Bonilla, los tentáculos del narco; de Xicótencatl Leyva a Obrador

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Jaime Bonilla Valdez –quien despacha como gobernador de Baja California y está a punto de concluir su mandato– libra una de sus últimas batallas como gobernador. Tiene en la mira a la prensa. Su gobierno –como toda su vida– ha sido vulnerable a la corrupción. El hilo conductor de su vida ha sido la depravación, la perversión, la inmoralidad. En su afán por prolongar su mandato corrompió a los diputados del Congreso local. La Suprema Corte intervino y declaró inconstitucional la llamada “Ley Bonilla”. Olga Sánchez Cordero, cometió la pifia como secretaria de Gobernación de “avalar” como “legal” la toma de protesta de Bonilla para extender su mandato por cinco años.

En su ambición por el poder, Bonilla se veía a sí mismo como un producto de la “perfección”. Veía en los demás la hipocresía, la picaresca, el vicio inconfesable, la enfermedad, la locura. Se sentía Dios en el poder. En un duelo de vanidades llegó a enfrentarse con Jorge Hank Rhon al que señaló como “el criminal más grande” y protector del capo Nemesio Oceguera.

En realidad Bonilla y Hank Rhon son unos políticos vulgares disputándose como verdaderos mafiosos el gobierno de Baja California como si se tratará de una plaza en disputa por narcopolíticos.

La vida de Bonilla siempre fue sórdida. 

En su torcida naturaleza presumía ante la sociedad su casto amor conyugal. Furibundo católico se asumía como un devoto de la madre Teresa de Calcuta a quien le donó la casa de su madre para sus actividades piadosas. Mientras se esforzaba en hacer méritos para alcanzar el cielo, él mantenía relaciones con varias amantes al mismo tiempo, entre ellas una exMiss boliviana allá por los años ochenta. En su promiscua vida como editor de un pasquín en lugar de periodistas tenía un harem de jóvenes secretarias de las que abusaba indistintamente. Entonces Bonilla trabaja como capataz del gobernador Xicótencatl Leyva Mortera, el verdadero padrino del narcotráfico en Baja California que protegía al clan de los hermanos Arellano Félix. 

Siempre, con el respaldo de Xicótencatl, Bonilla recibió el apoyo económico para hacerse de algunas propiedades y hasta convertirse en propietario de un equipo de béisbol. Fue dueño del equipo Los Potros de Tijuana, hasta que un día fue expulsado de por vida de ese deporte. La razón: prostitutas, alcohol, drogas y dinero.

En la temporada 1987-1988, Los Potros de Tijuana se coronaron campeones de la Liga Mexicana del Pacífico. En esa ocasión, Los Potros se enfrentaron con las Águilas de Mexicali ganando la serie 5 a 3. Bonilla sobornó a cada uno de los jugadores de las Águilas con 30 mil pesos, les organizó una fiesta en una casa de citas donde abundaron las mujeres, el alcohol y las drogas. Por ese motivo fue expulsado de por vida del béisbol. 

Bonilla rentaba unas oficinas en las lujosas torres del Boulevard Agua Caliente pero fue echado del lugar por incumplir con el pago del alquiler, traslado sus negocios a la zona industrial de la Mesa de Otay. Allí imprimía su pasquín (el Diario Baja California) con el que se dedicaba al chantaje y a operar de manera burda al servicio del gobierno priista. Se llevó como su sicario a un reportero de policía que trabajaba para el periódico El Universal, Marco Antonio Blázquez Salinas quien no tenía ninguna perspectiva de destacar en la prensa capitalina por sus corruptelas. 

De la manera más ruin y perversa desde las páginas del pasquín de Bonilla se denigraba al gobierno de Ernesto Ruffo. La falta de recursos llevó al cierre del engendro en que estaba convertido el Diario de Baja California. No obstante, Xicótencatl Leyva mediante el tráfico de influencias le tramitó a Bonilla varias concesiones de Radio y televisión por cable. 

Cuando Obrador requería del apoyo de los medios en su enésima campaña presidencial, Bonilla le abrió los micrófonos de la estación 1030 AM de radio “La Tremenda” y al igual que los espacios de la plataforma multimedia PSN para su campaña política. A cambio Obrador le entregó a Bonilla una diputación y una senaduría, después le dio en compensación la gubernatura.

Bonilla convirtió a su testaferro, el aprendiz de periodista en senador de la república y él se quedó con una diputación federal. Después hizo a Blásquez integrante de su gobierno. 

Después de una polémica y controvertida trayectoria Bonilla y sus testaferros vinculados a los capos del cártel de los Arellano Félix 8cobijados siempre por Xicótencatl Leyva Mortera) se convirtieron en los conspicuos representantes de Morena y el obradorismo.  

El gran mérito (si se le puede llamar así) de Bonilla con Obrador fue presentarle al ex pelotero de los Padres de San Diego, Edgar González. Después de disfrutar de la fama y la gloria y caer en el vicio de las drogas, González se convirtió en un ferviente lector de libros cristianos que combina “la palabra de Dios” con la formación de jugadores y entrenadores de béisbol.

Obrador aficionado del béisbol ordenó acondicionar una oficina especial para el beisbolista a un costado del despacho presidencial. Édgar González depende directamente del presidente. Sólo a él le rinde cuentas. La pomposa oficina recibe el nombre de Promoción y Desarrollo del Béisbol en México (Probeis) y tiene contemplado un presupuesto sexenal de 2 mil 100 millones de pesos para la promoción de dichas actividades. Al menos 500 millones de esos recursos fueron a parar en la construcción de un estadio de béisbol en el estado de Sonora.

Hace unas semanas el padrino del narco en Baja California y protector de Bonilla fue a parar al Hospital General de Tijuana. Leyva Mortera ingresó de urgencia debido a complicaciones en el intestino por el consumo de morfina. Padece  cáncer de pulmón y metástasis ósea. El exgobernador consume fuertes cantidades de morfina para soportar el dolor que lo agobia. El consumo de esa droga hace lento la función del intestino, según la explicación de los médicos.

Para lo que no hay una explicación es cómo va terminar Jaime Bonilla una vez que concluya su gestión al frente de la mini gubernatura. En dos años cometió innumerables atrocidades y revivió al narco que tanta sangre derramó con el cártel de los Arellano Félix a quienes protegió y sirvió su padrino Xicótencatl Leyva Mortera el inventor de Jaime Bonilla.