Deslumbran las aseveraciones del presidente. Decía Don Jorge Zúñiga Campos (QEPD)” el que tiene boca se equivoca” pero no en la magnitud ni para el nivel de amlo. Improvisar es una de las tareas más difíciles y complicadas, pero para ello se requiere del dominio de la oratoria, conocimiento, certidumbre, información, confianza, aplomo cultura y manejo tanto de tonos de voz como de lenguaje corporal. Un orador debe ser activo y reactivo.
La línea de pensamiento del presidente tiene que ser muy clara y contundente para evitar confusiones, mal entendidos y pifias. No es lo que quiere decir sino lo que debe y va a expresar. Más aún cuando pretende no una defensa sino un ataque. Ahí es necesario valorar la fuerza, tamaño y nivel del adversario, así como las consecuencias y reacciones dentro del supuesto dominio del contexto. Por ello no es lo mismo burgués que Hamburguesa.
Es elemental para un universitario y más egresado de Ciencias Políticas y Sociales donde parece obligado estudiar a Marx y a Federico Engels, incluso “Mi Lucha” de Hitler, pasando por Willy Brandt, Lech Walesa, hasta Karol Wojtyla. Ya si se quiere ampliar el conocimiento recurrir a los grandes clásicos de la literatura o asomarse a las maravillosas traducciones de los grandes griegos hechas por el sabio universitario Rubén Bonifaz Nuño.
Ya sola soberbia desea engañar al público pues se puede parafrasear a Churchill, Aznar, Obama, Castro, Einstein, Sagal, Gandhi, Jobs, Octavio Paz y tantos otros que dejan en la sabiduría del ponente un fuerte impacto. Todas las lecturas anteriores y más son únicamente para tener una embarradita del universo que nos rodea y entonces sí: hablar.
La ignorancia nos lleva a decir que en México había universidades hace 10 mil años, pero solicitar disculpas a Espada por la conquista cuando nuestra Alma Mater se debe a la fusión de las dos culturas más poderosas en ese tiempo, la española y la mesoamericana (por cierto, tampoco es lo mismo búfalos que bisontes). La ignorancia nos lleva a decir que la Universidad se “individualiza”.
La miseria de valores nos conduce a atacar a la institución que nos formó, nos dio identidad, aportó valores y preparó para conducirnos con inteligencia, honestidad y competencia en la vida. Sólo para aumentar el escaso conocimiento de quien se sube a la tribuna nacional a hablar aporto lo siguiente: burgués, persona acomodada que logra tener propiedades; clase social que vive en burgos (fortaleza o ciudad pequeña del germánico baurgs) y de ahí se desprende Burgos, Edimburgo, Estrasburgo… Hamburguesa: es un “sándwich” elaborado con carne molida. Por tanto, la UNAM ni los funcionarios pueden andar “hamburgueseando”. Vamos, y volvemos a los mismo, ni la Real Academia de la Lengua ESPAÑOLA reconoce ese término.
Estas dichos no pasan ni como chiste ni como broma sino cómo estampa de quién por más palabrería que haya soltado en 18 años de campañas políticas no sabe ni expresarse. Por ello se explica la muletilla “esteeee” y la prolongación de silencios.
Esas pausas reflejan que cuesta mucho hilar frases y construir ideas. Y eso que se preparó 14 años para lograr lo que un estudiante concluye en cinco años de vida académica para obtener un título universitario.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2