Las delgadas líneas rojas

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La actividad en la Casa Blanca, de la semana pasada, habla de la intensa agenda internacional –en las prioridades– del presidente estadounidense, Joe Biden,  partiendo con China  hasta su relación con México y Canadá.

Han sido encuentros de toma de temperatura en las relaciones entre la Unión Americana con los respectivos dignatarios de dichos países, solo los próximos meses venideros mostrarán la verdadera dimensión de lo conseguido  con los diálogos sostenidos.

Biden ha querido mostrar fortaleza y unidad con sus compañeros de la región que conforman el TLCAN que, en 2018,  ante las presiones del entonces mandatario, Donald Trump, cambió al denominado T-MEC.

Estos días, Estados Unidos ha querido dejar clara su posición con esos guiños de acercamiento con México y Canadá, restableciendo sobre todo el tono que se había perdido con su primer ministro, Justin Trudeau,  denostado grotescamente por Trump en diversas ocasiones.

Es decir, los tres mosqueteros fundamentales para hacer frente a las embestidas chinas en el renglón comercial; el otro encuentro que no pudo ser presencial, sino virtual, aconteció previamente con el mandatario Xi Jinping. Allí se dejaron bien claras las líneas rojas.

Para Joe Biden, Estados Unidos, quiere evitar un conflicto a toda costa con China y en la postura, de Jinping, ambos países deben coexistir de forma pacífica. Una misión diametralmente ardua  dada la cantidad  de aristas en las que chocan las dos potencias económicas más relevantes de la primera mitad del siglo XXI.

En lo que va del año, Biden y Jinping, han hablado en tres ocasiones. La pasada vez –por la noche del 15 de noviembre– la intención fue  rebajar la tensión bilateral; una cita telemática solicitada por la Casa Blanca que en varias ocasiones ha intentado un encuentro presencial entre ambos líderes, tal y como aconteció, en la pasada cumbre de Ginebra (en junio) entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin y el mandatario estadounidense.

Desde que inició la pandemia, declarada así por la OMS el 11 de marzo, el líder chino sigue sin aparecer físicamente en los eventos internacionales limitando sus salidas desde Beijing a otras provincias. Apenas se ha dejado ver en persona.

Para Biden, esta cita virtual de mediados de noviembre y que duró casi cuatro horas significa “asegurar que la competencia entre los países no se desvíe hacia un conflicto”, que el mandatario norteamericano matizó como “intencionado o no”.

Por su parte, Jinping defendió la necesidad de mantener el respeto mutuo, de velar por la cooperación y el entendimiento así como por la coexistencia pacífica como “tres principios básicos” entre Estados Unidos y China.

No faltaron los gestos entre dos políticos que llevan años de conocerse: Jinping trató a Biden como “mi amigo” mientras Biden pidió tener una “relación abierta y sincera” basada en una comunicación “honesta y directa”. En respuesta, el dignatario asiático le solicitó asumirse como un líder racional y pragmático.

 

A COLACIÓN

Hay un respeto mutuo entre dos políticos con una larga carrera de fondo: el mandatario norteamericano ha tratado directamente con Jinping desde que fungió como vicepresidente en el gobierno de Barack Obama, de 2009 a 2017; la llegada  al poder de Xi Dada (Tío Xi, como se le conoce popularmente en su país) aconteció desde el 14 de marzo de 2013. En  más de una ocasión han sostenido conversaciones bilaterales en diversos foros internacionales, esta primera cumbre ha sido virtual entre los dos en un vis a vis ya como presidentes.

¿Cómo ha recibido Europa este diálogo? Aquí la prensa abordó esta junta como el intento de dos gigantes de remarcar cada uno sus respectivas líneas rojas en medio de una tirantez creciente. Aunque la mayoría de los medios de comunicación han coincidido en que Taiwán es el mayor roce.

El periódico británico The Guardian ubicó el encuentro en su primera página con la foto de ambos líderes reunidos virtualmente, bajo el título de playing with fire (jugando con fuego); el Financial Times, por su parte, destacó que Biden urge a Xi a evitar que la competencia derive en un conflicto. Mientras que el español El Mundo abordó que Biden y Xi se enfrentan por Taiwán en su primera cumbre. Los medios franceses dieron poca relevancia a la reunión y apenas Le Monde publicó una nota perdida en algún espacio señalando que “Xi Jinping y Biden tratan de limar sus diferencias” y Le Figaro siguió en la misma tónica, sin tanta alharaca, apuntó que “Joe Biden exhorta a Xi Jinping a que su competición no termine en un conflicto”.

Las líneas rojas están prácticamente en todos los frentes, desde el comercial, el económico, el interés de Estados Unidos en el Indo-Pacífico y en la defensa de Hong Kong y fundamentalmente de Taiwán. Hay tensiones, reproches y amagos, la paz es siempre un frágil cristal.

@claudialunapale