Marko Cortés confirma su carencia de liderazgo

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Pues no es sino un constatarlo: carece de liderazgo. Tal circunstancia acabará por hundir al PAN. Si la cabeza fuera bien, los pies no divagarían. Acaso lo que nos queda por saber es quién le dijo que tenía liderazgo y que era la persona idónea para presidir al PAN. Sus recientes afirmaciones hablando de la derrota panista de 2022 permiten preguntarse si el PAN se merece a semejante individuo. Es posible que sí por haberlo permitido y solapado.

Veamos, tan solo en las últimas semanas su partido ha dado la nota siempre negativa, de manera vergonzante y cual cascada de ineptitudes, tropiezos y sandeces y ante las cuales Marko Cortés brilla por su silencio. Por su inoperatividad. La suma de todo ello aleja electores y exhibe incapacidad y torpeza que no necesita México. Eso es el PAN. Y al PAN es al que corresponde demostrar que puede ser otra cosa y la tiene imposible.

En efecto. Rementería enloda al partido firmando con el ultraderechista Vox. Lilly Téllez en un arranque de tontería balbucea que firmó la ridícula Carta de Madrid a título personal ignorando que eso no existe ni como panista ni como senadora de la República y que existe el supremo principio Culpa in vigilando, por el que un partido no puede deslindarse de lo que hacen sus miembros y se entiende que también es en viceversa, pues van unidos. Luego viene esa elección sin contrincantes, sin debate, sin eso que el PAN presume y exige: contraste de ideas y elección democrática, resultando triunfante Marko Cortés a presidir al PAN por otro periodo. Qué cruz. Allá los panistas que tan gustosos o agachados, lo han permitido.

No terminan ahí los desatinos, desafortunadamente y de convertir al PAN en un remedo; trágicamente, porque ellos debilitan al partido que debería de ser propositivo y mostrar mejores índices de gobierno como para ser opción para el electorado, a falta de algo mejor. Y pues no. Además de mostrarse como una pésima opción, de no haber convencido ni arrollado en las elecciones del 6 de junio, de aliarse ¡con el PRI! traicionando sus principios y a sus seguidores, sumemos que el PAN tiene un dirigente que reconoce lo que dije a usted hace unas semanas con otras palabras: en 2022 no ganarían 5 de 6 gubernaturas. Voy más: es que con los votos panistas no ganarían la presidencia de la República. Y Marko Cortés es acaso, dirigente, pero desde luego que no un líder.

Queda pues, bien claro que la clave de ganar es lo que le digan a quienes sin ser panistas, sean potenciales electores y ahí es donde está el problema. Dígase con toda claridad: cuando alguien de buena fe pone atención al panismo, solo observa insultos de los panistas a quienes no lo son, especialmente a los simpatizantes de Morena, ofreciendo gobiernos desaseados como en Tamaulipas y el de Guanajuato (por cierto, en la lista de los estados donde no repetirá el PAN a dicho de su dirigente) y encima, casos de corrupción como Padrés o Cabeza de Vaca y García Luna. Sí, hay corrupción en el PAN, es mucha y está impune. Si los panistas no lo aceptan, ese es su problema y no de los ciudadanos libres que tienen todo del derecho a negarle el voto al PAN, mientras no enmiende propuestas, mantenga ataques y persista en liderazgos inútiles como el de Marko Cortés. En el reciente rankeo de gobernadores, los panistas destacan en Yucatán y Querétaro, no en Guanajuato. Y a despecho de las torpezas de su dirigencia nacional.

Cortés balbucea al gobernador de Aguascalientes –quien lo exhibe en su nimiedad de  líder y le reprocha que el Partido vaya mal como para sí perder feo en 2022– que no le haga el juego a Amlo. Es un argumento, por llamarlo de alguna forma a ese balbuceo, que se le oye a muchos panistas. Cuando son desenmascarados en su pésima gestión, se exhiben sus corruptelas, se les indican sus errores evidentes e inocultables, se les rechaza su embuste de exigir a otros la autocrítica que no practican para sí, solo atinan a responder que se está haciendo el juego a Amlo. Cuánta torpeza junta reprobable y que merece señalarse cuando que el PAN se torna así en un partido que no es opción para los electores, errando quien persista en decir que la gente votará lo que sea, menos Morena.

