¿Hay condiciones de un sucesor presidencial surgido del Legislativo?

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Como nunca antes, los pesos y contrapesos dentro del Congreso, el juego de equilibrios en el Senado, y sobre todo en la Cámara de Diputados, prefiguran en el legislativo un poder real, equivalente al del Presidente de la República.

Por primera vez este poder legislativo tiene la capacidad, y una conducción política colegiada de la oposición -que podría sumar a las filas del oficialismo parlamentario no sometidas al presidencialismo omnímodo-, para someter y acotar a un mandatario avasallador ya muy disminuido como lo es Andrés Manuel López Obrador.

Esto, de entrada, abre la puerta a que también por primera vez, un candidato presidencial potente, con grandes posibilidades de triunfar, surja del Legislativo en 2024, como ocurre normalmente por ejemplo en Estados Unidos.

Los nuevos equilibrios del poder advierten que ya se rompió, acabó, concluyó el método tradicional priísta de que los aspirantes presidenciales ganadores debían construirse y surgir del Gabinete del mandatario en turno.

En este contexto es hoy impensable que pudiera surgir un candidato presidencial ganador del equipo de AMLO.

No cuando los dos punteros –Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum-, quedaron arrasados con el derrumbe de la Línea 12 del Metro y la monumental derrota electoral en la CDMX.

Tampoco no de un Gabinete integrado no sólo por personajes oscuros, sin capacidad de gestión, en su mayoría desconocidos todos, y más allá de la tercera edad casi todos ellos -lo cual en un país donde el 70 por ciento de sus ciudadanos son menores de los 25-30 años es absolutamente atípico-, y menos aún provenientes de un Gobierno que ha causado mucho daño a amplios sectores de la población.

Además, este método priísta llegó a su fin en el 2000 con el triunfo de Vicente Fox que veía de la gubernatura de Guanajuato; Felipe Calderón si surgió del Gabinete de Fox pero Enrique Peña Nieto en 2012 venía de la Gubernatura del Estado de México, y en 2018 AMLO llegó desde la oposición.

En este contexto no veo hoy a un gobernador -como en su tiempo fueron Fox Peña Nieto– que pudiera construirse como aspirante firme a suceder a López Obrador. Si Usted tiene uno, porfa dígalo.

Hoy, insisto, todo nos está indicando que ahora le toca surgir al candidato presidencial ganador del Legislativo, y desde esta reflexión, no veo otro que pudiera ser más que a Ricardo Monreal.   

El zacatecano, como una bendición divina, fue excluido por AMLO de su lista de aspirantes presidenciales. Eso le permitió a Monreal tomar distancia del mandatario y comenzar a crearse una imagen de aspirante independiente y de opositor interno.

La historia indica que esos aspirantes son los que ganan elecciones. Monreal mismo ya lo probó al salirse del PRI y ganar como opositor la gubernatura de Zacatecas. Y hace 3 años al oponerse a la decisión de no ser candidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX y lograr, a contrapelo, ser senador y coordinador de la bancada mayoritaria.

Creo yo que su candidatura presidencial podría terminar de consolidarse en los siguientes 2 años, con un trabajo legislativo fuerte, inclusivo, que acote y someta realmente el voluntarismo de AMLO, y en los que avancen las reformas de un verdadero cambio de régimen, pero ya no dentro de las locuras del tabasqueño, sino que surjan de las necesidades de solucionar los problemas de México.

Sin duda no solo yo veo todo lo anterior. Habrá golpes de todo tipo, sobre todo bajos; traiciones y venganzas, fake news, campañas, etc-etc. No digo nada que no se sepa.

Pero de que hay un parteaguas, ni qué decirlo. Hoy al instalarse la 65 Legislatura inicia ese nuevo escenario de pesos y contrapesos que prácticamente van a dejar atrás a López Obrador.

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