Suena interesante la propuesta del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión para reducir el número de diputaciones federales y locales, así como de senadores. A ver si en esta iniciativa también lo acompaña la bancada del PRI, y así ¡juntos harían historia!
La propuesta, hecha vía la diputada Laura Imelda Pérez Segura, va agarrando forma. No se trata de un simple tijerazo, sino de cierta modificación al sistema electoral mexicano; incluso, involucra el diseño local. O sea, también adelgazaría los Congresos de las entidades; algunos contradictoriamente obesos en comparación a la pobreza de la población.
Según se ha ventilado, la bancada morenista busca reducir de 500 a 400 los diputados federales: 300 seguirían siendo electos por el principio de mayoría relativa, pero ya no los 200 de representación proporcional; en vez de estos, serían 100, pero de primera minoría.
Es decir, el cambio estaría en desaparecer el principio de representación proporcional, para asignar solo 100 curules por primera minoría; esto es, asignarlos a los partidos políticos perdedores que queden en segundo lugar.
Se entiende que así entrarían las fórmulas de candidaturas más votadas después de la fórmula ganadora, y eso es totalmente justo y equitativo tanto para los partidos como para las personas competidoras.
Lo que no queda claro es si la asignación sería en función de las fórmulas perdedoras con mayor número de votos en cada una de las cinco circunscripciones electorales del país, que sería un total de 20; por entidad federativa o por distrito electoral.
Lo ideal sería que fuese por distrito electoral, porque así se garantizaría de mejor manera el acceso de las minorías; además, debe considerarse que las diputaciones atienden a la representación política distrital y que ya no serían puramente plurinominales.
Serviría hasta para motivar a las minorías en vez de fomentar el conformismo en los partidos chicos, que ahí se la llevan con plurinominales, en cuyas posiciones, por cierto, colocan a personas indeseadas (con sus honrosas excepciones), cuotas, cuates y hasta detalles.
La ciudadanía ni se entera cómo llegaron, pero cuando ven determinados personajes ya hasta asumieron la diputación y hasta lo presumen en redes sociales como si de verdad fuese motivo de orgullo obtener una curul sin haber recibido un solo voto per se.
En fin, que al ser el mexicano un sistema republicano, el modelo se seguiría en las entidades federativas en cuanto a la integración de los Congresos Locales. Por eso, según se entiende, igualmente se plantea reducir el número de legisladores locales al 50% haciendo la modificación en los plurinominales; bajarlos de 437 a 218.
La verdad, en términos de sangría al erario, tiene razón la bancada morenista. Con tanta pobreza y necesidades en nuestro país, ¿cómo hemos podido mantener 500 diputados federales, 128 senadores y 437 diputaciones locales? Seguramente ahí se va mucho del presupuesto.
En cuanto a los senadores, la propuesta de la bancada de Morena prevé reducirlos de 128 a 96, eliminando la famosa lista plurinominal de 32 escaños para igual número de personas previamente enlistadas por cada partido político sin importar su origen por entidad; puede haber el número que sea por cada estado y ninguno por alguno.
Además, gracias a dicha lista entran al Senado personas que no lo merecen, ni representan a la entidad, ni los quieren, y que generalmente son descendientes de políticos, afines, incondicionales, cuates, cuotas, pagos de favores.
Con que queden los 32 asignados por primera minoría (uno en cada entidad), es más que suficiente. Y si la chiquillada quiere contar con representación política en el Senado, pues que le talache para crecer y ganar por sí misma escaños de mayoría relativa o por lo menos de primera minoría, ¿por qué conformarse con pluris?
Es más, deberían eliminar una de las fórmulas de mayoría relativa (se eligen dos por entidad federativa, de donde resultan 64 por este principio); con una bastaría.
Laura Imelda lo dijo bastante claro:
“Los diputados y senadores en ocasiones sólo responden a sus partidos políticos. Que, aunque son los electores los que definan quiénes ganan una elección, son los partidos políticos el único camino para llegar a ser legislador. Es por ello, que, bajo los principios de austeridad y racionalidad del gasto público, el objetivo de la iniciativa es convertir a los diputados de representación proporcional en diputados de primera minoría…”
“Además, esto permitirá evitar la discrecionalidad por parte de los institutos políticos en la designación directa de candidatos y candidatas en las listas de legisladores plurinominales por circunscripción, que serán a partir de la presente reforma, legisladores electos por primera minoría y terminar con esta práctica antidemocrática que, si bien es legal para efectos del diseño y la construcción de nuestro sistema jurídico electoral, carece a todas luces de legitimidad”.
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