Diego Martín Velázquez Caballero
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México está pagando un elevado costo por mantenerse bajo la tutela del lopezobradorismo, más ortodoxo, cuya égida resulta estricta y a veces radical. Evitar la necesaria autonomía que requiere una probable candidatura de su persona a la presidencia, con todo y la insoportable disciplina militante, ha sido reflejo de la actitud madura de Sheinbaum para reunir el apoyo del lopezobradorismo puro y los círculos internos de la jerarquía. Con todo, la gobernadora de la CDMX es el referente de la líder con mayor capacidad estructural para establecer una alianza ganadora con diferentes tendencias dentro del Movimiento de Regeneración Nacional rumbo al 2024.
Si bien no puede negarse el empoderamiento femenino en el reclutamiento de los representantes públicos de la política nacional, a pesar de que se está consolidando una paridad y equidad en la competencia legislativa, estatal y nacional; aun hacen falta varios elementos. Sheinbaum se ubica como la única mujer que cuenta con posibilidades serias de ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo, al obtener la candidatura presidencial de MORENA.
La perpetua violencia hacia las mujeres en México, la inseguridad y la pobreza son temáticas que exigen una candidatura femenina hacia el proyecto de nación de MORENA en 2024; sin mujeres no se concibe una Cuarta Transformación y, probablemente, una candidata a la presidencia de la república es el sine qua non del lopezobradorismo.
Atendiendo a la trayectoria de las elecciones mexicanas, los liderazgos femeninos se han descartado en la competencia presidencial de los partidos opositores a MORENA, se han debilitado o desvanecido por la polarización interna, aunada a la incapacidad de enfrentar el proyecto de la Cuarta Transformación en los hechos. En MORENA, esta inercia se ha inhibido y Sheinbaum continúa por encima de la competencia intrapartidista. Una candidata de MORENA a la presidencia de la república no es una fantasía sino parte estructural del necesario asalto al poder para incitar una ruptura histórica. En este contexto, la candidatura presidencial de Sheinbaum representa una afrenta verdadera al régimen patriarcal neoliberal del PRIANRD.
Sheinbaum ha desarrollado un importante trabajo en la CDMX; la tarea ha resultado complicada por el tiempo que gobernó la izquierda y los impactos negativos de las últimas administraciones, pero no puede negarse que Claudia Sheinbaum ha tenido un gobierno auténtico con perspectiva de género y miles de posibilidades verdaderas para las mujeres, así como para diversos sectores progresistas.
Resulta indescifrable en qué momento Sheimbaum debe emanciparse del lopezobradorismo y construir su perfil; quizá eso no ocurra y no haya vuelta atrás en reconocer que Claudia representa, de la mejor manera, el proyecto de la Cuarta Transformación en su mejor faceta.