Sin duda alguna la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se ha convertido en un referente cultural de México en el mundo y es por varias razones: por su enorme convocatoria editorial, por los personajes de indiscutible prestigio que la han visitado, por intelectuales que han removido las formas de entendernos, por el inesperado tropiezo de Enrique Peña Nieto y hoy por la cátedra convertida en discurso del gobernador Alfaro.
Su descripción, su sentido, su traducción, su fuerza, su innegable cuidado en las palabras, pero sobre todo en el fondo nos dejan en claro el enorme compromiso de tener un pueblo culto, instruido y educado. Enrique Alfaro Ramírez, selló una reflexión que me parece espectacular, dijo, “los libros hacen que las mentiras tengan fecha de caducidad, dentro de ellos hacen las ideas que pueden derrumbar al engaño y eso, precisamente eso enfurece a los totalitarios, a los fundamentalistas, a los que quieren herir las heridas de un pasado que nos duele para convertir en odio de las personas en capital político”.
Y así se me vino a la memoria la frase de Blas de Lezo y Olavarrieta, un almirante español, cuando pronunció: “una nación no se pierde porque unos la ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden”.
Pero el gobernador Alfaro no se quedó quieto y señaló “por eso cuando los liberales que pretenden reconstruir a la nación con guías morales le dicen a la FIL ‘conservadora’ lo único que hay que hacer es sonreír ante lo ridículo… la FIL es el lugar en que cada año recordamos que agachar la cabeza y guardar silencio ante la sinrazón simplemente no es una opción”.
Y señaló que cuando se intenta destapar lo peor de los tiempos pasados apareciendo todos los días muy temprano disfrazado el futuro prometedor es muy delicado confundir a la verdad con la mentira. Por ello molesta que en una muy desgastada y cansada oratoria de austeridad se atente contra los presupuestos que empujan a la ciencia, a la investigación, a la extensión de la cultura. Estos tres ingredientes no estorban, por el contrario engrandecen a los pueblos que les interesa saber quienes fueron y hacia donde van; que intentan mostrar su creatividad y competencia frente a otros; que sobresalir con excelencia y éxito los distingue de quienes se quedan atrás buscando culpables de errores anteriores para despertar rencores y amarguras.
No ver hacia adelante con proyectos y propuestas viables es detener el reloj social. Confundir leyes con ocurrencias y justicia con consultas callejeras es alejarse de una responsabilidad legal, constitucional e histórica.
Pero entiendo que eso se da en personajes que andan solicitando disculpas a otros pueblos por la historia escrita hace centurias y que además nos forjaron y dieron identidad, de quienes usando el nombre héroes afirman que Juárez se casó con la esposa de Porfirio Díaz, cuando se habla que nuestra nación ya contaba con universidades hace 10 mil años pero que enfatizan los golpes populistas hablando de democracia cuando defienden a dictadores, hablando de seguridad cuando liberan a sicarios, generando la idea de austeridad dejando a miles de familias desempleadas, aquel que cuenta muertos por deficiencias en el sector salud pero que se dice estar protegido por estampitas.
Ahí está la enorme distancia de quien se conserva en la sabiduría por haber leído y aquel que cree que con bloqueos callejeros y plantones en vías públicas se genera la suficiente experiencia y estatura para gobernar un país. Por ello destaca el discurso del gobernador Alfaro, porque nos hace recordar la necesidad de volvernos más hombres y mujeres, más sociedad, más nación, si sabes leer, escribir, entender, comprender y compartir pero además proponer.
Uno es diferente si algún día toma un libro para platicar con los sabios, los prohombres. saber por que prevalecen, por qué son universales, simplemente por qué al paso de las centurias se les sigue dando espacio para formar a generaciones. Esa es la diferencia.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y tv y conductor del programa Va En Serio mexiquense tv canal 34.2.