En plena escalada de la tensión y la incertidumbre en torno al suceso, la flota del Pacífico de la Armada de Rusia detectó de frente a un submarino estadounidense a muy poca distancia de las islas Kuriles.
Desde hace 76 años hay una riña entre Rusia y Japón, como resultado de la Segunda Guerra Mundial, la entonces URSS se apropió de cuatro islas –gracias a la declaración de Yalta– que forman parte de este archipiélago conformado por 56 islas más. Presume de una situación estratégica privilegiada en el mar de Ojotsk que sirve de base para los submarinos rusos.
Hasta el momento, los roces siguen vigentes porque Tokio las reclama para sí; mientras, Estados Unidos presiona a Rusia para que las devuelva y el Parlamento Europeo tiene una resolución denominada como Relaciones entre la UE, China y Taiwán, seguridad en el Lejano Oriente en la que insta al Kremlin a dejar las islas ocupadas.
En esas aguas aconteció el más reciente roce militar informado además por el Ministerio de Defensa ruso: “El 12 de febrero a las 10.40 horas de Moscú fue detectado un submarino de la Marina de Estados Unidos, de la clase Virginia, cerca de la isla Upur perteneciente a las Kuriles. Ante la negativa del submarino de salir a la superficie, la fragata Marshal Shaposhnikov aplicó los medios correspondientes para obligar a la nave norteamericana a salir de dicha zona”.
Desde hace poco más de seis semanas, Rusia comenzó con una serie de ejercicios militares por tierra, mar y aire que han implicado la movilización de un considerable número de brigadas de su ejército; las cifras son inexactas porque Estados Unidos habla de 100 mil soldados rusos, más 30 mil que habrían llegado a Bielorrusia.
Sin embargo, periódicos como el New York Times, advierten que información de inteligencia aventura más de 175 mil soldados rusos desplegados listos para un ataque inminente.
El primero de febrero aconteció una reunión de urgencia en el seno del Consejo de Seguridad y allí Vasily Nebenzya, alto representante de Rusia ante la ONU, exigió pruebas a Estados Unidos acerca del despliegue denunciado con cientos de miles de soldados. Nadie mostró ninguna imagen de satélite.
Para el Kremlin, son ejercicios militares planeados con meses de antelación y que incluyen maniobras con Bielorrusia, China e Irán en distintas partes de Euroasia.
La infraestructura militar rusa está concentrada en sus ejercicios en el Mar Negro, Mar de Azov, Mar Báltico, Océano Pacífico y en el Golfo Pérsico en conjunción con China e Irán.
En Europa, se ha desatado una psicosis por Rusia que ha llevado a la retirada de personal diplomático no esencial de Estados Unidos, Reino Unido, Letonia, Israel, Dinamarca con llamados a sus respectivos connacionales de abandonar Ucrania ante la proximidad de la invasión cuya fecha, según confirmó el propio presidente, Volodímir Zelenski, tenía previsto el día 16 de febrero. Hasta el propio ministerio de Exteriores de España recomendó a sus compatriotas considerar “muy seriamente” la posibilidad de volver de Ucrania cuanto antes y recomendó no viajar a dicho país.
A COLACIÓN
¿Qué tiene Ucrania para desatar a este nivel las tensiones entre potencias? Para los rusos es el origen de la Rus de Kiev, la esencia misma del espíritu eslavo y Rusia no puede entenderse a sí misma sin Ucrania.
En el traspatio europeo funge como la última frontera de Occidente de cara a Bielorrusia y a Rusia y tiene importantes salidas al Mar Negro y al Mar de Azov pero también tiene el río Dniéper cuyo caudal comparte con Bielorrusia y Rusia. Se trata de una economía que es una de las mayores exportadoras de cereales del mundo y además tiene los ductos, gasoductos y oleoductos que conectan desde Rusia el traslado de los energéticos.
En especial está el oleoducto Druzhba: es el más largo del mundo, su construcción data de 1964, cuando la URSS ideó cómo transportar su petróleo desde Siberia, los Urales y el Mar Caspio hacia la zona de influencia soviética en Europa del Este pero no excluía suministrarlo a Europa occidental.
Tiene una capacidad de traslado de 1.2 a 1.4 millones de barriles diarios y Putin ha ideado aumentar su capacidad y para ello están haciendo obras en Bielorrusia y estudian propuestas en Alemania. El actual rifirrafe seguirá dándonos muchos dolores de cabeza hasta que no se sienten todas las partes involucradas e interesadas a negociar.
@claudialunapale
