No hay que poner en duda que detrás de la consulta ciudadana del pasado domingo 1 de agosto, existe una intencionalidad mayúscula: en convocarla y que se llevara acabo. Sin duda sus resultados son de analizarse y también de tomarse en cuenta.
Con datos del 99.62% de las casillas computadas el ejercicio convocó a 6,650,138 personas de las cuales el 97.72% estuvieron de acuerdo con la pregunta planteada es decir 6,498,886 electores. Más allá de si la pregunta era correcta o no, si se gastaron innecesariamente recursos públicos, si el Presidente no votó en ella o si hay un primer hecho histórico en México sobre la materia de consultas, es relevante dilucidar hacia el futuro.
El número de participantes no es menor, si esto lo traducimos en personas que están apoyando sistemáticamente las políticas de MORENA y del presidente Andrés Manuel López Obrador, en todo el país y si los ponemos en la perspectiva de ser la base generadora de opinión e influencia social es una fuerza viva muy relevante. Por darle un significado esto es un tercio de lo que necesita López Obrador para sacar adelante la revocación de mandato -si es que se da- en marzo de 2022, o bien se podrían fundar tres nuevos partidos políticos nacionales sin problema.
La consulta también tuvo un objetivo claro: medir la base real; si lo analizamos en cada uno de los 300 Distritos Federales, a la media representa poco más de 22 mil votos en cada uno de ellos y más de 116 votos por casilla instalada, -vamos- hay partidos que no logran esa votación en Distritos Federales en una elección concurrente y si lo agregamos en algunos estados del país el volumen de votos podría envidiarse, sobre todo en los padrones más grandes por estado que en ocasiones ponen la base de una elección y en otros ponen la diferencia, -según se quiera apreciar-. En resumen: Morena desdobló 15 veces su padrón de miembros registrados ante el Instituto Nacional Electoral.
Los incentivos de participación en la consulta fueron nulos para la mayoría de los ciudadanos, sin embargo, para los seguidores de Andrés Manuel López Obrador y Morena fueron los suficientes para la cita.
Los opositores a la llamada 4ta transformación deberán tomar en cuenta la consulta como un referente, de capacidad y piso electoral. Los dejaron solos y con ello se midieron; generando un ejercicio social que les ofrece una posible ventaja para lo que viene.
Con este músculo ciudadano López Obrador ahora confirma que podrá gobernar e implementar políticas públicas por consulta institucional, como una alternativa con o sin significado vinculante, pero con respaldo social, llevando ahora el debate de lo que para él es importante a la arena de la calle, exacerbando sus banderas y fabricando sus opositores, donde siempre se ha sentido cómodo.
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Breve semblanza del autor: Bernardo Lartigue C, Ha sido Directivo, Creativo, Productor, Conductor y Editorialista en Medios de Comunicación Electrónicos en México. Desde hace 25 años Consultor Político y Electoral en materia de: Opinión Pública, Estrategia Electoral y Comunicación, Manejo de Crisis e Interpretación de Encuestas. Escribe en diversos Medios de Comunicación desde hace 15 años.