Ricardo Monreal se presentó ayer en el chacalódromo más en su calidad de aspirante presidencial para el 2024 que cómo líder de los morenistas o que cómo presidente de la Junta de Coordinación Política.
Y lo hizo no porque quisiera hacerlo así, sino porque los reporteros de la fuente del Senado centraron sus cañones de interrogación sobre los temas que trató un día antes en su desayuno de casi 2 horas a solas en su casa zacatecana con Marcelo Ebrard.
Un encuentro lleno de cejas levantadas y ojos entrecerrados -si es que se puede hacer ambas cosas al mismo tiempo cuando se expresa la combinación de sorpresa y dudas-, por ser justamente los dos precandidatos presidenciales de Morena que los dichos y hechos del presidente Andrés Manuel López Obrador cada vez deja más de lado como sus posibles sucesores.
Al menos dos acontecimientos recientes así lo indican: el primero la decisión del tabasqueño de comenzar a llevar a sus giras por el país a la jefa de Gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum en un abierto placeo como su preferida.
Algo así como: pa que los demás en el país la conozcan y sepan que yo estoy a su lado.
El otro acontecimiento que advierte que Sheinbaum es más que la preferida de AMLO, fue el reporte final de la empresa noruega de Det Norske Veritas, DNV, especializada en peritajes, que determinó que el derrumbe en la línea 12 en el que murieron 26 personas fue por fallas en la estructura, o sea, de construcción y no por mantenimiento.
Esa línea se construyó bajo el gobierno de Ebrard no de Sheinbaum, hacia él apunta entonces la responsabilidad.
De que AMLO no quiere como sucesor a Monreal, pues ya ni que decirlo. Pero el zacatecano simplemente se niega a aceptar ese hecho. Y ha jurado que aparecerá en la boleta presidencial del 2024 y hay que creerle. No porque lo diga yo, sino porque lo dice él.
Así que todos ayer queríamos saber algo de lo que Ebrard y Monreal platicaron en la soledad del desayunador zacatecano del senador más influyente de esta legislatura.
“Con él tengo una buena relación, de afecto, de respeto, de muchos años de amistad, y nos reencontramos, desayunamos juntos y platicamos de todos los temas, durante un tiempo prolongado”, indicó Monreal.
Y por si no fuesen las cosas claras, agregó:
“Hay una buena amistad y hay un respeto entre ambos, entonces no tengo ninguna diferencia, ni con él ni con nadie, y fue muy productiva la reunión porque fue previo a su asistencia como representante Presidencial ante la toma de protesta del nuevo gobernador (su hermano David Monreal)”.
En medios aparecieron fotos donde se ve a Ebrard y Monreal sonrientes.
¿Un encuentro y conversación que es más que un mensaje de ambos para Palacio?
Así ayer igual compareció el tercer secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O quien a pesar de su inexperiencia política y de nunca haber participado antes en un evento similar, la libró bien. La oposición tundió duro a su jefe el tabasqueño y él lo defendió asegurando que todo va bien, de lo mejor, que la recuperación económica sin aumento ni nuevos impuestos. De librito, pues.
Y ya que se fue, los senadores aprovecharon que estaban ahí para debatir lo de la estancada Ley de Juicio Político y Fuero.
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