Volodímir Zelenski sigue pidiendo más armas a Estados Unidos y a otros países de la OTAN convertido ya en icono de una sociedad libre que defiende la democracia y los valores universales. El mandatario estadounidense, Joe Biden, ha cambiado varias veces de parecer –con su comportamiento errático– la más reciente la semana pasada tras aprobar el envío a Kiev del sistema de lanzacohetes móviles.
Este tipo de material bélico marcará un punto de inflexión en el conflicto bélico provocado por los apetitos imperialistas del dictador ruso, Vladimir Putin, que hasta el momento avanza hacia la dominación absoluta del este de la región del Donbás en Ucrania.
Se ha creado ya un taponazo en los puertos del Mar de Azov y del Mar Negro donde Ucrania tiene su salida hacia el mundo para enviar sus exportaciones no solo de granos, cereales sino de todos los insumos, bienes, mercancías y artículos que vende al exterior. También hay otras vías de comunicación aéreas, terrestres y ferroviarias. No obstante, las primeras enfrentan una destrucción con una veintena de aeropuertos arrasados; las terrestres están utilizándose solo en determinadas partes en donde no están las tropas rusas y las últimas, funcionan de manera muy limitada.
La Rusia de Putin reclama para sí la hegemonía en el Estrecho de Kerch desde 2014 con la adhesión de Crimea, robándole así esta importante parte del territorio a los ucranios; es más, el propio dictador ruso ordenó construir un puente para unir a Rusia con Crimea y se dio el gusto, en mayo de 2018, de inaugurarlo conduciendo un camión a lo largo de 19 kilómetros de un extremo al otro.
Con la actual invasión, desde el pasado 24 de febrero, pretende dominar todo el corredor este con el Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y el sur con Crimea, Jersón, Mykolaiv y Odesa.
La intención del Kremlin es crear un corredor costero dominado por los rusos, lo que para Kiev significaría quedar ahogado, asfixiado y a merced de las tasas y los impuestos rusos para utilizar sus propios puertos y su propio mar. Putin quiere tener en sus manos el Mar Negro para dominar el comercio y las rutas marítimas de la zona.
En Bruselas, hay preocupación porque el conflicto bélico estancado en la toma del este por parte de los rusos está teniendo relevantes victorias sobre todo en Lugansk, tras la caída de Mariúpol (en el Donetsk), de Zaporiyia y de Melitopol (vecino de Jersón) con la imposición de una alcaldesa prorrusa, Galina Danilchenko, quien ha ordenado la utilización solo del ruso en las aulas.
Esta rusificación de Ucrania no es la única intención de esta invasión sino el mismo control económico de una región vital para los ucranios por sus centrales nucleares, la producción de litio y de otros materiales raros; los gasoductos y oleoductos; por sus silos y producción de granos, por su significancia en la pesca y fundamentalmente por la geoeconomía y geopolítica naval del Azov y el Mar Negro.
Las tropas rusas en su invasión, además de matar indiscriminadamente a la población civil y atacar hospitales, han destruido mucha infraestructura ucrania, aplicando además la política de tierra quemada, llegando inclusive a destruir silos y robarse maquinaria agrícola.
Para la Unión Europea (UE) representa un problema mayúsculo en un momento histórico con la coyuntura de liberarse de la dependencia energética rusa pero sin ser capaz de resolver el cómo porque no hay un proveedor que pueda sustituir los 6.6 mil millones de metros cúbicos diarios de gas ruso vendido a la UE.
Pero luego está la crisis alimentaria que se nos viene encima no solo a los europeos, sino a todo el mundo, a unos de forma más acuciosa que a otros y el mayor drama será para los africanos, latinoamericanos y países asiáticos pobres.
La semana pasada en el Foro de Davos, en Suiza, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, responsabilizó directamente a Putin de la retención de los barcos en los puertos ucranios del Azov y del Mar Negro cargados con cereales y otras provisiones que empiezan a podrirse.
No sale ningún carguero porque el Kremlin no lo permite. En el Foro Económico, Zelenski intervino telemáticamente, para pedir ayuda en aras de reconstruir a su país, al tiempo que exigió la salida de inversiones y capitales de Rusia.
En ese mismo escenario, George Soros, multimillonario húngaro-estadounidense de 91 años, quien vivió en sus carnes el Holocausto advirtió que estamos en los prolegómenos de una Tercera Guerra Mundial.
Toda Europa está consciente de que, en cualquier momento, puede activarse la mecha incendiaria en cuanto sea derribado un avión de la OTAN, atacado un barco de los Aliados o caiga una bomba o un misil en territorio equivocado.
El curso económico de este 2022 depende y dependerá del curso de esta invasión y de los daños colaterales provocados en Occidente y en los mercados de materias primas.
La propia Kristalina Georgieva, titular del FMI, dijo en Davos que están muy atentos al desarrollo de la situación y si bien descartó otra recesión como la de 2020 aceptó que el impacto en las materias primas está siendo elevadísimo agudizando la inflación a nivel global para detrimento de la clase media y de los que menos tienen.
La nueva directora general de la Organización Mundial del Comercio, Ngozi Okonjo-Iweala, advirtió en Davos de la urgencia de “abrir corredores seguros para sacar los cereales” de Ucrania.
No salen granos, ni pienso, ni fertilizantes. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) alerta de una grave crisis alimentaria que durará años y que impactará en los países más castigados por décadas.
Hace unos días, Mario Draghi, primer ministro de Italia, habló vía telefónica con Putin para mediar a fin de que pueda desbloquearse el tránsito de los barcos y que salgan todas las exportaciones que el mundo espera.
“El propósito era preguntarle si se podía hacer algo para liberar el cereal que actualmente está almacenado en Ucrania, porque la crisis alimentaria que se avecina y que en algunos países africanos ya está presente tendrá proporciones gigantescas y terribles consecuencias humanitarias”, reveló Draghi ante los medios de comunicación.
Putin le dejó entrever que la única vía para el restablecimiento del suministro de esos barcos varados es el levantamiento de las sanciones y le recordó que los puertos están minados.
En España, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, también vaticinó una grave crisis alimentaria con consecuencias funestas en la población de varios países. El país ibérico depende un 42% del cereal ucranio y es el principal comprador de su aceite de girasol. De hecho, en los supermercados españoles se aprecia ya cierta escasez del mismo y el consumidor ibérico se ha lanzado a compras de pánico acumulando aceite de girasol al por mayor.
Las puertas del infierno podrían abrirse en cualquier momento: desde Bruselas, la UE analiza enviar una misión de barcos liberadora de los cargueros ucranios abastecidos con los insumos.
PARA TOMAR EN CUENTA:
¿Por qué Ucrania puede provocar una aguda crisis alimentaria global de manera directa e indirecta? Se trata del país europeo con más superficie cultivable y el segundo a nivel mundial con un porcentaje del 56% y es conocido como el granero de Europa por ser líder en la producción y exportación de maíz, de cebada y de girasol. Nada más es el primer exportador de girasol y aceite de girasol del mundo; el segundo productor global de cebada y el cuarto exportador de ésta.
Ucrania es el tercer productor de maíz del mundo y el cuarto exportador; el quinto de centeno y el cuarto productor de patatas; el quinto en la venta de trigo y de otros insumos relevantes como el huevo, el queso y la miel.
@claudialunapale