La Segunda Guerra Mundial es una de las conflagraciones más importantes de la historia.
Participaron, el 6 de junio de 1944, 7.000 barcos, 10.000 vehículos y 156.000 soldados de Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Francia y otros países que cruzaron el Canal de la Mancha y atacaron simultáneamente al ejército alemán en cinco playas de Normandía.
Murieron 10, 500 personas ese día.
Las coincidencias existen, se avecina un nuevo “Día D” que sucederá el mismo día, 6 de junio, pero esta vez en el México del 2021. Es la batalla electoral donde se disputan más puestos de elección popular de que se tenga registro en nuestra nación.
A poco más de dos años del ascenso de Andrés Manuel López Obrador al poder con su partido MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) que ha sido asociado con la Virgen de Guadalupe, la morena del Tepeyac, como un truco mercadológico, tendrá lugar “la madre de todas las batallas”.
Este día, desde luego, será una evaluación de medio término del gobierno de AMLO, que inició su camino al poder con la Corriente Democrática Nacional que provocó el desprendimiento del PRI de Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo. López Obrador en su natal Tabasco no quiso participar en el principio. En comisiones nos reunimos para invitarlo porque no había dirigentes para este movimiento en el sur del país. Él era un activista del PRI en esos tiempos.
La Corriente Democrática caminó. Tuve el honor de organizar el primer debate de candidatos a presidente de la República entre Carlos Salinas, Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra. Este evento me dio muchos reflectores dada la moderación que realicé y el interés que generó entre los candidatos de incorporarme a sus campañas. No acepté. Sin embargo, había estado en el rancho Los Barandales de don Manuel Moreno Sánchez, invitado por uno de sus hijos, al lanzamiento de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. Participé de manera tangencial en algunos eventos nacionales sobre todo en el DF, Zacatecas y el Estado de México. Figuré como candidato a diputado por Zacatecas: ganamos sin tener partido. Era una coalición de mapaches y partidos paraestatales de la oposición dócil de aquel tiempo.
Fui diputado federal con un Colegio Electoral muy largo, que antes se resolvía en una sola tarde, y se vinieron ríspidas confrontaciones que la prensa detalló de manera muy cuidadosa. El 6 de julio del siguiente año se fundó el PRD. Fui propuesto como Consejero Nacional de ese partido al que no estábamos afiliados, porque no existía. Fui también miembro del Comité Ejecutivo, teniendo como responsabilidad la creación de comités de los mexicanos en el extranjero: los construí en Estados Unidos hasta la frontera con Canadá, y en el norte de Europa. Como miembro del Comité Ejecutivo conocí a Claudia Sheinbaum a Carlos Imaz y a un etarra Imanol Ordorica. Fue en una presentación que se hizo en Stanford, donde ellos eran alumnos (son “fifís” vergonzantes). Hubo un escándalo con los fondos, que denunciaron los hijos de los políticos priístas que también estudiaban en esa escuela.
En el Congreso Nacional del PRD, en la lista de consejeros y en una propuesta que hizo Cuauhtémoc Cárdenas, fue él quien metió al tema el nombre de López Obrador como presidente del partido. Desde luego, fue rechazado por el pleno, que propuso a su vez, al propio Cuauhtémoc Cárdenas. Este fue el primer indicador del sentimiento del ingeniero Cárdenas sobre este dirigente del sureste, que era superado como ideólogo y activista por Heberto Castillo, Ifigenia, Porfirio y muchos más. El ingeniero Cárdenas pretendía ponderar al sureste, más que a la persona. Después, las reacciones de AMLO fueron para despojar a Cuauhtémoc de la tercera candidatura a presidente de la República y para arrinconarlo o decapitarlo y así evitar la participación del hijo del general en el ya creado Partido de la Revolución Democrática.
Fue muy áspero e injusto el rompimiento del líder del sureste, pero él ya era sí, como es hoy: autoritario, patrimonialista, siempre con rodeado de un equipo de tontos serviles y sin historia ni habilidades de ejecución (menos en la administración pública) como se ve claramente en el actual gobierno.
Ayudé a Andrés Manuel a ganar la presidencia del partido nacional en contra de los caciques y las corrientes. Pero el voto del Estado de México fue fundamental: arrinconamos a “los chuchos” a “los higinios” y demás caciques. No lo agradeció y nos postergó en el Estado de México. Lo ayudamos a ser alcalde de la Ciudad de México en una comisión que nombró el ingeniero Cárdenas del Comité Ejecutivo, donde estábamos la hoy fallecida Adriana Luna Parra, un diputado mexiquense y yo. Fuimos a su casa a Tabasco: casi nos corrió. Le informamos al ingeniero Cárdenas quien dijo: “Ya veremos” En dos semanas era precandidato al DF, sin credencial de elector, sin perfil para los ciudadanos de la capital y sin ganas de participar en una contienda que ganó por centésimas de votos que le dio Rosario Robles. Al final se le sumaron el fallecido Manuel Camacho y Marcelo Ebrard. De otra manera, Santiago Creel hubiera sido el jefe de gobierno.
Este 8 de marzo, un día festivo para las mujeres, pero también de nostalgia y de dolor, ha sido duro y amargo. Porque el “primer gobierno democrático de México” en lugar de ayudar a reivindicar su lucha, se burla, las margina y las “gaseó” con lo que pudo: extinguidores incluidos, construyendo una barda alrededor del Palacio Nacional donde él habita como habitaron también Maximiliano y Juárez en su tiempo. Se dice que la barda la edificaron los militares. Las damas mexicanas, derrumbaron la barda elevada por la inteligencia militar para proteger al monarca. Esto es una burla al poder omnímodo de aquel revolucionario que tanto entusiasmó al país. Muchas mujeres, de muchas edades, se organizaron para esta marcha exitosa. Miles de granaderos custodiaron el zócalo sin poder detener la fuerza femenina a la que dan valor sus muertas y violentadas: madres, hermanas e hijas y que por ellas y para sí mismas, buscan libertad, respeto y representación, incluso por el sólo hecho de que poblacionalmente son más que los hombres.
Este acontecimiento es un indicador. Así como el Día D fue el del triunfo de los aliados, hoy el Día M es el del triunfo de las mujeres: nuestras madres, abuelas e hijas. Todos los hombres provenimos de una mujer y con ella convivimos en distintas etapas de nuestra vida; tenemos una madre, luego una esposa, luego una hija y después una nieta. Ellas son la vida y las que la perpetúan en la tierra toda.
No las detuvo una valla, que derrumbaron. No las detuvieron los gases. La sospechosa marihuana que encontraron en Polanco queriendo sembrar dudas, a nadie acalló. No las pararon los mosquetones de los techos del palacete que dijeron eran para detectar drones, pero que apuntaban a las mujeres. El gas pimienta las paró momentáneamente porque daña los ojos y la garganta, pero no perdieron su energía ni han desviado sus objetivos de la meta: la reivindicación de su lugar en el concierto de la humanidad.
El 6 de junio será el día D de la 4T y de su líder, que se confronta con ingenieros, con albañiles, con empresarios, con mujeres, con niños con cáncer, que no compra las vacunas. Ese día será su derrumbe y México tendrá que replantearse dentro de una nueva protesta política donde todos seamos incluidos, porque como sociedad, todos nos necesitamos mutuamente. Las mujeres pusieron el ejemplo desde hace mucho tiempo. Hoy hay que sumarnos, convencidos los hombres cada vez más, de que la mujer es el símbolo de la patria, de la lucha y de la independencia.