En el contexto de la sucesión oaxaqueña, en días pasados el gobernador Alejandro Murat Hinojosa (PRI) en declaración de prensa dijo frases certeras en alusión a sus colaboradores:
“Todos los que quieran que salgan a decirlo, que salgan a hablar con la gente, que lo hagan en tiempos que no son laborables.”
“Las candidaturas se construyen, las victorias no se ganan con encuestas; se ganan en la calle, convenciendo a la gente”.
“Y bueno en este proceso el que quiere se tiene que dejar ver, tiene que ir a buscarla.”
“La que quiera y el que quiera pues que levante la mano y vaya a convencer a la población.”
Exacto.
Pero como decía Cantinflas: “Ahí está el detalle”. Pues ¿cómo van a ir a convencer a la ciudadanía oaxaqueña cuando el PRI tiene enfrente a Morena con buen margen de ventaja?
¿Ventaja superable? Pues depende de los priistas: Buena candidatura, unidad, estructura leal y completa, activismo intenso, estrategia, táctica, y proyecto.
En política nada está escrito. Ya ven, en Nuevo León donde parecía que ganaría Morena, ganó Movimiento Ciudadano; y en San Luis Potosí, ganó el Partido Verde.
En la derrota o en la victoria, mucho tiene que ver el candidato o la candidata.
Por cierto, no todas las personas que colaboran con Alejandro Murat y que aspiran a la candidatura la gubernatura, son priistas. Claro, el PRI también tiene la posibilidad de postular una candidatura externa, máxime si va en coalición con el PAN y con el PRD.
Como sea, volvemos a la pregunta: ¿Y cómo van a ir a convencer a la ciudadanía si siguen anclados al cargo público?
Sería mejor que el mismo mandatario pida la renuncia a hombres y mujeres de su gabinete que aspiran a la postulación del PRI, para que salgan a buscar y a construir la candidatura, porque hacerlo desde el cargo público se presta a suspicacias.
Por ejemplo, no faltará quien piense que tales aspirantes usan recursos públicos para posicionarse en el ánimo de la ciudadanía con la entrega de beneficios.
Además, hasta puede resultar inequitativo frente priistas que aspiran a la candidatura pero no tienen cargo público, ni recursos para promocionarse anticipadamente. Aunque esto los coloca fuera del riesgo de ser sancionados por la autoridad electoral.
Incluso, deberían checar las normas electorales y los lineamientos del INE relacionados con las horas hábiles e inhábiles y la participación política y el proselitismo.
DEJAR A LAS PERSONAS ASPIRANTES EN LIBERTAD
Suenan bien las frases de Alejandro Murat, su ánimo para que sus correligionarios salgan a buscar la candidatura a la gubernatura, que salgan a decirlo, a hablar con la gente. Sin embargo, no debe ser como él sugiere: En hora no laborables.
Debe ser una búsqueda de tiempo completo.
Como jefe político del priismo local, Alejandro Murat desde cuando debió dar el silbatazo de salida a los y las aspirantes del PRI; un silbatazo real, emanado del corazón de militante, con el firme propósito de construir la mejor candidatura.
Y vea, parece darlo apenas, cuando ya solo falta alrededor de un mes para el inicio de los procesos internos de los partidos políticos para la selección de las candidaturas.
Se trataba de dejar en libertad a las personas aspirantes a la postulación priista para sucederlo en el cargo desde por lo menos con un año de antelación. El hubiera no existe, pero hubiera servido hasta como estrategia para reactivar las bases.
Pero ahí los tiene, a hombres y mujeres, apenas moviéndose. En su mayoría de algún modo ha manifestado su aspiración en entrevistas periodísticas o en videos en redes sociales, pero no es lo mismo al contacto directo con la ciudadanía.
Claro, en este momento tampoco es posible el proselitismo abierto, porque pueden incurrir en actos anticipados de precampaña o de campaña. Sin embargo, el activismo es viable a través de figuras partidistas o de estrategias diversas.
Vean por ejemplo en Morena, andan a todo lo que da montados en la Revocación del Mandato, además en una campaña denominada: “Defensa de la 4-T”. Mientras el priismo anda en el limbo, y no por falta de ganas, sino porque el jefe político no les da la pauta.
Y el presidente estatal del PRI, Eviel Pérez Magaña anda construyendo la estructura electoral, y cómo puede ante un partido empobrecido financieramente.
EL CASO ALEJANDRO
Alejandro Murat Hinojosa era Director General del Infonavit cuando su nombre empezó a sonar para la candidatura del PRI a la gubernatura de Oaxaca. Dos o un año antes del inicio del proceso electoral correspondiente.
Claro, había un jefe político del priismo nacional: Enrique Peña Nieto, quien como Presidente de la República seguramente le dio permiso para que Alejandro Buscara la candidatura para suceder al entonces gobernador de oposición, Gabino Cué Monteagudo.
Y a decir verdad, Alejandro Murat no construyó su candidatura; se la construyeron. Traía atrás todo un equipo. Para empezar, su dinámica esposa Ivette Morán (política nata) entró primero a Oaxaca a través de la Fundación AMO.
Luego la bancada priista del Congreso Local hizo reformas para posibilitar la candidatura de Murat Hinojosa, quien no nació en Oaxaca (sino en el Estado de México) y tampoco reunía la residencia efectiva exigida por la Constitución General.
Algunas reformas las tiró la Corte, como el tijerazo a la residencia efectiva. Pero entró por el ius sanguinis (derecho de sangre): O sea, el hijo de oaxaqueño es considerado también oaxaqueño.
Por cierto, es innegable que el artífice de la construcción de la candidatura de Alejandro fue don José Murat Casab. Incluso, la gente de éste se encargó de realizar un intenso activismo a favor de Murat Hinojosa, pues él no podía aparecer debido a su cargo público.
Aunque se las ingenió para encabezar una serie de reuniones como Director del Infonavit, en el fondo proselitistas pero en la forma con matiz institucional.
En fin, tuvo la candidatura en charola de plata.
Correo: [email protected]