Cumbre

0
481

Pocos recuerdan que es la novena edición de la Cumbre de las Américas que inició en la ciudad de Miami en 1994 con el propósito de reforzar la comunicación y unidad del bloque occidental. Joe Biden en esta ocasión ha sido acusado de generar  un desencuentro diplomático en la región por no considerar a Cuba, Venezuela y Nicaragua y despertar el enfado de México.

Muchos afirman es una Cumbre coja. Sin embargo se olvidan los antecedentes que obligan a tomar estas decisiones. Existe un Foro de São Paulo que de manera subterránea pretende bombardear las democracias de países soberanos para imponer doctrinas comunistas y sistemas dictatoriales.

Chávez y Maduro han sido constantemente promotores de la violencia contra el “Imperialismo” consolidado por Estados Unidos. Carentes de argumentos se han guiado por la estridencia de calificativos e insultos baratos. Incluso, no hay que olvidar, a Vicente Fox como presidente de México, lo calificaron de “cachorro del imperio”.

Estos dos personajes junto con Evo Morales han sido señalados consistentemente de favorecer al narcotráfico junto con Cuba para fortalecer sus movimientos. Nicaragua no está ajeno a la promoción de guerrillas para desestabilizar a la región.

Con esta adrenalina resulta imposible que  estos los países participen o alienten  políticas que favorezcan proyectos comunes  en la masa continental para atender la problemática de la extrema pobreza, las tragedias por fenómenos naturales, la violencia y el narcotráfico, y algo muy importante que no se observa en esos países, el respeto a los derechos humanos, a la libertad, a la expresión y manifestación.

Todos debemos rechazar la exclusión o rechazo a quien sea, pero Venezuela, Cuba y Nicaragua por ellos mismos se han desprendido de un ejercicio que los vincule a un bien colectivo.

Ahí está Cuba qué para sostener una revolución se alió con la Unión Soviética para prestar su suelo como satélite nuclear contra los Estados Unidos. He escrito sobre el excanciller cubano Roberto Robaina expulsado del partido comunista y del gobierno de Fidel Castro porque fue descubierto en las más nocivas tareas de lesa humanidad, hay que asomarse a los registros.

Aquí mismo en México, el gobierno federal por décadas no se ha atrevido a recuperar los recintos universitarios (el auditorio Justo Sierra como pieza clave) de células radicales y bolivarianas. Videograbaciones y documentos demuestran la injerencia de extranjeros en el campus universitario y en los movimientos callejeros más violentos en la CDMX.

Lamentablemente un país como México no tiene la estatura moral para interceder por otras naciones cuando no ha podido detener la corrupción, violación a las leyes, asesinatos, feminicidios y nexos con el crimen organizado en nuestro territorio y más aún cuando los niveles de extrema pobreza obligan a millones de mexicanos a establecerse justo en suelo estadounidense por carecer de los más mínimos satisfactores.

México en tiempos pasados era ejemplo mundial por la defensa de las libertades, del respeto a los derechos humanos, por buscar la intermediación a conflictos entre pueblos, a demandar el fin del terrorismo en todas sus formas y de la opresión y de la esclavitud y de la censura. Siempre reprobó y rechazó los golpes militares y a las tiranías.

Nunca se sumó a escándalos intervencionistas. Hoy parece lo contrario. Abandona el interés por el rescate al medio ambiente, ataca a España,

El Vaticano y a Austria por la conquista, los califica de invasores y saboteadores. Insulta a los panameños, pretende desaparecer a la OEA, da la espalda a Davos e intenta condicionar una Cumbre, de la cual no es anfitrión, por naciones que han quebrado el equilibrio continental. Biden ha sido cauto en el manejo de la invasión de Rusia a Ucrania. Las sanciones económicas y políticas contra el régimen de Putin fueron casi unánimes. México no se unió, reto, desafió y permitió incluso que uno de sus partidos satélites (el PT) exclamara su amistad con el líder ruso. Otro quiebre en la pretendida armonía continental.

Biden ha determinado que la vicepresidenta Kamala Harris mantenga la relación bilateral con México y América Central. Y los temas centrales han sido la seguridad nacional y los flujos migratorios pero también ha sido cuidadosa en observar la creciente corrupción.

Venezuela por ejemplo fue increíblemente aliada de personajes como Hussein y Kadafi ambos fortaleciendo el comercio negro de armas químicas letales, veamos cómo acabaron estos personajes. Venezuela por determinación propia ha invertido enormes cantidades de dinero no para acabar con la pobreza sino para comprar armamento chino.

Y en geopolítica hay quien afirma que la intención de aislar a Norteamérica (México, Estados Unidos y Canadá) es establecer un anillo que inicia en Rusia, pasa por Cuba, va por Venezuela y Nicaragua y concluye en China.

Y no hay que olvidar que las plataformas marinas de Pemex en el Golfo de México representan un apetitoso manjar. Por cierto en la cancillería mexicana y en Palacio Nacional deberían de saber la diferencia entre embargo y bloqueo para presentarse con sus demandas en tribunas internacionales.

Lo mismo ocurre en sus comunicados cuando confunden reprobar con rechazar, digo son pronunciamientos que en materia diplomática significan y mucho.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense

@cramospadilla