La forma de gobernar, la manipulación y control que pretende AMLO no se debe a la improvisación. Hemos visto como su forma y tono, su presencia y ritmo cambian de una monótona “mañanera” cargada de frivolidades, música, anécdotas y adoctrinamiento con voz sueña, pausas prolongadas, palabras muy bien escogidas, hasta las arénalas en plazas públicas como el zócalo en donde la energía, la consistencia y la articulación prevalecen.
Evadir es su estrategia toda vez que se le presentan argumentos. “Es una provocación” responde a todo intento de confrontarlo. “Soy dueño de mi verdad y mis silencios” señala después de que se le formulan preguntas que lo pueden comprometer.
AMLO responde a conductas ya registradas de hombres del poder que han caído en prolongación de mandatos, dictaduras y tiranías. Son pasos muy reconocidos y que son la plataforma propia para dominar sobre la ignorancia de las masas, veamos.
Primero, hay que conquistar el poder, generar una burbuja de decisiones unipersonales sin tener la posibilidad de aceptar el cometer errores e imponer a base de cuotas y compadrazgos.
Segundo, acabar con los rivales, provocar una percepción generalizada de que todos tienen la culpa de todo y por tanto hay que enjuiciarlos, acusarlos, señalarlos y perseguirlos. Ir eliminando a rivales significa descalificarlos, menospreciarlos e indultarlos.
Tercero, gobernar mediante el miedo, filtrar datos incómodos de adversarios, amenazar con indagatorias fiscales, cortar líneas de presupuesto y apoyos.
Cuarto, controlar la información, sólo difundir lo que conviene y cómo conviene, ocultar datos relevantes que puedan alterar sus ocurrencias, desviar la atención con temas triviales.
Y quinto, crear una nueva sociedad fácil de manipular. Identificar núcleos de población vulnerables y “cómpralos” con programas populistas, con dádivas, descuentos en impuestos.
Estimular la idea de qué hay equidad y justicia liberando reos y defendiendo a criminales a razón de que también tienen derechos como los demás. Incluso en este apartado se puede considerar cambiar la historia a razón del protagonismo personal y el engaño masivo, es decir, iniciar programas de adoctrinamiento en escuelas, redactar párrafos específicos en los libros de texto, y borrar eventos trastocando su valor (AMLO lo ha hecho retirando placas conmemorativas del Metro para desaparecer la figura del expresidente Diaz Ordaz o el reciente evento en el zócalo a razón de la fecha calendario que corresponde a la caída de Tenochtitlán).
Sin explicar por qué el presidente ha “pedido” disculpas a España y El Vaticano por la conquista, pero no ha sido igualmente demandante con Estados Unidos o Francia por la invasión a nuestro territorio.
Condena al imperialismo, pero defiende a países como Cuba y Venezuela que son dominados por tiranías y mantienen gran parte de su influencia global y economía a base de dos elementos: narcotráfico y guerrillas. De la mano con la activista Claudia Sheinbaum convocó en plena pandemia a un evento en el zócalo capitalino para rediseñar a su juicio la historia de la caída de Tenochtitlán. Ya no es el árbol de la noche triste sino de la “reivindicación” y la defensa de Tenochtitlán es el acto de la “victoria”.
Sin embargo, el propio AMLO no sabe utilizar las expresiones. El perdón se pide y las disculpas se ofrecen. “Amigos y amigas, hoy trece de agosto, fecha funeral, como diría el maestro Carlos Pellicer, recordamos la caída de la gran Tenochtitlán y ofrecemos perdón a las víctimas de la catástrofe originada por la ocupación militar española en Mesoamérica y el resto del territorio de la actual República Mexicana”.
Pregunto, y ¿quiénes ofrecemos perdón? Platiqué con un hombres generoso y culto, español empresario y le cuestioné que pensaba de rendir disculpas a México por la conquista. Respondió: “soy hombre de respeto por ello prefiero no hablar de Obrador. Mira Carlos, nosotros hemos sentido y sobrevivido a la intervención de los romanos, de los moros, dos Guerras mundiales, una guerra civil, entre otros eventos y sabemos que eso ocurrió, pero debemos ver adelante, no atorarnos en el pasado, planear el futuro para evitar se repitan errores de esa magnitud. Educar a nuestros jóvenes para formarlos como seres universales. Somos productos de mezclas interraciales, hemos enriquecidos nuestras culturas, civilizaciones, aprendimos nuevas lenguas, agravamos conceptos distintos a nuestros valores. Es retrogrado quien no acepte estas circunstancias”.
Los estadistas deben crear, construir, edificar mecanismos de entendimiento, de convivencia, de armonía. Evaluar la historia para entender origen y destino. No ser promotor de rencores, venganzas, pobreza y destrucción. De no corresponder a esto volvemos al manual, a la fórmula de tratar de dominar y curioso, de “conquistar” a base de mentiras y manipulación.
Conductor del programa VaEnSerio MexiquenseTV canal 34.2