Leo en el periódico que hay que sacar la tarjeta del Bienestar para seguir recibiendo los fondos entregados por el gobierno para derecho habientes de programas y pensiones, se establece una fecha límite me imagino para que la gente no deje para el año entrante lo que puede hacer hoy.
Leo también que los consulados entregarán esas tarjetas, así que me dirijo al de Austin y con sorpresa me la entregan en unos minutos, no piden ningún documento y solamente piden mi nombre, correo electrónico e iniciales. Debí activar la tarjeta en línea.
Mi primera reacción fue de suspicacia. ¿Por qué el gobierno debe mover la entrega de dinero, que está bien organizada, de los bancos privados a una tarjeta ligada al Banco del Bienestar?
La respuesta que pienso es doble. La emisión de tarjeta sirve para hacer un censo de beneficiarios, y al colgarle un componente estadounidense se insiste en el propósito de facilitar el envió de dinero a México, se contará con información de los usuarios, lo que permitirá un acercamiento a la información de los que remiten fondos a México. Por supuesto que hay elementos de privacidad, pero esa información es un tesoro para formular la política asistencialista nacional y hacia las comunidades mexicanas en el exterior.
En lo económico una de las claves se ofreció en medio de la discusión sobre la venta de Citibanamex, que por fortuna evitó que el oligarca destructor del ambiente y de vidas de mineros, pudiera consolidar su dominio de abuso apoderándose de un banco. Algo pasó tras bambalinas, pero López Obrador sostuvo que el gobierno junto con clientes de la sociedad podría entrar a la compra ya que los bancos ganan mucho dinero. En 2022 los bancos ganaron 236 mil 743 millones de pesos, sosteniendo tasas usurarias y cobrando muchas comisiones; los bancos extranjeros como BBVA y Santander se alimentan de sus ganancias mexicanas y retribuyen muy poco al crecimiento nacional.
El gobierno no está en el negocio de ganar dinero, sino de proveer servicios y trabajar para elevar la calidad de vida de la sociedad, lo que justifica crear empresas estatales como contrapeso a la ambición y egoísmo de las empresas privadas. Los bancos estatales abordan los financiamientos que la banca privada evita, y ahora se encarga de llevar fondos a zonas remotas abandonadas por los privados y tratar de reducir el costo de comisiones y servicios bancarios.
Son sustanciales los montos destinados por el Estado a los programas sociales y la población beneficiada, algunos ejemplos para el presupuesto de 2023 incluyen: Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores atiende a más de 11 millones de personas (339,341.4 millones $) · Programa Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad, atiende a más de 6.5 millones de personas (26,577.8 millones $), · Sembrando vida (37,136.5 millones $) · Programa para hijos e hijas de madres trabajadoras (2,926.5 millones $). · Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez casi diez millones de alumnos (19 mil 563 millones 236 mil 175 $) · Jóvenes Construyendo el Futuro para 480,000 personas (23,090 millones $) Hay otros programas como · Jóvenes escribiendo el futuro · Programa Nacional de Reconstrucción · Desarrollo Urbano y Vivienda · Tandas para el bienestar.
Con la tarjeta del Bienestar el gobierno redirige fondos hacia la banca estatal, para que el Estado maneje los beneficios producidos por el manejo de ese dinero, reduzca el costo y se los transfiera a la sociedad. Solamente de las remesas, se estima que las comisiones pagadas ascendían al 10% de los 50,000 millones de dólares, la eliminación de las comisiones en principio se quedarían en manos de los beneficiarios, ya sea en Estados Unidos o en México.
Se anuncia que las cuentas en el banco del Bienestar pagarán intereses, cosa que los bancos privados no hacen.
Si el gobierno se atreviera a manejar los 8 billones del presupuesto en la banca estatal, al igual que los gobiernos de los Estados y de las instituciones de educación públicas, se cambiaría el juego financiero nacional. Los bancos privados tendrían que buscar ganancias fuera de las comisiones y los bonos del Estado como los fobaproa, tendrían que prestar dinero para el crecimiento económico a tasas de interés no usurarias.
Políticamente, el gobierno le lanza un mensaje más a las oligarquías mostrando que hay que buscar el interés general y no la satisfacción del egoísmo y la ambición empresarial. Parecería que la jugada de esa tarjeta puede tener efectos radicales.