Una Universidad de calidad y socialmente inclusiva

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Alieto Guadagni

En este siglo el capital humano es más importante que el tradicional capital físico y los recursos naturales, este capital humano es aportado esencialmente por la educación en todos los niveles y en las últimas décadas especialmente por la Universidad. La Universidad nunca antes ha sido más importante que hoy y el valor de una educación universitaria de calidad nunca ha sido tan elevado como en este tiempo que nos toca vivir. La mayor parte de los empleos creados en Argentina en los últimos años requieren de estudios secundarios y universitarios, ya que el nivel educativo se ha transformando en el piso establecido por muchas empresas para el ingreso de su personal. Los cambios de este siglo identifican a la Universidad como la clave para un futuro próspero y con igualdad de oportunidades. Así como el diploma de la escuela secundaria se convirtió en el pasaporte para participar de la era industrial del silgo XX, hoy -un siglo después- la educación universitaria se ha convertido en el requisito para ingresar en la era del conocimiento del siglo XXI.

La Universidad argentina enfrenta tres desafíos: tiene pocos graduados, tiene pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas, y tiene pocos estudiantes provenientes de hogares pobres. A pesar de la gratuidad generalizada de la Universidad pública, son pocos los graduados que provienen de hogares humildes., en este aspecto es importante prestar atención a lo que ocurre en nuestro vecino de la otra orilla del Plata. El Fondo de Solidaridad del Uruguay (FSU) es una institución creada hace más de 25 años con el objetivo de administrar un programa de becas para estudiantes con recursos económicos escasos y ayudar a que éstos realicen estudios universitarios y terciarios. El FSU fue creado en 1994, durante la presidencia de Luis Alberto Lacalle (padre del actual presidente de Uruguay) y desde entonces sigue vigente más allá de los cambios de gobiernos. Desde su creación, el FSU se ha ido actualizando por la gestión de gobiernos de distinto color político (blancos, colorados y Frente Amplio), se han modificado algunas características, pero siempre ha conservado su característica de solidaridad intergeneracional entre los estudiantes, en donde los profesionales brindan apoyo a quienes inician o se encuentran promediando sus estudios.

Los resultados de estas becas se reflejan en la participación de los graduados becarios sobre la graduación total. En los primeros años, la cantidad de graduados que habían recibido la ayuda del Fondo era mínima, siendo del 1% del total en el año 2001, pero ya en 2011 alcanzó el 15% del total de graduados. Este crecimiento se mantiene, ya que las últimas cifras manifiestan que la participación de graduados becarios fue del 22% del total. Los estudiantes becados logran un impacto positivo en su trayectoria estudiantil, no solo disminuyendo las probabilidades de abandono, sino también fortaleciendo su dedicación al estudio y aumentando la cantidad de materias aprobadas. El FSU se financia con los aportes que deben realizar los graduados de la Universidad de la República .la Universidad Tecnológica del Uruguay y la Dirección General de Educación Técnico Profesional –

La igualdad de oportunidades no se puede lograr simplemente con discursos, se requieren medidas concretas y efectivas. La adopción del FSU es una de ellas, pudiendo becar en Argentina alrededor de 100 mil estudiantes humildes, aumentando así la graduación universitaria de miles de jóvenes pobres, especialmente en las carreras científicas y tecnológicas del futuro.

Economista

Publicado originalmente en elimparcial