SEP y Presidencia: El libro que no adoctrina

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Circuló que hay un libro encargado por el gobierno de México para adoctrinar juventudes. Es, para variar, una nota amarillista, absurda, lejana a la verdad si se lee el libro y se tiene dos dedos de frente y honestidad intelectual; y es cosa tan sencilla como acercarse al mentado ejemplar para constatarlo. No hay como confrontar la información acudiendo a la fuente primaria, en este caso el libro mismo, como una regla fundamental para sostener una verdad. Lo demás es politiquería y habladurías, siempre reprobables.

El libro puede usted verlo en este enlace https://www.gob.mx/presidencia/documentos/mexico-grandeza-y-diversidad. Y de su revisión se constata lo que se afirma en el párrafo precedente.

Así, desenmascaremos el cuento de que adoctrina el libro “México, Grandeza y diversidad”, aseverándolo quienes entre que exageran la nota y difunden el odio buscando con ello desencaminar a la opinión pública, sin tener ni idea de lo que mascullan. Merece pues, ponerse un poco de orden en el tema por ser una tamaña sandez ese supuesto adoctrinamiento.

¿Cuál es la razón argüida? Que abarca su hilo discursivo narrador de historia hasta el inicio de la llamada Cuarta Transformación, incorporada en el capítulo XX, intitulado: “Una nueva esperanza”. Ese fue su muy endeble argumento. Revolver conceptos solo desencamina irresponsablemente a los ciudadanos, ya que hacerlo no es informar a la gente. Después de todo, el arribo de López significó eso, una nueva esperanza. ¿Dónde está el crimen por decirlo? Total, falta valorar si se conseguirá materializarla y eso solo lo da la perspectiva histórica.

Sí, es un texto extenso y solo un capítulo no desbarata todo el trabajo y mucho menos, lo coloca como un libro de adoctrinamiento. Sostener que sí adoctrina, es falsear el punto y desconocer qué significa la palabra adoctrinamiento. Es un documento al que sí se le puede cuestionar cosas tales como denominar intervención a las invasiones estadounidense y francesa. Fueron verdaderas invasiones, no intervenciones, una palabra muy edulcorante. Ya deberíamos superar su empleo. Replantea temas como la Conquista y la Colonia, que no se tiene que repetir lo mismo ad infinitum como siempre se han contado y es meritorio que el documento rompa inercias. Y cómo narra y lo que narra del gobierno López Obrador no tiene mayor problema. Se puede no estar de acuerdo con este gobierno, mas lo narrado no dista de lo sucedido y de eso se trata contar la Historia. ¿O la queremos falseada a lo priista?

Porque la verdad es que no se ve el supuesto adoctrinamiento que ridículamente dicen que existe, opositores a este gobierno. Lo que sí hay es una inquina por mencionarlo, que tarde se les hace en señalar sin fundamento descalificando toda la obra en sí y peor, hacen un baturrillo interpretativo a modo y sin sustento.

Hacer un libro de Historia siempre puede ser polémico y no es poca cosa, como tampoco hace falta callarse lo sucedido recién en nuestro país. Contar los tiempos recientes ha sido un vía crucis. Al priismo siempre le costó avanzar en la narrativa a través del tiempo porque hacerlo, lo comprometía. Sus desaguisados y desatinos son mayúsculos y no había en paralelo cosas que los acallaran. Por eso en 1980 y casi hasta 2000, la historia se contaba en la primaria solo hasta 1964. No había manera de avanzar y se entiende, naturalmente, porque el nombre PRI quedaba enlodadísimo si se contaba la historia contemporánea. Solo despistados o agradecidos con el PRI pueden sostener que fueron buenos años. No lo fueron.

¿Qué el mentado libro habla de López Obrador?  ¿se quiere entonces, libros como los que detenían la historia patria en 1964, porque al PRI no le funcionaba contar la matanza del 68 ­que le fastidia sea llamada así, que lo fue como la del 71, de las devaluaciones del 76 y 82 hasta la pobredumbre priista que pudrió a México, la guerra zapatista con los desfalcos salinistas….? vamos, es que se entiende que al PRI le costara Dios y ayuda contar la historia reciente de México, que nos mueve a ser contada justo por eso: porque enloda al PRI, desmitificándolo.  Los alumnos de este país merecen saber todo esto. ¿Alguien sensato se opondría? Hacerlo sería absurdo. Y si tanto fastidia que se cuente, entonces haberse comportado de otra forma ofreciendo otra trayectoria distinta de país para que la Historia fuera otra. Labastida rezongó a Fox cuando dijo cosa similar: “No toma en cuenta que en el siglo XX también tuvimos a María Félix”. Vaya con el priista…