No puede ser líder si va tan extraviado, tan evidentemente perdido en principios y objetivos a conseguir. Como ha apostado, por boca del mismo Cortés, a ser descortés y a insultar a López, tanto como a la inteligencia de los ciudadanos que nada le deben, la estrategia de atrapaincautos no solo no abona a lavarle la cara al PAN (que es una marejada de corrupción, reconózcase), ya ni siquiera apostando a decirnos porqué es mejor el PAN, sino que favorece la huida de simpatizantes al no oírle lo importante: propuestas. Eso, mientras obstruye al gobierno de Morena con falacias y estupideces que no lo hacen mejor partido frente a Morena. Y sorprende que los panistas no lo estén entendiendo. O acaso es que no tienen remedio y reste asumirlo. No sería de extrañar.

La cereza del pastel que confirma la desgracia panista de tener a Cortés al frente y tan ciegos a todos los que lo aplaudan y secunden tan torpemente su estrategia de odio –Kenias, Rementerías Lillyses y tanto más impresentable panista– nos la otorga, así, otorgada, la declaración filtrada donde el dirigente reconoce la debacle panista del ’22.

En esa debacle confirma que, por un lado, no se tiene conciencia de los costos, pero por el otro, conforma la estrategia para conseguir los votos, que es fallida. A estas alturas del sexenio, lo lógico sería que el PAN –si fuera tan estupendo como no lo es y lo está demostrando no ser– ya arrasara y no es así. Ya para 2022 implicaría sentar bases para 2024 apoyadas en los grandes éxitos electorales que no consiguió en 2021. Perdió 14 de 15 gubernaturas y lo que adelanta Cortés (y ojo, no tiene que suceder así, pero ya deja mucho que pensar su afirmación) es que el PAN perderá también las más gubernaturas y no ganará otras, como el bastión priista de Hidalgo, frívolamente desgobernado por Fayad. Si no derrota a un impresentable como Fayad, el PAN demostrará que no es mejor que el PRI.  Y confirmaría lo que ya sabemos. Como perdió las gubernaturas en 2021 (BCS, Nayarit, en alianzas y ni por esas las conservó) siendo Echevarría sin méritos dignos de exaltar, el peor panista evaluado.

Y frente a esa posible derrota múltiple del PAN en 2022, no hay “anlo” enfrente. No hay “efecto anlo” en que escudarse frente a malas administraciones panistas como lo son las actuales, o sea, que sería una derrota proveniente de administraciones panistas previas y desde luego, teniendo el PAN a un impresentable como Marko Nodoyuna Cortés para supuestamente, impedir esa debacle. ¡Qué palo tenerlo es para el PAN!  ¿Cómo explicar que no ganarían otra vez Durango? Con lo que costó echar al PRI. Pero es verdad que Aispuro no parece haber sido precisamente, un genio. ¿Y porqué no retener Tamaulipas y perder ese bastión panista como Guanajuato, si son tan fantásticos? El primero se entiende porque lo de estado panista era un membrete. Cabeza de Vaca no pudo revertir los años nefastos del priismo reciente. Pero Guanajuato… perder un símbolo del panismo que medio gobernó y sirvió de inspiración a otros panismos, sería fatal. Después de 29 años, perder un estado rico sería casi insultante al panismo, no culpa del opositor que les gane y que evidenciaría un panismo putrefacto.

Sí, es patético que el líder del partido se declare derrotado. Más terrible resulta saber que apenas se dé cuenta de que carece de los apoyos para triunfos contundentes. ¿Qué hizo estos tres años además de insultar y descalificar a López Obrador y a la 4T? pues eso en realidad, solo eso y nada más. Cortés ni es líder y sí demuestra que compromete al PAN, es su fracaso que en vez de construir país, favorecer reformas en pro del pueblo de México, siendo una oposición responsable, que mejor optó por impresentables Rementerías e histéricas Lilly Téllez para apuntalar sus tonterías discursivas, sus tomaduras de pelo, su carencia de propuestas y está anunciada una muy posible derrota de 2022, por boca de su dirigente. O sea, que solo consiguió el abandono de los electores, como ya les sucedió en 2018, 2020 y 2021. Y más deplorable es que hayan reelegido los panistas a Cortés, con una disciplina priista vergonzosa, y siga en su puesto tan campante. Más peripatético es que no se puede ser y sus seguidores, unos impresentables, también. Se han autodescalificado para descalificar a otros y para alardear de valores democráticos.

¿Y si en 2022 ganara las gubernaturas en juego? Pues le servirían igual que los pingües triunfos de 2021: para pasar de panzazo acaso a 2023 y enfilarse débil a su derrota de 2024, una causada por el candidato que deje que le impongan el PRI y el clasista y facistoide Claudio X. González o por la necedad de Anaya. Eso es lo que ha hecho Marko Cortés con el PAN. Que todo esto se lo aplauda quien le deba tanto. Por los que no, es un sinónimo de vergüenza superlativa. Invita a no darle ni un voto al PAN.