los diferentes no es de justicia, aquí entra la idea de la equidad, a cada quien según su situación.
Además de llevar una balanza, idea de equilibrio, la personificación de la justicia lleva los ojos vendados: se le exige que sea imparcial e igualitaria en sus juicios.
La gente debería recibir el mismo trato igualitario a menos que haya unas buenas razones para no hacerlo. El problema es decidir qué diferencias son relevantes. Para determinar una distribución justa de los bienes y males de la sociedad, es razonable descartar cualquier diferencia que la gente no pueda controlar.
Toda acción de los políticos hacia políticas de la búsqueda de la igualdad entre los seres humanos, tiene que partir de una profunda reflexión y conocimiento de la realidad, el establecimiento de los principios adecuados de justicia y de las acciones más pertinentes para ello, en caso contrario, en la misma definición del problema se estaría actuando con injusticia.
Una idea relacionada con la justicia es la idea de igualdad, toda igualdad es un acto justo, toda desigualdad es injusta. Existen diversas formas de igualdad, por ejemplo: la igualdad ante la ley, la igualdad que se logra por los méritos de las personas, la creación de condiciones para que todas las personas tengan la igualdad de oportunidades.
En el principio de igualdad de oportunidades las personas tienen que estar en igualdad ante la ley, recibir las mismas oportunidades de educación y de salud, sólo en estas condiciones se puede considerar que existe igualdad de oportunidades. Los que están en mayor desventaja, el Estado tiene que compensar para los más desventajados y puedan competir en igualdad de condiciones.
Según algunos, la única manera de asegurar que la gente tenga la misma posición en la vida, es tratarla de forma diferente, lo que se traduce en dar ayuda extra a aquellos con menos talentos, más vulnerables.