A fin del año pasado el Congreso aprobó la iniciativa a la Ley de Seguridad Nacional que presentó el presidente de la República para proscribir la participación de agentes en territorio nacional.
Esta iniciativa obliga a presentar informes mensuales sobre sus actividades lo que provocó la molestia de agencia como la DEA, que contaba con agentes en el país.
Pero en la reunión de la semana pasada en la que estuvieron altos funcionarios de seguridad del gobierno norteamericano, en la que seguramente consultaron de viva voz al gobierno mexicano, la posibilidad de que sus agentes vuelvan a tener dicha participación en campo.
El Entendimiento Bicentenario, denominación por lo que en lo sucesivo se conocerá a la extinta Iniciativa Mérida es el instrumento político jurídico necesario para que Washington tenga presencia en territorio nacional con su personal.
No obstante, hoy por hoy la Embajada de Estados Unidos en México es la representación diplomática norteamericana que tiene más personal con unas 400 personas, después a la de Egipto en El Cairo.
Lo anterior da cuenta de la importancia que para Washington representa la relación bilateral con México, debido a la cantidad de agencias y representaciones de ese país distribuidos en territorio nacional y en especial lo que significa la seguridad.
Los Estados Unidos han colaborado con las agencias de seguridad y de defensa mexicanas con intercambio de información para combatir delitos, como corrupción o narcotráfico, así como con inteligencia en tiempo real con la que se logró la detención de El Chapo.
Por su parte nuestro país ha colaborado con la detención y extradición de delincuentes para compurgar penas en las cárceles de ese país, así como en algunas operaciones especiales de interés norteamericano que han permanecido en secreto, como la participación de fuerzas mexicanas en el Operativo Lanza de Neptuno que dio muerte a “Gerónimo” nombre clave de Osama Bin Laden en Pakistán en 2011.
Hubo un momento en que las relaciones con las agencias de seguridad estuvieron debilitadas, cuando fue muerto el agente de la DEA Enrique Camarena y el piloto Alfredo Zavala, provocando las protestas del director de la DEA en México, Edward Heath y llevando a su punto más bajo dichas relaciones.
El tema fue llevado a un segundo término, aunque no ha sido del todo superado, debido a lo tortuoso de los sistemas de investigación y de impartición de justicia mexicanos, en el que todavía hasta 2019 fue consignado un presunto implicado en la tortura de Camarena Salazar.
Al final del día la participación de las agencias de seguridad norteamericanas subsana algunas deficiencias operativas de las agencias mexicanas, pero llega el punto de inflexión en el que sus investigaciones trastocan intereses ajenos de la seguridad infiltrados en las agencias mexicanas.
Quizás estos sean los intereses que impiden su intervención en territorio nacional. Ni está bien, ni está mal su participación. Es una colaboración entre países con intereses comunes.
Es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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