La revolución del RNA

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En cuatro meses será el segundo aniversario de una pandemia a la que se busca derrotar con lo mejor del talento científico, proyectos novedosos e investigaciones que fluyen como el agua gracias al caudal de dinero, tanto público, como de donaciones privadas.

Dos años en una guerra biológica con un patógeno de origen desconocido que hasta finales de noviembre había matado a más 5 millones de seres humanos en el mundo y contagiado a cerca de 260 millones de personas.

Los daños, en cuanto a la afectación de las vidas humanas, incluso podrían haber sido muy superiores de no ser por las vacunas antiCovid que en tiempo récord aparecieron para salvar a miles de millones de personas: la primera en salir como patente fue la rusa Sputnik V el 11 de agosto de 2020 y seis días después, lo hizo la china desarrollada por el Instituto Científico Militar y CanSino Biologics.

Después vendrían las de Occidente con Moderna, Pfizer-BioNtech, Astrazeneca, Janssen con Johnson & Johnson dando paso además a una nueva generación de vacunas con la técnica del ARN mensajero empoderando el uso del Ácido Ribonucleico como herramienta para darle instrucciones al propio organismo de los seres vivos para producir el antígeno y provocar la reacción del sistema inmunitario. En el coronavirus, la proteína S o Spike, es precisamente el antígeno.

Hace unos días tuve la oportunidad de entrevistar en exclusiva a dos destacadísimos científicos: el virólogo español, Luis Enjuanes y el investigador israelí, Dan Peer.

Estos dos brillantes cerebros coincidieron en señalar que la ciencia y  la tecnología se han ubicado como dos binomios indiscutibles en aras de contribuir al bienestar del ser humano.

Ambos expertos  privilegiados en el conocimiento de la química, la virología, la biología, la medicina y la biotecnología han  intercambiado experiencias y buscan fórmulas de colaboración entre los laboratorios de España e Israel a través del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Tel Aviv junto con su Centro de Combate de Pandemias.

La urgencia sanitaria y la necesidad de vencer al SARS-CoV-2 han puesto en boga a la comunidad científica mundial y por primera vez muchos de sus miembros han dejado verse más allá de  sus ámbitos de actuación en los que viven su día a día con sus batas blancas, sus gafas protectoras o incluso portando sus trajes burbuja en los laboratorios de alta seguridad.

A la gala del premio Maimónides, entregado el pasado jueves 18 de noviembre a Enjuanes, por su destacada trayectoria entre patógenos y probetas, el científico septuagenario llegó con un traje sobrio al igual que Peer también invitado a la ceremonia.

Y lo hicieron además convencidos de que nunca como ahora la medicina, la biología y la tecnología han demostrado ser tres pilares imprescindibles para proteger a la vida humana en medio de una pandemia provocada por  un virus nuevo que no se comporta como ninguno de los otros seis coronavirus descubiertos y analizados.

 

A COLACIÓN

Peer apunta certero a la diana: “Sin las vacunas no estaríamos aquí. Si hace doce años atrás me hubieses afirmado que el futuro de la gente dependería de la tecnología y de la medicina, yo te hubiese dicho que no del todo. Pero ahora sabemos que la biología y la tecnología salvan y salvarán al mundo de distintas formas en este siglo”.

El científico israelí es vicepresidente de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Tel Aviv y director del Laboratorio de NanoMedicina y un dedicado profesor que impulsa a los doctorandos de la nueva generación. En su haber –como investigador– tiene grandes éxitos y multitud de patentes; él junto con su equipo logró demostrar la inmunomodulación a través del RNA es prácticamente uno de los pioneros del uso del RNA para reprogramar células inmunes y hallar novedosas terapias.

Lo que ha pasado con el RNA mensajero, en las inmunizaciones contra el SARS-CoV-2, con la técnica de la compañía estadounidense Moderna y la alemana-turca BioNtech asociada para producir la vacuna con la norteamericana Pfizer es una verdadera revolución del mundo de la vacunología. Podría modificar todo lo hasta ahora conocido y abrir un campo fértil para encontrar una vacuna contra el VIH o el cáncer.

Peer explica que si bien en Israel estaban investigando una vacuna similar a la de Astrazeneca contra el Covid-19, el gobierno decidió apoyar a Pfizer con el RNA mensajero y dio resultado porque en diciembre de 2020,  en una semana, ya habían vacunado a un millón de personas.

Y anote amigo lector el nombre de Dan Peer, porque muy seguramente se llevará en algún momento el Nobel ya sea de Química o de Medicina por sus novedosos estudios para eliminar el cáncer: se trata de un sistema de nanotecnología novedoso que permite destruir las células cancerosas hasta ahora probadas en ratones y ha sorprendido bastante porque funciona como “unas tijeras moleculares que barren hasta la metástasis”; la meta es comenzar a probarlo, en un par de años más, en personas enfermas.  Él es muy optimista.

@claudialunapale