Hay dos frases multiusadas por los gobernantes en turno que por desacreditadas ya no impactan:“hasta las últimas consecuencias”, “pido permiso, sin goce de sueldo, para ausentarme y corresponder a actos de campaña”.
Si bien tienen garantías constitucionales como ciudadanos, su responsabilidad legal y moral debería obligarlos a cumplir con sus obligaciones y más aún cuando sus gestiones son incómodas, fallidas o bajo sospecha de irregularidades, incluyendo su participación en eventos electorales a cargo del erario público.
Asumir un empleo de primera línea en el gobierno no es quehacer por horas, destajo o de días festivos. Corresponde a una responsabilidad de tiempo completo. Por supuesto tienen derecho a la diversión y a vacacionar pero no a desprenderse de su tarea legal. Ilustremos con un ejemplo vigente.
Claudia Sheinbaum lleva varios permisos considerando que es útil y vital para su partido (no para la CDMX) apoyar candidaturas y proyectos del gobierno federal. Viajó al estado de Hidalgo para “acompañar” al candidato de Morena, Julio Menchaca. Después se trasladó a Tabasco atendiendo la invitación de la secretaria de Energía, Rocío Nahle (¿ella sí estaba trabajando?), bajo invitación muy selectiva y privada. No fue a conocer Dos Bocas, fue a presumir un proyecto emblemático de AMLO y a hacer propaganda.
Ahí estaban Layda Sansores, Alejandro Murat y Carlos Manuel Merino Campos. Sheinbaum sin destreza política o sensibilidad social viaja en su peor momento: cuestionada, perdedora y desacreditada. En las elecciones intermedias le arrebataron la mitad de la CDMX y procuró un rompimiento político entre Monreal y AMLO además de un pleito con Ebrard que llegó hasta filtraciones a la prensa extranjera.
La señora en cuestión viene arrastrando sospechas serias desde el desplome del Colegio Rébsamen y ahora señalada como una de las responsables de la tragedia en la Línea 12 del Metro. Se le acusa incluso de proteger con impunidad a Florencia Serranía posterior a varios accidentes e incendio en las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo (Metro).
Torpes e infundados sus señalamientos contra la empresa noruega/alemana atribuyéndose la soberbia de hacernos creer que su peritaje sobre el peritaje de los técnicos extranjeros es más brillante. Sheinbaum ha convertido a la CDMX en una muralla permanente para no acercar manifestaciones a Palacio Nacional, incluyendo las feministas, cuando en su tiempo participó y aplaudió el plantón de Reforma y los bloqueos al Senado y la UNAM.
Ha permitido golpear a la historia retirando imágenes y monumentos nacionales que van contra la ideología de AMLO y Beatriz Gutiérrez Müeller y si permitió colocar una banca donde plácidamente se ve a las figuras de Fidel Castro y Ernesto Guevara.
La anarquía del transporte público ya es grotesca y la señora viaja a promover a otros cuando se declara contingencia ambiental en el área metropolitana de la CDMX, asunto que hasta por haber sido secretaria del medio ambiente, le vale un pepino.
Para ella y para muchos que violentan leyes y soberanías es más fácil pagar una sanción (multa) que cumplir con la Ley. Y aún asumiendo que con su propio salario se van a apoyar a otros, los transportes domésticos, los alimentos y las atenciones especiales corren a cuenta de quién invita, un anfitrión que es enormemente generoso hasta con obsequios.
O usted, ¿cree cándidamente que bajándose del avión toman, a sus costos, taxis para trasladarse de algún sitio a otro? Vamos, no seamos infantiles, de manera ventajosa se pasean para cumplir sus apetitos ególatras, saber que las multitudes les aplauden y condecorarse con acarreados en miles que también son mantenidos con presupuestos o de partido o de gobierno.
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@cramospadilla