Pues bien, dijo el director del INAH que el texto en comento buscaba el fortalecimiento de la profundidad histórica y la diversidad de este país. Es evidente que ello no conlleva adoctrinamiento, sino solo para quien carece de dos dedos de frente o es que solo cree vislumbrarlo por muy mala fe y peor ceguera. Acaso lo haga quien lo denuncia, abrevando de los libros de texto de la era priista, que no habrían ganado el Nobel. Y eran bastante malos y encaminados a crear nexos ridículos. Nexos que llevaron a priistas obnubilados y tapeteros desvelados a pronunciar tonterías tales como la de aquel que sostuvo: “si Juárez viviera sería priista” o peor, el priista Aurelio Nuño diciendo la zarandaja de que Morelos guiaba a Peña Nieto. Asquerosas aseveraciones. Nauseabundas. Y eso sí era adoctrinar. Esas tonterías solo sucedieron en la era priista cuando se adoctrinaba aseverando, por una razón inexplicable, que Independencia, Reforma y Revolución conducían inevitable y eternamente al PRI. Sobre todo, eternamente.

Así que un libro que enmiende ese camino, se agradece y si alude a la llegada de López Obrador, pues mejor. Sucedió tal arribo y actualiza la narrativa, que buena falta hacía. Es positiva esa actualización, tanto porque sucedió y segundo porque entonces, estos opositores al mentado libro ¿hasta dónde proponen qué debe de contener un libro de Historia, a su leal saber y entender? ¿cuándo ha de detenerse la narración de la historia nacional? ¿15, 20 años atrás o 50? Siempre al gusto priista para no verse exhibidos en esas líneas. Van muy erráticos, entonces.

También dígase que el capítulo polémico del libro referido incluye lo mismo las marchas feministas que una referencia a los chicanos, Qué bien. Movimientos y manifestaciones culturales que nos son propias y no merecen silenciarse. Ya luego el capítulo de Armando Bartra molesta a los opositores a López, pues va aludiendo el autor a que la noche que ganó López fue una fiesta. Lo fue. ¿Dónde está el adoctrinamiento? Y apunta que el tamaño del reto es descomunal y que nadie antes ha ganado el cargo con semejante número de votos. ¿Cuál es la mentira o en qué radica el adoctrinamiento? Otra cosa es que fastidie leer eso.

La crítica que esta columna sí puede hacer a las palabras de Bartra es que él, no el libro, endiosa a López Obrador. Endiosar no es adoctrinar, ya que se puede discrepar. La doctrina no es discrepante por naturaleza, así que no es lo mismo. Pudo limitarse el autor y debió de hacerlo el capítulo de marras al narrar el triunfo de López Obrador –sucedió tal, no tienen que callarlo, le fastidie a quien le fastidie ambas cosas– y sanseacabó. Lo que retóricamente escribe en 3 páginas, pudo decirlo en escasos dos párrafos a lo mucho, de haberse limitado a contar historia. La presente zalamería de Bartra, sobra, pero de eso a decir que adoctrina, es una exageración. La sola crítica a sus palabras, que usted está leyendo, lo confirma. Una exageración, una zalamería, no adoctrinamiento y que quien tenga duda que coja el tumbarrubos y lo verifique. Así de sencillo. Lo demás es buscarle pestañas a las hormigas. Es exagerar los conceptos, mentirle a la opinión pública para provocar su animadversión en este tema en específico y en general, al gobierno federal actual, siendo imprecisos en la información que le proporcionan.

Se entiende dos cosas: a) a un sector no le gusta López y un sector no quiere que se cuente la Historia ni como fue ni como historia. Eso es lo que hay. Y b) frente a un libro con un capítulo plagado de zalamería y en un tono y alusiones que no venían al caso, sobraban. Justamente, no se ciñe en exclusiva a los hechos a narrar y los carga de juicios de valor dirigidos a exaltar a López desde el autor, no desde los lectores. Y sí, que quien encuentre adoctrinamento en su contenido, que lo describa con inteligencia, que lo encuentre pese a no haberlo. Se trata solamente de entreverar comentarios donde no cabía ponerlos en una narrativa histórica.