Tras casi dos años de pandemia no hay una conclusión certera de si el virus tiene un origen natural, es producto de un accidente de laboratorio o bien resultado de una manipulación mal intencionada. El presidente francés, Emmanuel Macron, habla siempre de una guerra biológica.
Pero la propia comunidad científica no se pone totalmente de acuerdo, hay una enorme división de posturas: en marzo del año pasado, el Nobel de Medicina 2008, Luc Montagnier, declaró para una cadena de televisión francesa su hipótesis acerca de que el SARS-CoV-2 había sido creado debido a la manipulación del virus del VIH alterado de alguna forma.
Un mes después, Li-Meng, una viróloga de Hong Kong de la Escuela de Salud Pública, llegó a Estados Unidos pidiendo asilo político bajo el argumento de ser perseguida de muerte por las autoridades chinas dado que ella sabía “la verdad” acerca del coronavirus.
La investigadora concedió sendas entrevistas a multitud de medios de comunicación norteamericanos aseverando que había sido creado artificialmente por el gobierno comunista para dañar al mundo y que tanto las autoridades chinas, como la OMS, ocultaron que podía transmitirse de persona a persona; algo que en ese momento ya se sabía porque estaba dentro de los propios comunicados emitidos por el organismo disponible en su página web.
Ni Montagnier, cuyo pábulo ha sido descalificado por la comunidad científica internacional, ni Li-Meng, han podido fehacientemente probar que existe la técnica para crear el SARS-CoV-2 en un laboratorio sin que quede la huella del corte y pega en su código genético.
Dos destacados investigadores españoles me han dicho en exclusiva que tampoco tienen la prueba de una manipulación deliberada, se trata del virólogo, Luis Enjuanes, recientemente galardonado con el premio Maimónides y del inmunólogo, Alfredo Corell, distinguido con el premio Personaje Único.
Enjuanes es director del laboratorio del coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología y figura entre los 25 científicos más notables en su campo en el mundo y mantiene además una relación de amistad con Shi Zhengli, subdirectora del Instituto de Virología de Wuhan, que ha hecho estudios de distintas especies de murciélagos y sus coronavirus.
Dentro de su amplia experiencia estudiando coronavirus –de casi cuatro décadas– Enjuanes ha explicado que este patógeno tiene modificaciones muy particulares que le confieren una patogenicidad tremenda y un multitropismo.
¿Qué significa? Que tiene una capacidad de infectar muchos tejidos y todos los órganos, una característica que le parece sorprendente porque los virus suelen tener una especificidad de entropismo. El SARS-CoV-2 tiene más de 50 tropismos, es decir, puede infectar más de 50 partes del organismo humano y provocar más de 50 patologías y combinaciones de las mismas.
A su vez, Corell que también es integrante de la Sociedad Española de Inmunología ha venido advirtiendo que el Covid-19 no siempre se comporta como predicen los modelos lo que obliga a improvisar sobre de la marcha con medidas y recomendaciones.
A COLACIÓN
¿Tenemos esperanza? La hay y se llaman vacunas pero urge que tengamos una mejor gestión de la pandemia. Al cierre de 2021, según datos de Our World in Data y el Ministerio de Sanidad de España, a nivel global se habían aplicado 8 mil 400 millones de dosis de las vacunas antiCovid.
La población mundial de 7 mil 900 millones de personas no todas han sido inmunizadas, prevalece un reparto desigual de los viales haciendo que se vaya a diversas velocidades. Y nos está perjudicando a todos.
Mientras China, Reino Unido, Francia, España, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Alemania, Italia, Bélgica y otros países aplican una tercera dosis de refuerzo de la vacuna, en continentes como el africano las cuotas de protección no llegan todavía ni al 40% de la población.
La OMS refiere que el 56% de la población mundial cuenta al menos con una dosis pero resta todavía un enorme contingente humano, mientras el mecanismo Covax aguarda más donaciones de vacunas provenientes de los países que inclusive ya están aplicando una tercera dosis para sus habitantes.
A su vez, la vacunación para los menores de 11 años de edad, avanza en un puñado de países como son: EU, China, Emiratos Árabes Unidos, Chile, Cuba y en los 27 países miembros de la Unión Europea (UE). Ya hasta Israel ha comenzado a poner la cuarta dosis. Yo en lo personal quiero creer que tarde o temprano sabremos la verdad, se encontrará el origen del SARS-CoV-2 y eso le permitirá a los científicos contar con la herramienta exacta para vencerlo porque si no es así nos aguarda una retahíla de dosis de las vacunas y eso ya me parece inquietante.